El poblado Miguel Alemán, mejor conocido como La Doce, por estar ubicado en la calle 12 Norte, de la Costa de Hermosillo, es una localidad con más o menos 50 mil habitantes, fundado en el año 1945, y en 1986 fue elevado a ser una comisaría, que por cierto es la más grande del estado de Sonora. Una de sus caracteriza principales es que La Doce está conformado en una gran mayoría por personas que viene del sur del país (Guerrero, Veracruz, Puebla, Oaxaca, etc.), viniéndose familias completas con la ilusión de encontrar una mejor calidad de vida o cruzar para los Estados Unidos en busca del llamado sueño americano. Bueno, es así como en poco tiempo, Miguel Alemán tiene un crecimiento poblacional muy acelerado, y en la actualidad es mucho más grande que algunos pueblos que ya tienen la categoría de municipio, como por ejemplo Atil, Bacanora, Bacadéhuiachi, Cucurpe, Divisaderos, y otros más, no rebasan ni los mil habitantes, y repito, son pueblo que tienen la categoría de municipio, en comparación con Miguel Alemán, es una verdadera contradicción. Pero bueno, este no es el tema en el que quiero enfocarme, pero me pareció importante señalarlo por lo que voy a abordar.
He recorrido varios pueblos y municipios de la entidad, pero donde realmente me ha sorprendido es el olvido y atraso en el que se encuentra Miguel Alemán. Por ejemplo, hay calles donde el drenaje se expande por las avenidas, y calles que pareciera que les han aventado granadas y bombas de guerra, una de ellas es la Nicolás Bravo, casi es intransitable, solo por mencionar una de muchas. Hay colonias que no tiene electricidad, agua potable ni drenaje. Hay cientos de familias que aún siguen viviendo en casas de adobe, de láminas recicladas o materiales de desecho.
¿Y la autoridad federal, estatal o municipal, dónde están? ¿Los candidatos a diputados locales y federales, que el año pasado anduvieron recorriendo calle a calle para solicitar el voto, dónde están? Seguramente quebrándose la cabeza para idear formas de cómo resolver la pobreza de sus representados, bueno eso quiero pensar, o tal vez creando tácticas de cómo hacerle en las siguientes campañas electorales, para ir de nuevo a solicitarles el voto, a cambio de promesas vagas. Miguel Alemán pasó de la efervescencia el año pasado, donde escuchábamos día con día la promoción del voto y también escuchábamos que la municipalización ya estaba a la vuelta de la esquina. Ya no se escucha, o se escucha por allá a lo lejos.
Otro factor que también es necesario analizar, es por qué siendo Miguel Alemán un centro de jornaleros (por decirlo así), están sumidos en la pobreza. Si una gran parte de la población trabaja en el campo, y día con día se levanta temprano y llega tarde a su casa para medio descansar, comer y al siguiente día, de nuevo irse temprano al campo para seguir la rutina laboral que es muy pesada. El fondo son los raquíticos salarios que perciben los jornaleros, el cual sólo les alcanza para medio pasarla bien en la semana.
Con estos datos, que muestran una radiografía del Poblado Miguel Alemán, se confirma que a este poblado se le pone atención cada tres años, sólo sirve de caldo de cultivo para los políticos que necesitan de votos para llegar el poder, pero después de esa jornada efervescente, como por arte de magia, de nuevo La Doce vuelve a quedar en el olvido, siendo atendida de vez en cuando por el alcalde u otro funcionario, como para taparle el ojo al macho. Así las cosas no avanzan, porque no lo hacen con seriedad y con la verdadera intención de ayudar a las familias de Miguel Alemán. Se necesita que los humildes de este poblado se organicen y formen un verdadero grupo social que ponga en jaque a los políticos y a los ricos jornaleros que los explotan día con día. La gente humilde también tiene derecho a tener calles pavimentadas, agua potable, drenaje, buena casa. Amigos del poblado, organicémonos y luchemos por una mejor sociedad.
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