La estructura de la sociedad ha estado en constante cambio desde el comienzo de la primera civilización y desde el sistema primitivo. Los primeros grupos humanos pequeños, nómadas que su mayor tiempo se pasaban emigrando en busca de comida y nuevos asentamientos. En ella, las distinciones de clase, estrato social o incluso de género no existían, no eran todavía necesarias, ni relevantes. Los grupos fueron aumentando en individuos, el hombre fue desarrollando sus conocimientos con base en la demanda de sus mismas necesidades, inventaron instrumentos de piedra y madera para la caza, comenzaron a cultivar la tierra y con ello dejaron de emigrar en busca de comida. En los asentamientos ya no tan primitivos aumento la población y requerían regular y administrar lo que se cosechaba y se dieron a la tarea de buscar una solución para el control del colectivo, que alguien administrará lo que se cosechaba, que pusiera orden en la población. En principio, eran los más expertos y sabios.
Al paso de los años los cambios y las condiciones que surgían hacen que se modifique la responsabilidad de la sociedad en crecimiento, pues ya no se trataba de simples manadas, ya era una población numerosa, se requería nuevas habilidades y conocimientos para organizar y mantener unido y estable al grupo, habilidades, conocimientos, juventud y fortaleza, etc. Los habitantes (de diversos modos, demuestran los estudios en la materia) decidían y elegían en democracia directa a quienes los representan y administran lo que el colectivo tenía.
Al romperse este, con el desarrollo de la capacidad productiva y la aparición de la propiedad privada, empiezan a desarrollarse aceleradamente las diferencias sociales, ya unos tienen más y viven del trabajo de otros que tienen menos. Las nuevas condiciones en la base económica, genera cambios que se deben reflejar en las mismas normas que la regulan; los representantes y administradores generales ya no pueden representar solo el interés colectivo, seriamente mermado por el individual y por el poder de los que en el proceso se han elevado por encima de todos y ahora reclaman esa supremacía y la defensa de sus intereses.
Hay que garantizar que esos representantes en un asentamiento grande, defiendan los intereses de los nuevos amos de la sociedad. Eso y otros factores llevan a la decadencia de la Barbarie y la necesidad de un cambio de sistema, surge el esclavismo en los albores de la civilización, con diversas formas de “elegir” a sus representantes (monarquía, dictadura, etc.), que es de lo que estamos hablando, y cuya forma más elocuente fue la antigua democracia romana (democracia para las clases privilegiadas, solamente). Todas estas formas se han presentado y desarrollado a lo largo de la historia desde la primera civilización y se repiten con más o menos variantes en todas las sociedades y en los sistemas económicos que le siguieron al esclavismo, el feudalismo y hoy en día el capitalismo, es un tema muy extenso, pero en todas sus formas lo importante y la invariable es que el estado defienda los intereses de las clases dominantes y no los de todo el colectivo, menos de los más pobres.
Actualmente estamos regidos por el sistema capitalista, el capital domina. La sociedad ha cambiado mucho desde que surgió la primera localidad primitiva, ya no somos pequeños asentamientos, sino millones de habitantes en este mundo. Hay países grandes y pequeños, en todos hay gobernantes que velan por esa población. En México somos aproximadamente 130 millones de mexicanos, estamos divididos en 32 estados, cada estado con diferente número de municipios dependiendo su extensión territorial. Cada una de estas divisiones requiere de un representante, mismos que el pueblo elige. La conquista cortó de tajo el desarrollo de las culturas precolombinas y significó el dominio de la Corona Española y la imposición de su imperio. No nos detendremos a ver el desarrollo de las clases en la Nueva España y el movimiento de Independencia, ni la lucha entre liberales y conservadores durante ésta y la nueva nación independiente, hasta antes de la Revolución Mexicana.
