El 26 de octubre de 2023, la vida de los habitantes de Acapulco cambió, al recibir en lo que se ha llamado “La perla del Pacífico” al huracán “Otis” de categoría 5 que tocó tierra. Este huracán fue catalogado como la peor tormenta que ha tocado el Pacífico en los últimos 30 años.
Esto provocó, hasta los últimos datos dados a conocer el 31 de octubre, la muerte de 46 personas y 58 más se encuentran desaparecidas.
Este desastre natural ha acaparado los lentes de la prensa nacional e internacional, desafortunadamente, se han dedicado a dar a conocer los estragos que se generaron en la zona hotelera y demás comercios, dejando de lado y haciendo poco y hasta casi nula mención de las colonias y pueblos costeros.
Esas colonias albergan a miles de familias de la clase trabajadora y quienes se han quedado no solo sin comida, agua o atención médica, sino incluso, sin un lugar donde poder vivir.
Lo poco que se ha hablado de la gente trabajadora de la zona, ha sido solo para hacer mención de la “rapiña” que se dio en los negocios después de la tragedia, es importante que todo aquel que me alcance a leer, tome en cuenta que las nulas acciones de los Gobiernos federal, estatal y municipal orillaron a los pobladores a dicha acción, pues debemos saber también que en el sistema en el que nos desarrollamos, a los más desprotegidos, a aquellos cuyas voces no son escuchadas, se les obliga a hacer lo que puedan, para sobrevivir y en este caso, es decir, al ser abandonados por el Gobierno que les prometió que vería primero por ellos, tuvieron que hacer y tomar lo que tenían a su alcance.
Debemos tomar en cuenta que Guerrero es el tercer estado más pobre en el país, solo por debajo de Chiapas y Oaxaca. En Guerrero, el 66.8 % de su población se encuentra en pobreza, lo que se refleja en que 2.3 millones de sus habitantes están en el umbral de la pobreza y 1.13 millones en situación de pobreza extrema, no nos asombremos, el día de mañana, que la situación de pobreza y las carencias de servicios básicos incremente en los siguientes años, pues los estragos agravarán cada una de ellas. Sin embargo, todo esto poco parece importar al gobierno de Morena que encabeza Andrés Manuel López Obrador, pues la ayuda que han brindado es casi nula.
Desde un inicio el Gobierno de López Obrador dejó en claro, en los hechos, que lo que menos le preocupa es defender a los más pobres de México.
A esta situación se suma que apenas el 3 de noviembre la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública de la Cámara de Diputados aprobó el documento que se remitirá a la misma cámara para que los diputados aprueben el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2024, mismo que plantea recortes a organismos independientes como el INE y el Poder Judicial por 13 mil millones de pesos.
Ese recurso será destinado a las Becas Benito Juárez, pero sorprendentemente, no se destina ni un peso para apoyar a quienes lo perdieron todo en Acapulco y mucho menos en la reconstrucción de las zonas más marginadas de “La Perla del Pacífico”.
No puede sorprendernos tampoco esta situación, pues desde un inicio el Gobierno de López Obrador dejó en claro, en los hechos, que lo que menos le preocupa es defender a los más pobres de México. Lo suyo es destinar recursos, endeudando al país, para continuar con sus famosas obras faraónicas, haciendo crecer el presupuesto para seguir con la compra de votos para el 2024 a través de sus famosas transferencias monetarias directas.
Ante esto quiero destacar que el Movimiento Antorchista Nacional, desde que López Obrador se encontraba en campaña se manifestó contra la forma en que quería conducir al país, pues pretendía atacar una consecuencia (la corrupción) en lugar de la causa (la pobreza), posición que, a pesar de que se ha demostrado por diferentes analistas que es errónea, el presidente mantiene en pie.
Sabedores aún de ello y sobre todo conscientes de que en las grandes tragedias humanas el pueblo es el que ha salido a dar lo poco que tiene para ayudar a sus hermanos de clase, los antorchistas no hemos dejado de luchar y trabajar con el pueblo más humilde.
Lo llamamos a no olvidar a quienes se encuentran en desgracia, y por ello al día siguiente del huracán, se empezó a instalar centros de acopio en los estados más cercanos a Guerrero como Puebla, Oaxaca, Veracruz y Tlaxcala.
En los siguientes días, estos centros abarcarán a muchos más estados, entre ellos, el nuestro, Michoacán, que instalará más de diez centros de acopio para darles la mano a nuestros hermanos de Guerrero, pues nuevamente será el pueblo el que, a pesar de todas sus carencias, aporte y ayude.
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