De acuerdo con información dada a conocer recientemente por Domingo Bautista Duran, vocal del Registro Federal Electoral de la Junta Local Ejecutiva, del Instituto Nacional Electoral (INE), actualmente en el estado de Querétaro hay en la lista nominal un millon 886 mil 714 registros, lo que significa que serán quienes elijan a los candidatos a ocupar los puestos de senadores de la república por el estado, diputados federales de cinco distritos electorales, así como 25 diputados locales y 18 presidentes municipales.
Pero a escasos cinco meses de la elección del 2 de junio de 2024, la alianza Juntos Hacemos Historia, integrada por Morena, Partido Verde y PT, y la coalición Va por México, conformada por PRI, PAN y PRD aún no definen a todos sus candidatos; siguen en la puja por colocar a quienes consideran que pueden ser los elementos más competitivos en el negocio de la política.
En los jaloneos y negociaciones internas en cada alianza y en cada partido, hay una encarnizada lucha de todos contra todos por salir ganadores. Todos alegan tener más derechos para ser los candidatos, con argumentos como “ser los fundadores del partido en el estado”, de contar “con un mayor número de simpatizantes”, o simplemente de “tener mejores palancas con los políticos de “arriba” y tener suficiente dinero para financiar su campaña política.
Esto se hace más evidente en la alianza Juntos Hacemos Historia, motivo por el que aún no se han acordado los nombres de sus candidatos, mientras que en la coalición integrada por el PRI, PAN y PRD, no sin dificultades, cuando menos ya decidieron quiénes serán sus (pre) candidatos a ocupar las curules en el senado, como lo hicieron con la ex-Secretaria de Gobierno del estado, Guadalupe Murguía, el ex-Secretario de Sedesoq, Agustín Dorantes, o Roberto Sosa como candidato a Diputado Federal, etcétera.
Además de su visión poco social, se aprecia desde lejos una actitud mercantilista del poder, que ha generado el alejamiento entre la ciudadanía y los políticos de Acción Nacional.
Tales nominaciones, según se ve, han dejado bastantes resentimientos entre correligionarios de su propio partido, como en el caso de los simpatizantes de Luis Bernardo Nava Guerrero, para muchos, candidato natural por su desempeño como presidente municipal de la capital del estado y ubicado, según algunas encuestas, como uno de los alcaldes mejor calificados a nivel nacional.
Pero bueno, esta es una competencia de fuerza y estrategias, y seguramente las mediciones de ambas coaliciones, en el porcentaje de aceptación entre los queretanos los hace tomar decisiones para alcanzar el triunfo de cada una de las posiciones en juego que, sin duda, serán determinantes para la elección de 2027 en el estado.
De lo que tampoco hay duda es que en el gobierno las cosas no se están haciendo bien. Además de su dogmatismo y sus fobias hacia las clases pobres y organizaciones sociales que no sean las suyas; además de su visión poco social, se aprecia desde lejos una actitud netamente mercantilista del poder, que a escasos dos años ha generado —junto con el desgaste natural, resultado de mantener el poder en los últimos sexenios— el alejamiento entre la ciudadanía y los políticos emanados de Acción Nacional.
Ciertamente, según los indicadores económicos presentados el pasado 14 de diciembre por el Observatorio Económico, México ¿cómo Vamos?, integrado por expertos en economía y políticas públicas, nuestro estado, Querétaro, ocupa el segundo lugar nacional en crecimiento económico durante los primeros tres trimestres del año; sólo después de la Ciudad de México y seguido por Baja California. Son considerados los tres estados del año y eso está muy bien, pero la producción de riqueza no es sinónimo de distribución y bienestar de la población.
Se socializa el trabajo pero la riqueza, como el poder, se concentra en unas cuantas manos. Por ello es necesario un gobierno sensible a las necesidades de los queretanos; ojalá les alcance. Es un “aguas”.
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