MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Morir por Antorcha no es morir, la lección de Carmen

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Una de las consignas de los revolucionarios es que los líderes tienen que salir del pueblo mismo, que sean ellos quienes dirijan el movimiento y quienes encabecen las luchas, pues su origen les permiten conocer las verdaderas necesidades del pueblo trabajador, el sentir y las condiciones que son necesarias cambiar, así el pueblo estará representado por un líder nacido de él, así el pueblo tendrá la certeza de que llegará al poder quien realmente lo represente y luche por esa transformación.

Muchas obras en la literatura hablan de ellos, líderes nacidos del pueblo mismo que han representado a su clase y que han dado la vida por esta transformación, transformación en varios de los casos no les toca disfrutar en ocasiones no les toca siquiera ver; así los líderes que han luchado toda su vida o parte de ella, no solo se identifican con un ideal, sino que lo hacen parte de su vida, parte de su ser. Así era la vida de Carmen.

Con su playera que la identificaba como una verdadera antorchista y con la bandera del pueblo trabajador, María del Carmen Lazcano siempre defendió y se puso a la cabeza del pueblo cachanilla, ya fuera para defenderlos de algún desalojo, de los altos cobros de luz, ella siempre estaba ahí, educando y cumpliendo con su tarea de revolucionaria, con la tarea que Antorcha le invitó a realizar y que ella con gusto desempeñó hasta los últimos días de su vida.

Carmen, como le decíamos sus amigos y los antorchistas, siempre se preocupó por llevar la luz de Antorcha hasta los pueblos de Mexicali, se organizó siendo una mujer madura y adquirió el compromiso férreo de buscar la transformación de nuestra sociedad, por una donde no exista la pobreza, el hambre y la desigualdad.

Hoy Carmen ya no está con nosotros, ha partido de este mundo terrenal, pero en Antorcha estamos seguros que existen otros cientos y miles de antorchistas que tomarán su lugar para ponerse a la cabeza y seguir contribuyendo en este gran proyecto.

Un verdadero líder es el que el alienta a una vida mejor, el que escucha y aconseja, un líder es aquel que enseña con el ejemplo y el que también siente las necesidades de su clase, como propias; hoy trabajamos  por la transformación de una vida mejor, por la creación de una nueva sociedad, hoy y desde hace 49 años hemos luchado y vivido para mejorar no solo la calidad de vida de los mexicanos, hemos llegado hasta este punto para poner en marcha una nueva sociedad, con mentes conscientes y con líderes del pueblo, de los que formaba parte María del Carmen Lazcano y de la que forman parte otros miles de antorchistas que ven en Antorcha la esperanza de una vida mejor.

Morir por Antorcha es vivir, a Carmen, al igual que otros antorchistas, siempre le recordaremos, su bandera sigue de pie y su llama sigue encendida en los antorchistas que organizó y en la vida de los cachanillas que transformó, aquí no se olvida, aquí su lucha y su entrega siguen viva.

 

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