Hace tiempo les compartí en una opinión como esta, mi postura ante el acelerado crecimiento económico del puerto de manzanillo, y decía yo que no se corresponde con el desarrollo social. Y con la situación que acontece en nuestro municipio, confirmo mi postura, y con mucho respeto quiero compartirles por qué lo creo así.
Desde hace algunos años, el puerto de Manzanillo ha tenido una evolución importante en el tema económico, a partir de que se amplió y mejoró la infraestructura con inversiones millonarias en el puerto interior, el movimiento de la carga contenerizada ha sido mayor, y con ello la derrama económica. Hemos visto cómo nuestro puerto se ha convertido en uno de los puertos más importantes del país. Sin embargo, de esa ingente cantidad de dinero que se produce aquí, es evidente que muy poco sirve para mejorar las condiciones de nuestro bello puerto, el que existe fuera de las fronteras que resguardan toda la mercancía que se lleva y trae.
Y eso se puede notar con un simple recorrido por nuestro municipio: una entrada con infraestructura vial insuficiente, calles y avenidas principales con falta de mantenimiento, con hoyos por todos lados, por falta de planeación, como la avenida Elías Zamora Verduzco. El boulevard Miguel de la Madrid, que solo está arreglado en la parte turística, pero por la zona habitacional, donde se ubican las colonias de Tapeixtles, la 16 de septiembre, Bellavista, Las Joyas, Banco Ejidal y San Pedrito, siempre en tiempos de lluvias inevitablemente sufren inundaciones de moderadas a graves. El libramiento Manzanillo - Cihuatlán carece de iluminación, y mantenimiento constante, y es cada vez más, escenario de graves accidentes que han causado muchas muertes. De la carretera Manzanillo - Minatitlán, ya saben ustedes el infierno que representa para todos los que deben circular por esa única carretera para llegar a la zona alta del municipio a las comunidades de Jalipa, Punta de agua, Puertecito de lajas, Canoas, y otras más. Y en la zona norte de la ciudad, para donde se ha extendido el desarrollo habitacional más grande y habitan aproximadamente 20 mil personas, y donde recientemente, después de muchos años sin ningún tipo de mantenimiento, el gobierno estatal invirtió 7 millones de pesos, la carretera volvió a quedar en malas condiciones, pues el temporal de lluvias ha ocasionado los desperfectos que todos conocemos. Y si circulamos por el interior de algunas colonias nos daremos cuenta que hay problemas que tienen años sin resolverse, como el del canal de Santiago, que está lleno de tierra, lodo, y baches, y no se repara.
Aquí se nota, y mucho, cuál es el verdadero interés de nuestros gobernantes, por un lado, generando todas las condiciones para que el puerto siga prosperando gracias al empeño y sacrificio de los trabajadores y por el otro lado, una ciudad cada vez más congestionada, con obras e inversiones que a la primera lluvia se van a volver a destruir, como pasó en estos días con el fenómeno natural, llamado “Lidia”. Si a de ser para trabajar, hasta mandan a traer a los jornaleros en camiones y carros exclusivos, pero en el momento en que el jornalero sale de turno y se convierte en ciudadano, es totalmente abandonado a su suerte. No le garantizan la seguridad, es decir que todo el tiempo esta en riesgo su vida; no le garantizan la salud, pues en nuestros hospitales hay que ir casi muriéndose para ser atendido, no le garantizan educación de calidad para él o sus hijos y familia, pues todos sabemos lo mal que andamos en ese tema.
Ni ser el mejor y más productivo puerto, nos alcanza para que, en Manzanillo, haya mínimamente la infraestructura pública óptima para circular por las calles y avenidas con seguridad, mucho menos para destinar un recurso suficiente para todas las veces que seremos víctimas de los fenómenos naturales como temblores, terremotos, tormentas y huracanes. Pues a cuatro días de que tocó tierra el huracán Lidia, en el territorio Jalisciense muy cercano a Manzanillo, aún hay gente que no ha podido recuperar la normalidad y salir a trabajar a ganarse la vida, como se la gana; como nuestros compañeros habitantes de la comunidad del Charco que viven del campo, mismo que fue afectado, y hasta el momento ninguna autoridad los ha visitado, mucho menos les han enviado algún tipo de apoyo.
Urge que, en Manzanillo, tengamos un gobierno más eficiente con los recursos, que reparta mejor, que destine recursos para las obras que son para el beneficio del pueblo, pero cuando se necesitan, no cuando se les antoje. Un gobierno más humanista, más solidario, pero sobre todo más incluyente. Pues hasta ahora, hemos visto cómo solo son atendidos y beneficiados aquellos que “comulgan” con el proyecto Morenista, y para los que tenemos alguna opinión distinta, pero también propuestas nuevas, ni siquiera se nos abre la puerta, no se nos escucha, a pesar de que es nuestro derecho. Esa actitud reprobable, aquí y en China, es discriminatoria, y no deberíamos tolerar gobiernos con esa actitud. Ojalá podamos reflexionarlo y en próximas elecciones, usar mejor nuestro voto.
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