Solo diremos que después de ésta, nace el primer partido político como efecto de la misma, el cual reconoce la existencia de las clases y se propone crear una nación que le dé cabida a todas. El hoy llamado Partido Revolucionario Institucional (PRI) nació para darle seguimiento al triunfo revolucionario y velar por los intereses de todos, destacadamente del pueblo que dio su sangre en esa lucha, por más de 80 años fue el partido que representó con sus respectivos gobernantes al país. Pero las clases privilegiadas siguen ahí y tienen mucho poder, estas y el capital son los que mantienen al régimen político y por el medio que fuera lo dominan, entre ellos lo que hoy se conoce como corrupción, que no es ni la causa ni el principal medio para lograrlo, y los reclamos pendientes de los pobres se fueron convirtiendo primero en discurso político nada más y después ni siquiera eso, con las honrosas excepciones que siguieron defendiendo y exigiendo que se realizaran las vindicaciones de la gesta revolucionaria. Se olvidaron que ellos son elegidos para representar y trabajar a beneficio del pueblo en su conjunto.
Aparecieron nuevos partidos, según ellos para ayudar a México y quitarle el poder a los que permanecían en él. En el año 2000 ganó el PAN, partido de oposición, pero el cambio prometido nunca se vio, solo cambiaron las tácticas para seguir con esa misma política, de enriquecimiento de los grupos privilegiados con los recursos de México, permanecieron hasta 2012. El partido revolucionario volvió a recuperar el poder, gracias a la confianza del pueblo mexicano, haciendo uso de la pobreza, la necesidad y el hambre de la gente, con una mísera despensa, o 500 pesos por un voto u otras tácticas tercermundistas. México tiene más del 60% de población en pobreza y esa injusticia ha sido permitida por los gobiernos y representantes que según nosotros elegimos para defendernos.
En el 2018 ganó Morena, nuevo partido de oposición, prometiendo otro cambio, ese mismo que prometieron sus antecesores, claro, ya se estaba cansado de las malas administraciones anteriores y se requería algo nuevo, como cuando un niño se aburre de sus juguetes y se le ofrece uno nuevo con otras características, claro que se emociona, eso paso en el 2018, cuando se escuchaba que “Primero los pobres”. Han bastado poco menos de tres años y ese cambio que esperaban los más de 30 millones de mexicanos que votaron por ellos no se ha visto, solo se cambiaron las viejas tácticas para seguir con la misma política. El representante del partido en turno es un viejo político del PRI, la mayoría de sus militantes también lo son, ¿cómo puede surgir un cambio si son los mismos de siempre?, el único cambio que se ve es el de máscaras ante el pueblo.
Este año se elegirán a nuevos mandatarios de diferentes estados y municipios. Los candidatos se pelean por representar y velar con urgencia a los pobres, recurren al desprestigio mediático de unos contra estos y otros lucrando con la necesidad de la gente humilde. Lo que no falta son las promesas, que por lo general nunca han cumplido. México actualmente tiene 10 partidos políticos en las boletas de las elecciones de 2021. Sabemos que la esencia principal de las elecciones es elegir a alguien que dé más propuestas para el beneficio de los más necesitados, que invierta en lo que más demanda la sociedad, pero se han olvidado que esa es la tarea fundamental del gobernante y solo lo dejan como promesas. Los “nuevos” partidos muy difícilmente generarán un cambio, ahora solo lo hacen por negocio y sus militantes son de los viejos y malos partidos que existen de antaño, están al servicio del sistema.
Es necesario cambiar de política y solo el mismo pueblo puede ejercerlo unificando las fuerzas como un puño. Es necesario un nuevo partido, con una política nueva que no profese promesas sin cumplir, gente nueva, que sea del pueblo y entienda el problema de fondo, no aceptar politiquillos de otros partidos tal como lo hace Morena, que solo es un bote de basura reciclada. Nunca harán un cambio verdadero, ellos se benefician de la desgracia en pobreza. Se lo dejo de criterio al lector que se haya tomado el tiempo de leer mi opinión que si en verdad buscamos un cambio social es momento de organizarnos sin buscar un beneficio individual, el pueblo siempre será fuerte, pero despiertos. ¡Ya es hora de despertar!
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