Desde hace dos semanas, el Servicio Meteorológico Nacional ha alertado de los ciclones y tormentas tropicales; no obstante, en diversas páginas oficiales de los gobiernos estatales y de Protección Civil federal, poco se abordó sobre Oaxaca, seguramente porque los estragos de las lluvias no fueron catastróficos como en otras entidades del país. Sin embargo, creo que es una respuesta clara de indiferencia y menosprecio de quienes se dijeron defensores de “primero los pobres”, porque no son de menos las afectaciones en las poblaciones de las regiones Costa, Istmo y Cuenca del Papaloapan. Veamos.
Lo cierto es que los que gobiernan tienen la responsabilidad de tomar medidas antes, en el momento y después del acontecer de los fenómenos meteorológicos.
Según información de El Universal Oaxaca, “cerca de 8 mil pobladores de las comunidades de la sierra zapoteca-mixe estuvieron tres días incomunicados debido a que las intensas lluvias han provocado deslaves, derrumbes y crecida de ríos y arroyos, por lo que, cuando las familias quisieron salir a Ciudad Ixtepec a realizar nuestras compras, no les fue posible siquiera llegar a la cabecera del municipio de Guevea de Humboldt, porque en la localidad de Cuajinicuil, el arroyo creció y arrastraba el agua con mucha fuerza. Por otro lado, los pobladores de Xadani, San José El Paraíso, Guigovelaga, La Cumbre y Progreso tendrán que esperar a que disminuyan las lluvias para que baje el nivel de los arroyos y entonces, con todo que los caminos están cortados, intentan pasar”. Hasta aquí, información sobre la región del Istmo.
Pero los estragos de las lluvias también afectaron las autopistas de la Costa y el Istmo, la carretera a Tuxtepec, que son las principales vías de comunicación entre la capital oaxaqueña y estas importantes regiones, lo que ocasiona grandes afectaciones a la economía del estado y al bolsillo de la gente que menos tiene.
Lo que está ocurriendo en los pueblos, las imágenes que están circulando en las redes sobre las afectaciones que se presentan en la agricultura y en sus actividades cotidianas, alarman.
Por ello, tras revisar las acciones que están instrumentando Protección Civil del Estado —que es el organismo al que le corresponde, en estos casos, realizar acciones de prevención, acompañamiento e intervención para salvaguardar la vida y los bienes de los oaxaqueños—, es sorprendente encontrar que tanto el organismo estatal como el nacional sólo postean flyers con anuncios de posibles ciclones, pero no avisos a los municipios.
Peor tantito, los diputados y funcionarios están publicando otro tipo de información, como que “vamos bien”, que se están destinando recursos para tapar los baches y otros programas; sin embargo, nada dicen de las medidas en concreto que se están tomando en beneficio de los municipios afectados.
Y aunque no falta quien diga que esto es obra de la naturaleza, que no fue provocado por las personas, que son fenómenos que se escapan de la voluntad del gobierno y las autoridades, lo cierto es que los que gobiernan tienen la responsabilidad de tomar medidas antes, en el momento y después del acontecer de los fenómenos meteorológicos.
Pero esto no es todo. La muestra de la falta de empatía y preocupación de los gobiernos morenistas para hacer frente a los problemas que aquejan a la sociedad: volteemos a ver las avenidas más transitadas en la capital, donde, a unos cuantos metros de donde se encuentra la máxima casa de estudios, la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, están intransitables las calles por las que caminan miles de estudiantes que tienen que acudir diariamente a sus facultades, y qué decir de las calles en las colonias donde las cámaras de los medios no llegan.
Tan insoportable es esta realidad que está provocando la inconformidad de la ciudadanía. Como ejemplo están las movilizaciones en las colonias de Atzompa y de Oaxaca de Juárez, donde vecinos tomaron acciones para exigirle al gobierno municipal y estatal que pavimenten sus calles. Esto porque, en algunos lugares, las pésimas condiciones de las vías de comunicación y la falta de medidas ya están cobrando vidas.
Según la Coordinación Estatal de Protección Civil y Gestión de Riesgos, un menor de edad, Íker G. R., reportado como desaparecido tras ser arrastrado por un arroyo la noche de este lunes 06 de octubre en la localidad Valdeflores, del municipio de Santa María Colotepec, de la región de la Costa, horas después fue localizado sin vida, aproximadamente a cinco kilómetros del lugar del accidente, sobre la orilla del arroyo, en la ranchería Carrasco.
Por otra parte, la misma dependencia confirmó tres decesos ocurridos en la comunidad Chilapa, perteneciente al municipio de San Agustín Loxicha, región de la Sierra Sur, donde las constantes lluvias causaron el reblandecimiento de la tierra y, con esto, el derrumbe de la vivienda en que se encontraban las víctimas: dos personas adultas y una persona menor de edad. Por mencionar algunos casos.
Lo que está ocurriendo es, en primer lugar, la manifestación de la decadencia de los políticos de Oaxaca, para realmente diseñar y planear cómo atacar los grandes rezagos que existen en el estado.
En segundo lugar, está claro que el poco recurso económico con que cuenta el estado no se está destinando para enfrentar los rezagos en infraestructura: en caminos, la red de drenaje y agua potable, de energía eléctrica y otros servicios, por haberle apostado todo el dinero a las tarjetas y a los apoyos individuales que se les dan a las personas; es decir, han descuidado casi en su totalidad la inversión en la infraestructura a costa de transferencias monetarias que, en campañas, se les recuerda hasta el cansancio a los oaxaqueños.
Al pueblo de México y al de Oaxaca nos debe quedar claro que el análisis que hizo Morena sobre los grandes problemas que presenta el país era y es equivocado y, por lo tanto, las soluciones que dieron, como la de cargar casi todo el recurso a los apoyos individuales, también en gran parte, es un error.
De aquí se desprende, pues, que todos los oaxaqueños debemos exigir un plan de inversión en infraestructura en el estado y en los municipios, pero también la inversión especial para que reabran las autopistas del Istmo y la Costa, la carretera que une la capital con Tuxtepec. No podemos seguir así; de lo contrario, la economía de Oaxaca sufrirá estragos severos en los años que se avecinan.
Esto es, en parte, lo que el Movimiento Antorchista le reclama al gobierno del estado: que atienda las necesidades de las comunidades y de los municipios, que entregue apoyos de alimentación a las familias afectadas.
Sin embargo, la conducta soberbia de quienes nos gobiernan, a pesar de la exigencia, no trabaja para mostrar algún cambio. Por ello es necesario denunciar, alzar la voz al unísono de que Morena debe ponerse a trabajar, porque, al no accionar apoyos inmediatos a los damnificados, tiene a “México bajo el agua” y no podemos quedarnos así.
Pero la verdadera solución no está en el gobierno de Morena ni en los que han gobernado —que ya nos demostraron que son lo mismo—, sino que está en nuestra organización y en nuestra firme decisión de formar un partido totalmente diferente, que tome el poder y lleve a cabo un plan que combata, uno a uno, estos problemas que estamos señalando.
Para eso es indispensable cambiar el modelo económico neoliberal, que es la causa del poco recurso económico en manos del Estado y en los bolsillos de los trabajadores, para que se pueda resolver el problema de la infraestructura.
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