MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

¡Pañuelos blancos!

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No es la primera vez que una nación echa mano de colocar letreros y pañuelos blancos afuera de sus casas como otra forma de manifestar su inconformidad hacia el gobierno que los rige, en México, las clases pobres representadas por Antorcha Nacional, que dirige Aquiles Córdova Morán, han adoptado esa medida para hacerse escuchar en medio de la pandemia mundial por el coronavirus.

En los diversos municipios de Coahuila, los antorchistas hacen lo mismo, urgiendo al gobierno de López Obrador a implementar un plan nacional alimenticio para quienes no cuentan con recursos suficientes como para cumplir cabalmente la recomendación de quedarse en casa. En todos los rincones del país, las familias empobrecidas, han colocado mantas y pancartas en las bardas de sus hogares, en los jacales y casitas hechas con lámina y cartón, allá en las comunidades ejidales y barriadas, con leyendas que piden comida, porque de lo contrario tienen que salir a trabajar de lo que sea con tal de que sus esposas e hijos tengan alimentos en sus mesas.

De esa forma se exponen a contraer el coronavirus que amenaza diariamente a los mexicanos, pero principalmente a quienes carecen de lo más elemental para su subsistencia, que no tienen dinero para ir a un doctor, para adquirir medicamentos, en una palabra, que están desnudos frente a los estragos del covid-19. Aunado a ello, el gobierno federal de la cuarta transformación ha puesto oídos sordos al clamor de todos esos compatriotas, a pesar de saber perfectamente que tienen razón, que requieren urgentemente de una medida efectiva que les permita enfrentar a ese enemigo mortal e invisible.

López Obrador y sus colaboradores parecen vivir en otro planeta, porque en este asunto de la pandemia no han jalado parejo, prueba de ello es que los recibos por los diversos servicios como energía eléctrica, agua y otros siguen llegando puntualmente, se siguen cobrando impuestos, se cierran comercios y empresas estratégicas que desemplean a la gente. Asimismo, con la mano en la cintura se autorizan incrementos a los productos de la canasta básica, resultando inalcanzable para una familia pobre, que se limita a ver cómo lloran sus hijos por el hambre que tienen y a quedarse sin servicios cuando éstos son cortados por falta de pago.

No señores de nuestro flamante Gobierno federal, las mantas y pañuelos blancos colocados por los antorchistas y todos los pobres de México, no son para adornar sus casas, son para exigir solución a la situación que están viviendo, aunque parece que están sordos y ciegos quienes tienen en sus manos la forma de auxiliarlos. Los gobiernos estatales y municipales, así como empresarios y grupos altruistas, se han encargado de distribuir alimentos a la población, pero no es suficiente, se requiere de la intervención del gobierno federal aportando mayores recursos económicos para poder salir airosos de este problema de salud.

Porque únicamente de esa forma se podrán cumplir las recomendaciones, la gente se quedaría en sus casas y la cuarentena arrojaría menor número de afectados, de lo contrario, de seguir desoyendo el clamor de los compatriotas en desgracia, nos quedará únicamente el seguir elevando oraciones a Dios. Las medidas implementadas por las autoridades tratando de que la gente no salga de sus casas y guarde cuarentena, resultarán inútiles cuando la población se vea obligada a salir de sus hogares para conseguir comida. De maldita cosa servirá aplicar cuantiosas multas, sobretodo porque si la gente no tiene para comprar un kilo de tortillas menos tendrá para cubrir sanciones económicas.

Y si a "chaleco" se quiere obligar al pueblo a morirse de hambre, hay que anunciar entonces un estallido social de grandes dimensiones que ni López Obrador con toda y su cuarta transformación podrá frenar.

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