Ya no hay duda.Cuando menos en el ámbito local, que es de lo que me consta, la mayoría de los analistas que están al servicio de los dueños del poder y del dinero, ya comenzaron a filtrar la idea de que el gran culpable de la acelerada proliferación de la pandemia, es el pueblo.Nada más nefasto, pero a la vez, nada más útil y necesario para poner a resguardo la responsabilidad de los verdaderos culpables de la catástrofe: los gobiernos y sus padrinos.
Y era de esperarse.En una sociedad como la nuestra, tan profundamente dividida en clases sociales, las ideas predominantes, como ya lo dijera un gran pensador, serán siempre impuestas por las clases dominantes.Días antes de la gran revolución de octubre de 1917, cuando la Rusia de aquel entonces se debatía entre las dos garantes tendencias clasistas que se disputaban el control de ese país, se puso de manifiesto evidente la batalla entre los dos tipos de intereses económicos que yacían en el fondo de esa revolución social: los intereses de la clase trabajadora y los intereses de los grandes emporios económicos y sus representantes.Trotski, el autor de la Historia de la Revolución rusa lo dijo así: "Así, poniendo al desnudo una contradicción social tras otra, la revolución no tardó en llegar a la más importante de todas: a la contradicción que mediaba entre el carácter social de la producción y la propiedad privada de sus instrumentos y sus recursos." Y a poco que se le piense en esto tampoco hay duda.Es imposible no ver al pueblo trabajador en el carácter social de la producción, como tampoco lo es, no ver al empresario, comerciante o al industrial, tras de la propiedad privada de los instrumentos y sus recursos.
Es por esto que yo sostengo, que en fenómenos sociales tan trascendentales como la pandemia y sus consecuencias que hoy nos azotan, también veremos en acción la lucha de las dos grandes clases sociales y sus representantes, es decir, de los grandes dueños de los medios de producción, por un lado, y los trabajadores, por el otro.Aquí, por tanto, en resguardo de los intereses de clase, al buscarse un culpable de la catástrofe de la pandemia, sólo hay dos supuestos sospechosos: o los dueños del poder y del dinero, o el pueblo trabajador.Y aquí, amigo lector, es donde está la cuestión principal que se pretende dirimir ahora en todos los medios de difusión local, nacional e internacional.
Pero dije que hablaría sólo del ámbito local y así lo haré.Primeramente, quiero dejar muy claro, que yo no comparto la idea general, misma que se ha echado saber a la opinión pública por parte de casi todos los que así lo han manifestado, de que el culpable de la proliferación de la pandemia es la gente, tanto la que no se queda en su casa, como la que no usa cubrebocas ni cuida la sana distancia.No lo creo, porque por definición toda generalidad es falsa.No se puede culpar de esto a la gente, en lo general, sin haber analizado a priori la condición particular de la misma.Hacer esto no sólo constituye una aberración lógica de remate, sino una insolente injusticia.Miente, entonces, todo aquel que culpe al pueblo de la desgracia que significa la pandemia del Covid-19.Los gobiernos culpan a la gente para eximirse ellos mismos de su responsabilidad, al gobernar solo en beneficio de las clases dueñas del poder y del dinero.Veamos.
Lo primero que hay que preguntar, es esto: ¿cómo fue que llegó el virus al estado?, ¿quién lo trajo y por qué?, y una vez que llegó al estado, ¿por qué las autoridades sanitarias no lo detectaron y contuvieron a tiempo? Aquí ya se nota claramente dos tendencias: o lo trajo un viajante que, cumpliendo una función laboral de sus patrones o viajando por gusto, tuvo el dinero y los medios para viajar, o lo trajo un pobre ciudadano que nunca viaja más lejos que de su casa al trabajo, por no tener dinero ni medios para eso.La respuesta no es difícil.Aquí la gente, es decir, el pueblo trabajador, no es culpable de nada.
Pero una vez que se detectó a los posibles portadores del virus, suponiendo que eso fue lo que se hizo, la pregunta es: ¿por qué poner en cuarentena y confinamiento a toda la población, en vez de confinar únicamente a los posibles contagiados? Y aquí otra vez se notan las medidas clasistas, y con ellas, las acciones ilógicas que condujeron a las consecuencias funestas que ya conocemos.La disyuntiva que yo distingo es esta: o gastar el dinero público necesario para blindar sanitariamente el estado, aplicar análisis y estudios a todos los colimenses para detectar a los contagiados y confinarlos, o no gastar ese dinero y decretar la emergencia sanitaria a todos los habitantes en general, incluidos los sanos y libres de contagio hasta ahora.Y ya sabemos lo que ocurrió.¡Quédate en casa!, fue la receta general que se nos dio, sin ver que mandaban a confinamiento también a los verdaderos sostenedores de la economía nacional.Y otra vez, aquí el pueblo, es decir, la gente, no es culpable de nada.Los culpables son los gobiernos, que regatearon al máximo los recursos públicos que debieron de aplicar a la salud de los colimenses, aquellos recursos que juntamos entre todos, incluidos los que ya se murieron, al pagar nuestros impuestos.
Pero, además, una vez en confinamiento, los gobiernos abandonaron a la gente a su suerte.Nunca hubo antes, ni hay ahora, un programa serio de alimentos ni medicinas, mucho menos de un ingreso permanente para las familias para que pagaran sus servicios, sus deudas y otros compromisos necesarios.Y aquí tampoco la gente es culpable de eso.
Ayer, en el estado ya sumábamos mil 824 casos positivos acumulados y 211 fallecidos por coronavirus.El sábado pasado, según la Secretaría de Salud del Gobierno del Estado, el sistema reportó que por momentos prácticamente se tuvo el 100 por ciento de ocupación hospitalaria por causa de la pandemia.Y hoy dice la Secretaria de Salud que están a un paso de no poder atender casos graves de Covid-19.Y una vez más, vemos aquí la presencia de las medidas clasistas de los gobiernos al servicio de los poderosos.Todos sabemos que quienes usan el sistema público de salud, son los trabajadores y su familia, es decir, lo que llaman gente, o sea, el pueblo.Quienes están saturando los hospitales públicos del estado son los trabajadores enfermos de coronavirus y sus familias, pero, y sus patrones, ¿por qué no se enferman de coronavirus? Yo no creo, al contrario de lo que sostienen muchos políticos, que el culpable de esta desgracia sea la gente, es decir, el pueblo.Ojalá que no olvidemos esto cuando nos convoquen otra vez a votar en el 2021.
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