MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Poesía, arte y pobreza

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En mis primeros acercamientos al Movimiento Antorchista, que, para aquella época a inicios del siglo actual, ya promovía el deporte y la cultura como pilares fundamentales para despertar la conciencia de las clases trabajadoras de nuestro país. Se dice que la literatura y el arte son el reflejo de la economía de la sociedad, que las mejores épocas culturales y avances científicos están relacionados intrínsecamente con la economía, hay una bonanza que permite que se destine recursos humanos y económicos para el desarrollo de estas ramas.

En ocasiones, el auge de un movimiento cultural es el preludio del nacimiento de una nueva era para la humanidad tal y como se recuerda la ilustración o el renacimiento. Para crear algo nuevo se necesita crear al hombre nuevo que, necesariamente, surge de una sociedad que se está pudriendo, que huele mal, y no sólo en México.

En mi primer acercamiento a la poesía, uno de los poemas que más me llamó la atención fue: Oda a la pobreza, del autor chileno Ricardo Elicier Neftalí Reyes Basoalto, mejor conocido como Pablo Neruda, el mismo que escribió “me gusta cuando callas porque estás como ausente, y me oyes desde lejos y mi voz no te toca”… o  también “aire, no te vendas, no dejes que te entuben”… y “aunque este sea el último dolor que ella me causa, y estos sean los últimos versos que yo le escribo”.

Pues bien, surge en mi memoria borrosa, ante el último informe del Coneval, que afirma que, de 2018 a 2020, aumentó el número de pobres en nuestro país en 3.8 millones y la pobreza extrema tuvo un aumento de 2.1 millones. Es decir 55.7 millones de personas viven en pobreza y 10.8 millones en pobreza extrema.

Pues bien, en la primera parte del poema Oda a la Pobreza, conocemos toda la historia del poeta, de la pobreza que los seguía por todas partes: nació en una casa de madera, que dejaba pasar todo el frío del invierno, el techo estaba lleno de goteras, sin leche, sin comida, sin zapatos; sobrevivió  y en su adolescencia se vio forzado a rentar un cuarto pequeño, con la cama y las sillas rotas. Vivió el amor no de la forma romántica como la promueven los medios.

Siendo soldado, enfermo, en la paz, en la guerra, ahí estaba la pobreza. No había doctor, fue desalojado y sus pocos muebles fueron tirados a la calle (por no pagar la renta); sí, muchos se hacían, se hacen ricos aprovechándose de tu pobreza (Elektra y Monte de Piedad) …y siguen recogiendo el último plato del pobre, haciéndolo diadema. Al momento de escribir este poema, tal vez el poeta veía las calles de Chile, si viera las calles de Monterrey, seguramente no cambiaría ni una coma… cuántos hombres y mujeres han pasado y siguen pasando el mismo calvario en su lucha por salir adelante.

Los siguientes versos parecen calcados de México:

Otros poetas

antaño te llamaron

santa,

veneraron tu capa,

se alimentaron de humo

y desaparecieron       

Hay quién dice que los poetas, en realidad son profetas; quién podría imaginar que un hombre que declaró primero los pobres, sería el primero en aumentar su número. Santifica la pobreza que nos resignemos a ello y trae a San Francisco como ejemplo de humildad y pobreza … e igual que en el poema se alimentan de humo y quieren engañar a la gente con lo mismo y de la misma manera, desaparecerán…

Los esclavos cantaban para no sentir las cadenas, mientras se preparaban para romperlas y eso  quiere Antorcha, romper las cadenas de raíz, las cadenas actuales, precisamente por ser modernas, son invisibles y el papel del arte es, precisamente, decirle a la gente dónde están estos modernos grilletes, una vez que hemos comprendido y vemos que la pobreza sigue campante por el mundo, nos hemos dado a la tarea de luchar contra la pobreza, por crear un mundo mejor

Donde vayas,

Pobreza,

Mi canto

Está cantando,

Mi vida está viviendo,

Mi sangre

Está luchando

Derrotaré tus pálidas banderas

En donde se levanten

Quizá sea repetitivo, quizá este poema aún no lo conozcan mucho, pero eso quiere Antorcha, un pueblo que tome conciencia de su realidad y que luche por cambiarlo, y que salgan de su pobreza, no sólo en alimentación sino también en el alimento espiritual… sí, como dijo un poeta, de cuyo nombre no me acuerdo…si tuviera hambre y estuviera desvalido, pediría medio pan y un libro. El llamado, nuevamente a ello, con la Primera Jornada Nacional de Declamación que se llevará a cabo el 25 de febrero en todo el país.

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