MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

México, como todo el mundo, necesita de un nuevo sistema económico

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Tal como lo anunciamos, el pasado 6 de junio más de seis mil antorchistas de todo el país inundamos en un torrente humano las calles principales de Chilpancingo, Guerrero, para honrar la memoria de todos los Mártires Antorchistas, de nuestros compañeros caídos a lo largo del medio siglo de existencia de nuestra organización, y, particularmente, para exigir justicia pronta para nuestros queridos compañeros Conrado Hernández, Mercedes Martínez y el pequeño hijo de ambos de tan solo 5 años, asesinados bestialmente y cuyos verdugos siguen en libertad y no purgando una condena en la cárcel como debería ser.
La marcha multitudinaria culminó en un emotivo evento político-cultural en la plaza “Primer Congreso de Anáhuac” en el corazón mismo de Chilpancingo, y estuvo lleno de bailes, poesías y canciones sumamente conmovedoras y agitadoras y, sobre todo, de enérgicos discursos.
Esta fue la primera vez en la historia de Antorcha que la conmemoración del Día de los Mártires Antorchistas se realizó fuera de Tecomatlán, Puebla, por razones verdaderamente poderosas que obligaron a nuestra dirigencia nacional a tomar esta decisión. A pesar de esto, no dejó de ser un gran homenaje, excepcional si cabe el término, dedicado a la memoria de todos nuestros camaradas caídos, un evento que asombró a más de uno y que seguramente convenció a mucha gente de que Antorcha no solo es una organización social fuerte, sino sumamente fraterna y unida, capaz de realizar grandes proezas. Hubo muestras de solidaridad de la ciudadanía guerrerense y también apoyo de otras organizaciones sociales y periodistas de distintos medios de comunicación, a quienes agradecemos sinceramente sus muestras de empatía.
El discurso final estuvo a cargo Homero Aguirre Enríquez, vocero nacional de nuestro movimiento, quien recordó que el Movimiento Antorchista ha pasado por muchos momentos difíciles a lo largo de sus casi 50 años de existencia, diversos atentados en los que han fallecido varios de nuestros compañeros como resultado de su labor al frente de la lucha de los más humildes y de la represión feroz de los grupos caciquiles y políticos que quisieran que México siempre fuera una pirámide en la que sus privilegios estuvieran eternamente por encima del bienestar común y de la felicidad compartida.
Y enfatizó el hecho de que, a pesar de todos esos obstáculos, Antorcha es hoy un gran movimiento unido y vigoroso, con independencia económica, con logros tangibles en la defensa de los más pobres de la patria, y con una visión muy clara y científica de lo que debe transformarse en México, gracias a la visión a la inteligencia y preparación materialista y dialéctica de nuestro dirigente nacional, Aquiles Córdova Morán. Una fuerza social en la que millones de mexicanos cifran sus esperanzas de construir una patria sin pobreza y con más justicia social, en donde todos podamos trabajar y vivir en paz.


“Nos han agredido, antes y ahora, tal vez lo sigan haciendo, pero los cambios sociales cuando son profundos, cuando nacen de la necesidad histórica no pueden ser detenidos nunca por el asesinato selectivo y por la represión, provenga de donde provenga y sea lo sangrienta que sea”, sentenció Aguirre.
Y esto es así porque la lucha de Antorcha no es capricho de nadie, ni una moda pasajera, sino que surgió de las condiciones capitalistas de México y del mundo, y tiene una misión histórica que se desprende de estas condiciones, mismas que provocan cada día más pobreza con todas sus nefastas secuelas, entre ellas la violencia. Terribles condiciones de desigualdad y miseria creciente que desde hace varias décadas se han recrudecido al imponerse el modelo económico neoliberal, como resultado del voraz afán de ganancia de los grandes dueños de los medios de producción en el mundo y que ha colocado en sus manos el rumbo de los países como el caso de México, para que sus gobiernos se desentiendan de asegurar una mejor distribución de la riqueza social y, en cambio, faciliten la concentración de ésta en muy pocas manos. Esta sigue siendo la tendencia defendida por el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador y su parodia llamada Cuarta Transformación, títeres serviles del imperialismo mundial.
El vocero nacional antorchista dijo que un grave peligro acecha al mundo, pues aunque el neoliberalismo está en franca decadencia es defendido a capa y espada por los señores del capital y sus gobiernos imperialistas, que hacen intentos desesperados por aplastar todo intento, toda forma de disidencia social, que busque un cambio de rumbo para el mundo.
Por ello, diversos analistas sostienen que estamos al borde de una Tercera Guerra Mundial, que necesariamente tendría que ser de carácter nuclear, pues el imperialismo norteamericano y sus lacayos, se aprestan a combatir a las pocas naciones que han tenido el valor de defender su soberanía, sus recursos naturales y la libertad de sus habitantes, como son el caso de Rusia, China, Corea, entre otros. La humanidad es acechada por una verdadera catástrofe conjurada y atizada por los grandes multimillonarios del planeta que están dispuestos a todo, incluso a la extinción de la vida en el planeta, para defender sus excesivas ganancias y el aumento brutal de la miseria de los pueblos de la tierra.
Y ante este peligroso escenario, no hay duda de que la sociedad humana actual debe transformarse, “el mundo necesita avanzar hacia un modelo donde la riqueza se distribuya justa y racionalmente, donde no estemos a merced de una sola potencia arbitraria, donde no estemos a punto de morir en un conflicto nuclear. Es eso, o la extinción de nuestra especie, es una nueva sociedad justa o la muerte colectiva para la mayoría de las que habitan la Tierra”
No hay duda de que México, un país económicamente atrasado y dependiente, en donde por esta razón la miseria y los graves males que de ella emanan son mucho más duras, también debe transformarse para dar paso a una nación vigorosa, soberana, productiva y justa en el reparto de la riqueza social. Por eso nuestra meta sigue siendo organizar, educar, despertar al pueblo y enseñarle a defenderse, para hacer realidad la ley histórica de que la liberación del pueblo debe ser obra del propio pueblo, aunque nuestros enemigos sean muy poderosos.
Y aunque todas estas ideas no parecen tener relación con nuestra exigencia concreta de justicia por una humilde familia asesinada, por un tierno niño de solo cinco años martirizado, son absolutamente necesarias recordarlas, porque las llevamos diciendo desde hace 50 años y porque precisamente fueron estos ideales, los que todos nuestros mártires, incluidos Mercedes y Conrado, defendieron hasta el último minuto de su vida.
Por ello, en medio de nuestro evento para honrar a nuestros mártires, refrendamos nuestra decisión de seguir luchando porque el verdadero pueblo llegue al poder y transforme a México. Porque es la razón histórica de nuestro movimiento y será la mejor forma y la única posible para verdaderamente honrar la memoria de nuestros caídos.
 

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