La grandeza de los pueblos radica en su esencia, en sus tradiciones y costumbres que se heredan de generación en generación, cuidando y preservando lo que fue y lo que ahora se puede mostrar de la forma de vida que fue en sus años de grandeza en el aspecto cultural, económico, arquitectónico, gastronómico y creyente, desde luego en su moral y educación, pero también no olvidando aquellos tiempos que hoy admiramos por su belleza, encanto y maravilla que llenan los ojos por su belleza enigmática, fueron años de sufrimiento, humillaciones, vejaciones, el sometimiento de los dueños de los medios de producción sobre los débiles, y que hoy aún persiste en las comunidades y en la cabecera municipal, donde habitaban los que ostentan el poder, ejemplo de ellos, paredes y muros que fueron y siguen siendo mudos, testigos de las diferencias de clases sociales que muy lejos de acabarse siguen como la vida misma nunca se quedaron estáticas, sino que también evolucionaron.
Real de Catorce como todos lo conocemos, y que muchos desconocemos el nombre original que se le conocía en sus épocas de bonanza y auge minero en la corona española figuraba con el nombre de Real de Minas de la Limpia Concepción de Guadalupe de los álamos de Catorce, siendo la segunda más importante por sus yacimientos de oro y plata, aquí en donde se acuñó su propia moneda que ahora en día tiene un valor muy alto por su belleza única e inigualable, con lo cual hoy desgraciadamente tenemos una sierra que fue tan exuberante y llena de álamos y encinos (hoy montañas erosionadas) a las cuales el clima no perdona por la deforestación desmedida para ocuparla en la fundición de los metales.
Desde su fundación en 1772 a su declive 1991, Real nunca fue pueblo fantasma como se dice, ahí se quedaron los hijos de esta tierra bendita, los que con su sudor y sangre y su propia vida construyeran e hicieran de este pueblo su grandeza, riqueza y ejemplo a nivel nacional e internacional, hoy podemos observar y maravillarnos al ver las imponentes construcciones, como su iglesia, el palenque, casa de moneda, plaza de toros, su teatro el túnel "Ogarrio", la calle donde se daba el grito de Independencia, sus calles empedradas con piedra boluda negra única por estos lugares, su panteón (con divisiones) los que se fueron y abandonaron a su suerte sin importar que fuera de ellos, fueron los amos y dueños de las muchas minas que ahí se establecieron y que al agotarse los yacimientos de los metales, sin importar la destrucción del ámbito natural dejando al pueblo al desamparo, emigraron a las grandes ciudades o hasta países con las ganancias de un pueblo sometido.
Hoy en esta época, en pleno Siglo XXI aún existen en algunas comunidades, que están sometidas, aisladas e incomunicadas para poderlas seguir manejando al antojo y capricho de los que aún quieren continuar con la forma vil, cruel y despiadada en que se les trataba en aquellos años de grandeza para unos y desgracia para otros; es momento de que el pueblo despierte del letargo en que los han mantenido por siglos, es tiempo de quitarse la venda de los ojos y distinguir entre los lobos de la sierra y del llano, distinguir de los que sí quieren y pueden, y de los que pueden y no quieren hacer nada, quitar el poder por la vía democrática a la cadena de amigos, familiares y compadrazgos que se pasan el poder de mano en mano sin importar la suerte de las comunidades que siguen hoy igual que en aquellos tiempos.
Es la hora de quitarse el yugo, el temor, el susto que muchos con un poco de poder ejercen sobre los que no tienen ¡Organízate y lucha por tus derechos consagrados en nuestra Constitución!
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