En la idea de acabar con la pobreza, los humanos hemos buscado la forma de cómo lograrlo. Y en este tema se han realizado un sinnúmero de proyectos y/o programas. En el contexto mundial se habló del desarrollo de un mundo sustentable que obedece a la idea básica de satisfacer las necesidades de la sociedad actual sin comprometer la estabilidad del futuro, es decir, mantener un equilibrio «sustentable» entre las personas a fin de desarrollar estrategias en pro del bienestar del mundo. En el período de los ochenta se introdujo en la literatura ecológica la definición de sustentabilidad para hacer referencia al progreso y evolución económica de aquellos países sensibles a problemas ambientales.
En Nuevo León, estado progresista pero falto de equidad y justicia social, el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (Inegi), informa que de acuerdo a las proyecciones de población que estima el Consejo Nacional de Población (CONAPO), el número de personas que reside en la entidad asciende a 5.2 millones, que equivalen al 4.3% de la población nacional y contribuyen con el 7.4 por ciento del PIB del país, del cual la manufactura representa el 10.5 por ciento , y el 10.7 por ciento son las exportaciones no petroleras de México. Es importante subrayar que Nuevo León es el tercer estado que más contribuye al PIB nacional, por debajo de la Ciudad de México y el Estado de México.
Y ¿Qué ha pasado?, ¿Por qué no se logra un mundo justo y equitativo?, ¿Acaso no hay riqueza natural producida en Nuevo León, en nuestro país y a nivel mundial? ¿Acaso no se logra ver o palpar tal riqueza? Claro que sí, ahí está la riqueza natural (tierras de cultivo prósperas, bosques, minerales, la fauna y flora acuícola y terrestre) y artificial, producida con la materia prima y la transformación por el trabajo diario ejecutado por la fuerza de todo ser humano en condiciones normales para realizar infinidad de tareas que se traducen en inmensidad de mercancías que necesita para su sobrevivencia y su complacencia. De aquí se desprende la necesidad de hacer un análisis sobre la situación del modelo económico que rige nuestra sociedad.
En este contexto, el estado de Nuevo León no escapa, ya que está inmerso en este modelo y, como muestra de un estado próspero económicamente hablando, pero en el que esa riqueza no favorece a todos los neoloneses; está a la vista de toda la sociedad, la necesidad de trabajar diariamente sin poder abstenerse, o pena de morir de hambre y de necesidad. ¿Y qué sucede con la riqueza producida?, ¿Por qué no la disfruta el trabajador común y corriente? Es aquí en donde debiera intervenir un gobierno con verdadero arraigo por el bien de los más desprotegidos, pero simplemente no se ve. ¿Qué sigue entonces? ¿Qué procede? ¿Cuál es la solución a tal problema? Pues la solución está en que el pueblo se dé cuenta de que le hace falta entrar en acción tomando el poder político y ejecutando las medidas necesarias para un cambio, ahora sí verdadero para que se distribuya la riqueza con toda justicia proletaria, sin olvidarse nunca de la raza humana, de nuestros hermanos y, en su conjunto, ser un ejemplo de equidad. Pero esto no se logrará por arte de magia, y de ahí la necesidad imperante de estudiar la evolución que ha tenido nuestra sociedad en el tiempo, para poder entender su desarrollo socioeconómico y actuar con conocimiento de causa.
Al final, la construcción de un mundo mejor, de un México próspero y de un Nuevo León justo y equitativo que todos queremos, es tarea de todos. Y entre más pronto, mejor, ya que se trata de justicia elemental para todos los habitantes de estos lugares que sufren y sienten la inclemencia de un sistema insensible ante las necesidades básicas para vivir dignamente; y donde es claro que se puede comer sananamente, curarse con excelencia, vivir dignamente y recrearse para un desarrollo integral.
Insistimos: el Movimiento Antorchista Nacional, en comunión con la masa de los mexicanos sufrientes, y con estudios precisos del desarrollo social, tiene claros los pasos a seguir, y es por eso que se ha fortalecido, contra de todo pronóstico, al interior de sus filas, con cuadros científicos bien preparados, en las mejores universidades del mundo para enfrentar y desarrollar el reto de un cambio de modelo económico que beneficie a toda la masa productora de la riqueza existente en el planeta tierra.
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