MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Partidocracia y la alianza electoral, nada nuevo para el pueblo

image

Dígase lo que se diga, no cabe duda de que la democracia, tal como la concebimos por sus orígenes, en la actualidad está seriamente amenazada. Bajo la partidocracia, ya la verdadera voluntad popular era un mero trámite para hacerse con el poder político de una nación o de un estado, pero ahora, con las alianzas electorales de los partidos oficiales, el voto ciudadano parece ser una mera mercancía de moda o moneda de cambio electoral. En las alianzas o coaliciones, los partidos políticos se suponen dueños de una determinada voluntad popular, misma que ofrecen por adelantado, pero como condición, para reclamar después una parte del poder político para su usufructo y disfrute.

La Real Academia Española define el neologismo partidocracia, como: "una situación en la que se produce un abuso del poder de los partidos&rdquo, y, dado que esto, por lo menos en el México contemporáneo que conocemos hoy, ya lo experimentamos sobradamente y con creces, no cabe duda de que, las modernas alianzas partidistas, dado que no son otra cosa sino la suma de los mismos partidos hijos de la partidocracia, no pueden ser nada nuevo ni mejor más que lo mismo, es decir, un abuso del poder, solo que ahora sobradamente magnificado. No cabe duda pues, nuestra democracia se agota.

Pero, si alguna duda cabe acerca de la magnificación del abuso de poder, a que me refiero con las alianzas de los partidos tradicionales, solo echemos un vistazo, a manera de ejemplo, a la opinión de Antonio García-Trevijano Forte, destacado jurista y político español fallecido en 2018, opositor al sistema de partidos en España, mismo al que se refirió en sus obras, como "oligarquía de partidos estatales” o "partidocracia”. Así escribió García-Trevijano: "en las Constituciones del Estado de Partidos no hay un solo concepto que responda a la realidad. La soberanía no está en la Nación, el Parlamento o el Pueblo, sino en el Estado. La representación política de la sociedad no existe en el sistema de elección proporcional. Por fidelidad de partido, la reacción anticipada del elector es imposible. No hay separación entre Poder Legislativo y ejecutivo, ni existe poder judicial independiente. De hecho, se ha suprimido el debate parlamentario previo a la aprobación de las leyes. Ha desaparecido la responsabilidad política no vinculada a la judicial. No hay control del gobierno en comisiones parlamentarias con mayoría del partido gobernante. No existe libertad de voto del diputado bajo mandato imperativo de su partido. La iniciativa legislativa está en manos de grandes empresas privadas. No hay lealtad al público en el funcionariado, ni garantía institucional de la financiación de los derechos sociales” (Teoría pura de la República, Ed. El buey mudo, 2010).

 kk

Y bien, ¿encuentra usted aqu&iacute, amigo lector, algún parecido con la realidad política del sistema de partidos que vivimos en México? Yo sí. Pero ahora imaginemos el panorama de lo que será nuestro país, cuando el poder de las alianzas partidistas asiente sus reales por todo el territorio nacional. Porque, aquí tampoco hay duda, cuando los partidos políticos tradicionales, vieron agotada ya y en peligro su desgastada imagen, por la corrupción y el autoritarismos que les corroían las entrañas, se asieron hábilmente a la partidocracia, como una forma de existencia que les garantizara impunidad para abusar del poder; pero, agotada también esta forma por la desmedida ambición concomitante de los partidos tradicionales, vemos que mudan ahora a las alianzas electorales, procurándose lo mismo: la impunidad que necesitan para hacer con el voto ciudadano y con el poder, lo que a su interés desmedido convenga, y disfrutar con ello de las mieles presupuestales in saecula saeculorum.

Pero como ya vemos hoy, en vísperas del próximo proceso electoral del año entrante, las alianzas de los partidos políticos van, y aquí nadie, o casi nadie, se exime de tales amasiatos políticos electorales, así sean estos los engendros más informes y disímbolos en cuanto a términos ideológicos se refiere. Es así como vemos ahora, ya sin pudor ni tapujo alguno, a Morena coaligado al Panal, al PAN aliándose al PRI y al PRD, pero también, como en el caso de Colima, al partido Verde coligarse al PT. Pero, ¿y los principios ideológicos fundamentales que dan esencia a cada partido? Nada, aquí ya no importa nada. Ha comenzado la orgía electoral más impúdica y desenfrenada de la historia de nuestro país, y estar dentro de ella, en el momento adecuado, es ahora lo único que importa a los partidos políticos.

Y, sin embargo, tenemos que votar. El próximo 6 de junio de 2021, los mexicanos debemos enfrentar una disyuntiva fatal: o votar por los partidos y la alianza PRI-PAN-PRD, que pretenden, para equilibrio de los poderes, quitar al presidente el control casi total del Congreso de la Unión, pero con el riesgo del abuso de poder que ya les conocimos en el pasado, o por el contrario, votar por las alianzas comandadas por Morena, que pretenden dar al presidente el poder casi absoluto de la nación, con los terribles resultado que también ya conocemos. Y no hay más. Estamos ahora entonces, como Odiseo en sus aventuras, cuando iba ya de regreso a ítaca, después de bordear la isla de las sirenas: entre Escila y Caribdis, los dos monstruos marinos de la mitología griega, situados en orillas opuestas de un estrecho canal de agua, tan cerca uno del otro, que los marineros, intentando evitar a Caribdis terminaban en las garras de Escila o viceversa. Y aqu&iacute, no nos queda de otra que hacer lo mismo que la mítica hechicera Circe recomendó a Odiseo. En el canto XII de la Odisea de Homero, Circe aconseja a Odiseo que navegue más cerca de Escila que de Caribdis, ya que Escila devoraría a seis de sus hombres, pero su contrapartida succionaría el barco entero. Esto quiere decir que, mutatis mutandis, para nuestro caso electoral, de los dos males a elegir, escojamos siempre el menos peor. Votemos hoy, por rescatar la división de los poderes de la nación. Es un error, como ya vimos, entregar todo el poder del país a un solo hombre.

Pero el voto ciudadano nada resolver&aacute, si cada quien lo da por su cuenta y riesgo. Urge la unión de todos los mexicanos, agraviados por la acción prepotente de todos los partidos políticos, sus alianzas y coaliciones. Sólo el voto organizado y consciente del pueblo, podrá reclamar después el cumplimiento cabal de las promesas de campaña. Ya es hora de que nuestro voto mejore también las condiciones de vida de nuestras familias. Ya es hora de un cambio verdadero para todos. Nos vemos en las urnas.


  • Etiquetas:

0 Comentarios:

Dejar un Comentario

Su dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados *

TRABAJOS ESPECIALES

Ver más