MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Otro año de desastre de la Cuarta Transformación

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Recién terminó un año más en el ciclo de la Cuarta Transformación y entra a su fase final la administración de Andrés Manuel López Obrador, presidente de México.

Los resultados de los comicios de 2018, dieron por vez primera un presidente identificado con la “izquierda”, en buena medida a consecuencia del agravio y descontento de las masas nacido principalmente del modelo económico explotador y corrupto y, en segundo lugar, de una lucha política, si así le podemos llamar a la tozudez de AMLO.

El hoy primer mandatario de la nación buscó ser presidente a lo largo de dieciocho años y finalmente logró su objetivo. La frustración por tanta corrupción que vivía la mayoría de la población y la falta de cumplimiento de las demandas sociales y económicas, así como de la violencia desatada y generalizada corrupción, prácticamente en todos los niveles de Gobierno, dieron  una oportunidad a alguien que prometía acabar con todos los males socioeconómicos, principalmente la corrupción.

Las políticas sociales y económicas de corte neoliberal instauradas por gobiernos federales de 1983 a 2018 favorecieron sobre todo al capital financiero y a sectores empresariales específicos, sin que la mayoría de la población se viera beneficiada verdaderamente en su conjunto, cosa que sigue pasando hasta 2024. Los empresarios mexicanos ricos, hoy son doblemente ricos. 

El actual Gobierno está atrapado en un callejón sin salida al querer mantener “tranquilos” a los mercados, buscando el equilibrio fiscal a ultranza sin reformas fiscales que le permitirían recaudar más impuestos de los que más tienen, y por esta vía estar obligado a cumplir sus promesas de mejorar las condiciones de vida de la clase trabajadora y la población en general.

Para colmo de males, hasta la fecha México ha sido un laboratorio de reformas neoliberales, tanto en el ámbito económico como en el social. Los resultados ahí están y son un desastre.

Nuestro país tiene en la actualidad niveles de pobreza y desigualdad mayores que en 1977. Se promovieron reformas neoliberales radicales que, entre otras cosas, se tradujeron en una subordinación del Gobierno a los intereses de las empresas transnacionales y nacionales, y de los organismos financieros internacionales.

Las reformas mantuvieron estancado el mercado interno al reprimir los salarios como ancla de la inflación; como ventaja competitiva para atraer la inversión extranjera y aumentar las exportaciones. Estas deberían convertirse, según el modelo económico de desarrollo, en el motor de la economía y generar más empleos. 

Tales premisas no se cumplieron; imposible cumplirlas cuando la clase capitalista busca ganar más con menos. 

Hasta la fecha, México ha sido un laboratorio de reformas neoliberales, tanto en lo económico como en lo social, y tiene niveles de pobreza y desigualdad mayores que en 1977.

La capacidad del Estado para obtener ingresos tributarios y por derecho no fue fortalecida y mucho menos ejecutada, lo que condujo a una reducción en la inversión pública en infraestructura para el desarrollo, en educación, salud y servicios sociales en general.

De igual manera, la eliminación de los subsidios a los alimentos básicos y al transporte, así como el aumento de tarifas en servicios básicos como electricidad, gas y agua han deteriorado el poder adquisitivo de grandes sectores proletarios de la población.

El actual gobierno morenista no ha mostrado nada diferente; siguen vigentes los principios de libre mercado, salvo excepciones como con los precios de garantía en los cultivos básicos; garantía inexistente porque no hay producción del campesino pobre.

Al mismo tiempo que dice haber iniciado una transformación, hay una desordenada política social, para muestra un botón: el inoperante Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), y además se acabó con el sistema de salud del seguro popular.

Se ha pasado drásticamente de una política social basada en transferencias monetarias focalizadas y condicionadas a la pobreza extrema, sobre todo en lo rural; a programas sociales de transferencias para grupos específicos como jóvenes, adultos mayores y campesinos.

Pero mientras se amplió y se hizo universal el programa de la Pensión para Adultos Mayores de la Ciudad de México a todo el país, los otros proyectos más relevantes en materia de transferencias monetarias no son universales, y se asocian con la doctrina de “te ayudo si trabajas”, en lugar de la de “te ayudo si lo necesitas”, al imponer como condición para recibir los beneficios participar en el mercado laboral o capacitarse, como ocurre con el programa Jóvenes Construyendo Futuro, o bien, para la población del medio rural, a través de la producción agrícola y forestal (Sembrando Vida). 

Lo que se necesita es que todo ser humano en edad de trabajar tenga dónde trabajar, reciba un salario que le permita abastecerse de lo necesario y pueda vivir dignamente.

Al eliminarse los componentes alimentarios y de salud del Prospera, la focalización en hogares con pobreza extrema se redujo a aquellos que tienen hijos inscritos en escuelas públicas, mediante las Becas Benito Juárez, pero no a todos los estudiantes de educación media superior.

Finalmente, el programa Jóvenes Escribiendo el Futuro es minimizado, ya que se enfoca en normales y escuelas interculturales, Agraria Chapingo y del sistema Benito Juárez.

La situación social y económica se agrava cuando el Gobierno de la Cuarta Transformación promueve una concepción de ciudadanía con pobreza, lo cual contradice el concepto mismo de ciudadanía social.

El proyecto de una nación próspera, productiva y distributiva, necesita de una política nacionalista en primer lugar. Hace falta una verdadera educación, organización y politización, en una idea colectiva social y económica; mejores condiciones en el diario vivir; un mundo proletario justo y equitativo, donde no existan excesos, conservando el equilibrio entre lo que se necesita y lo que se produce. 

La clase proletaria debe pasar a la acción y por tanto tomar el poder político de la nación para realizar tal proeza, con toda la población mexicana de su lado. La vanguardia antorchista sabe y debe hacerlo por todo mexicano bien nacido. 

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