MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

No es solo el huracán, es la indolencia e insensibilidad de los gobiernos en turno

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Ha transcurrido ya una semana del paso del huracán “Grace” por territorio de la sierra otomí-tepehua de Hidalgo, resultando gravemente afectada la economía y la vida cotidiana de miles de familias en los municipios de Huehuetla, San Bartolo y Tenango de Doria. Una semana en que hasta ahora no se ve, mucho menos se deja sentir la acción y responsabilidad de ninguno de los niveles de gobierno. Salvo el anuncio de algunas gestiones realizadas por el alcalde ante dependencias del gobierno estatal y federal, la integración de brigadas de limpieza y desazolve con personal del ayuntamiento y la entrega de algunas despensas por parte del edil de Huehuetla uno de los municipios más afectados; así como el anuncio en las redes sociales de que los “Servidores de la Nación” se darán a la tarea de aplicar los censos para posteriormente definir qué tipo de apoyo,  a cuantos y a quienes se apoyará por parte del gobierno de la 4T, poco se está haciendo para prestar auxilio real a los afectados. El gobierno del estado que encabeza Omar Fayad tampoco se ha ocupado de la “gente maravillosa” (como la llamaba en su campaña hace ya cinco años) que resultó severamente afectada.  Mientras tanto, los caminos se mantienen destruidos y continúan deteriorándose, decenas de viviendas continúan sin techo, poblaciones grandes y pequeñas sin agua ya desde muchos años antes del huracán, comunidades sin energía eléctrica hasta por una semana a pesar de la presencia oportuna y el trabajo de las brigadas de la CFE debido a que los daños provocados por el huracán en la red los rebasó, según lo reconoce el mismo personal de la paraestatal; decenas de productores de café, maíz y frijol para autoconsumo en la incertidumbre por la pérdida de sus cultivos que fueron arrasados por la intensidad de los vientos. Aquí, donde por años muy poco se ha hecho en favor de la población, se profundiza la miseria y marginación.

Este abandono y retraso frente a tanta desgracia por parte del gobierno, tiene -en parte cuando menos- como una de las explicaciones la desaparición del Fideicomiso para la Atención de Desastres Naturales, mejor conocido como Fonden, decretado por el gobierno de Morena, y que concentraba recursos provenientes de los impuestos que pagamos todos los mexicanos para atender en forma rápida los daños sufridos por la población a consecuencia de algún fenómeno meteorológico como sismos, huracanes, etc. Hay daños que requieren atención inmediata y que no pueden esperar como: la falta de alimentos, agua, energía eléctrica, el restablecimiento rápido de la comunicación, atención de enfermos, entre otros. La desaparición de este Fideicomiso -aunque se diga lo contrario- significa abandonar a su suerte a la población afectada que es generalmente la que más sufre y padece. ¿No fueron las viviendas de los pobres las que resultaron afectadas por la intensidad de los vientos? ¿No fueron los cultivos de maíz, frijol y café de los pequeños productores que siembran para el autoconsumo los más dañados? ¿No serán estos mismos campesinos y sus familias las que padecerán por la falta de alimento?

Otra de las razones que explica la agudización de varias de las carencias que padece la población, es la falta de inversión de recursos suficientes en obras de rehabilitación y mantenimiento por parte de los gobiernos estatal y federal cuando menos en lo que concierne a obras de infraestructura carretera y educativa así como servicios básicos de agua potable y drenaje. Los daños causados por el huracán en materia de caminos ponen al descubierto que además de hacerse obras de mala calidad no se les ha dado ningún mantenimiento durante años, así como insuficiencia en la construcción de obras complementarias como cunetas, puentes, obras de drenaje, entre otras. Ejemplo de esto último puede apreciarse  en el tramo carretero que va del crucero de San Bartolo Tutotepec a la cabecera municipal de Huehuetla que se encuentra sumamente deteriorado debido a que el asfalto que se aplicó hace seis o siete años está totalmente destruido; lo mismo ocurre con algunos de los muros de contención y el sistema de drenaje que también ha resultado inadecuado e insuficiente; situación muy similar es lo que puede apreciarse a la entrada de San Antonio el Grande y que es paso obligado a las comunidades de la zona norte del municipio.

En ambos puntos es urgente la inversión de recursos por parte del gobierno estatal y federal, pues de no ser así, las cosas pueden complicarse aún más.

Los daños provocados por el huracán, como los que padecemos a causa  de la pandemia, tienen también como explicación la indolencia, falta de sensibilidad y voluntad política de muchos gobiernos en sus distintos niveles que se niegan a atender oportuna y suficientemente las necesidades de sus gobernados. Se olvidan de que los problemas y/o necesidades que no se atiende oportunamente, se complican y agravan, pues el paso del tiempo no resuelve nada.

Años tiene la población organizada de la sierra otomí-tepehua y de todo el estado de Hidalgo demandando la pavimentación de caminos, construcción de escuelas y centros de salud, apoyos para mejorar la vivienda, etc., sin ninguna respuesta favorable hasta ahora. Los daños provocados por el huracán han puesto al descubierto la justeza y necesidad de atender y resolver estas demandas. 

Los compromisos que en su momento hizo el señor gobernador de Hidalgo, licenciado Omar Fayad Meneses, ahora mucho más que antes del huracán, urge que se cumplan. La pérdida de cultivos de café, maíz y frijol para autoconsumo debido a la intensidad de los vientos a consecuencia del huracán, traerá como consecuencia el encarecimiento de estos productos y con ello el incremento de los precios. La pérdida de techos de decenas de viviendas debido a la precariedad de su construcción y a los fuertes vientos que arrastraron tras de sí las láminas,  de cartón y/o metálicas, así como el riesgo de colapso por deslaves y derrumbes de algunas otras, asentadas en laderas y/o barrancas  reclaman atención del gobierno estatal.

La población debe estar muy atenta para que los censos que ya han empezado a levantar los “Servidores del a Nación”, se apliquen sin distingo y no sólo a sus incondicionales como ocurrió con motivo de las inundaciones en Tabasco y/o el colapso de la línea 12 del metro en la CDMX. Seguramente habrá algunos apoyos individuales que garanticen el voto en las elecciones del próximo año en que los hidalguenses acudiremos a las urnas para elegir gobernador. Por lo pronto, atendamos la convocatoria de los censos y hagamos todo lo posible por cubrir los requisitos que se están solicitando; sin olvidarnos nunca de que finalmente es el propio gobierno cuanto y a quien le da los raquíticos apoyos utilizando el dinero de nuestros impuestos que es patrimonio de todos los mexicanos y no del partido y/o gobierno en turno.

Es necesario pues, que nos organicemos, que nos eduquemos y cobremos consciencia de nuestra situación, que nos dispongamos a luchar no sólo para enfrentar los problemas y estragos provocados por la indolencia e insensibilidad de los gobernantes, o los motivados por el huracán. Es urgente y necesario que el pueblo se organice y luche para tomar el poder en sus manos por la vía democrática y desde el poder trabajar para beneficio de todos, pero sobre todo en favor de los olvidados de siempre.

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