Cómo activistas sociales de una organización que cuenta con 48 años de existencia en los 32 estados del país, el Movimiento Antorchista Nacional, nos ha tocado ver diferentes formas de gobiernos municipales, estatales y federales, de los partidos políticos existentes y otros que han perdido el registro por no alcanzar la cantidad de votos requeridos para su permanencia.
Todos los ciudadanos tenemos la obligación de evaluar a cada servidor público, debemos volvernos partícipes de las decisiones de nuestros gobernantes en turno, proponer, aportar ideas y, por qué no, con argumentos objetivos criticar las decisiones mal tomadas, con el único propósito de combatir el rezago social de colonias y comunidades, que, queramos o no, nos afecta directa o indirectamente. El enemigo a vencer de cada gobierno tiene que ser, indiscutiblemente, la pobreza, madre de todos los males sociales. Aquí en nuestro municipio, Los Cabos, claramente podemos apreciar los antagonismos de clase, zonas privadas donde no carecen de ningún servicio básico y colonias con graves problemas donde mal viven miles de trabajadores que venden su fuerza de trabajo para que el desarrollo económico no se detenga.
Ante este panorama tan complejo, es imposible pensar que una administración municipal, por muy buenas decisiones que tome, logre resolver todos los problemas que día a día le golpean el rostro a cada familia humilde, en este municipio y en todo el país se requiere un cambio más profundo, por lo antes mencionado, es de vital importancia, que la administración municipal que encabeza el alcalde Oscar Leggs Castro, exija a todos los funcionarios de primer nivel, ser consecuentes entre el decir y hacer.
Los llamados a misa han sido varios y algunos funcionarios no conocen o ya se les olvidó que es necesario marchar todos hacia el mismo objetivo, y de la mano con el pueblo, para reducir de manera paulatina la brecha entre la opulencia y la miseria, sin embargo, eso sólo se puede conseguir invirtiendo más recursos en agua potable, drenaje, salud, alumbrado público, pavimentación de calles, obras de electrificación, apoyo a la educación, mayor inversión a la vivienda, programas para impulsar el deporte y la cultura, etcétera.
El reto es grande, pero no imposible, el pueblo es generoso y estoy seguro que sabrá reconocer y respaldar los proyectos venideros.
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