MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Más allá de la escuela

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Se ha planteado como un cliché, del mundo que vamos a dejarle a nuestros hijos. Pero ¿qué hijos vamos a dejar a nuestro planeta?

¿Cuándo los padres se empezaron a preocupar por la educación de sus hijos? Siempre. Cuando el hombre recolectaba los alimentos, los hombres les tenían que enseñar a sus hijos a identificar las raíces que son comestibles, y detectar cuáles animales son peligrosos, y enseñarles a identificar y quizá dejaron algunas notas en las piedras, para las posteriores generaciones. Y dicho conocimiento no era responsabilidad exclusiva de los padres, sino también de todos los miembros de la tribu.

Con el surgimiento de la propiedad, es decir, cuando el hombre comienza a acumular riquezas, es cuando se plantea la necesidad de saber cuánta riqueza se posee y a quién tenía que dejarle esa riqueza, y buscaron prepararlo para dedicarse a esa labor. Algunos grupos no se preocupaban por eso, sino por preparar a sus hijos en la guerra para defender sus intereses, precisamente de sus esclavos y lo que tenían que aprender era el manejo de las armas de su tiempo, lanza, escudo, etcétera.

La familia era el núcleo que enseñaba lo necesario a sus hijos. Y recordemos que en México hasta 1521, en la parte de Mesoamérica se desarrollaron unas culturas que en su grandeza tuvieron un gran avance en la educación y tenían un sistema donde se educaban de forma diferenciada. Sí, la educación a niños y niñas se daba de formas diferentes. En la zona norte de nuestro país, por las mismas condiciones semidesérticas, habitaban gente seminómada, que cazaba y recolectaba para vivir, y hay indicios que se enseñaban algunos rudimentos. En resumen, la educación tiene que ver mucho con la época y los intereses de la sociedad en su momento.

Antes de la Revolución de 1910, o mucho antes de la Reforma de 1857, nadie se preocupaba por la educación de las clases populares, el campesino estaba destinado para trabajar en la labor de los patrones y su única obligación era obedecer, lo que mande el capataz. Los mineros y todos los trabajadores solo podían ocuparse del trabajo que les tocaba, y hacerlo de sol a sol.

La zona geográfica y el trabajo específico de cada quién define también la educación que tenía que recibir. El ganadero enseña a sus hijos a levantarse antes de salir el sol, para ordeñar las vacas, cabras, recoger los huevos de la gallina, darle de comer a los cerdos.

Lo mismo que el agricultor, les enseña a sus hijos las épocas o temporadas adecuadas para la siembra, se guiaban por las señales en el cielo que en cierta manera les indicaban si habría o no sequía, a seleccionar las semillas, y preparar la tierra, ararla y adicionarle estiércol para aumentar su producción… En la edad media, solo los monjes podían acceder a los conocimientos superiores. Y, en muchos sitios lo más que se buscaba es precisamente tener los conocimientos de aritmética. ¿Cuántas vacas tengo? ¿Cuántas fanegas de tierra? etcétera. etcétera.

El mundo cambia, y necesariamente la educación debe ir a la par de esos cambios. Tomo como ejemplo el campo. La mayoría de los productos que consumimos en Nuevo León, ahora ya no lo producen granjeros, sino grandes complejos industriales, grandes extensiones de tierra muy tecnificados y, por ejemplo, en el cultivo de la papa, no debe interesarle todo el proceso, sino simplemente el trabajador aplicar el agua y los fertilizantes necesarios que se le indiquen.

Y cuando hablamos de libros de texto, debemos recordar que éstos fueron impulsados y realizados en una época en que la población estaba en constante crecimiento y los industriales ocupaban mano de obra calificada y en ese tenor viene el impulso de la educación y fue en ese contexto en la que surgen los libros de texto.

En el sexenio del presidente Adolfo López Mateos, fue el secretario de Educación, Jaime Torres Bodet el cual elaboró el Plan Nacional para el Desarrollo y el Mejoramiento de la Enseñanza Primera (plan de once años).

El 12 de febrero de 1959 el presidente López Mateos emite el decreto mediante el cual se crea la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos (Conaliteg), y finalmente, el 16 de enero de 1960, en la escuela rural Cuauhtémoc, del municipio de El Saucillo, en el estado de San Luis Potosí, la niña María Isabel Cárdenas recibe los primeros libros para el primer grado con sus cuadernos de trabajo, en un acto presidido por el gobernador del estado, Francisco Martínez de la Vega, y el Secretario de Educación Pública, Jaime Torres Bodet. Estos libros fueron distribuidos en más de 33 mil primarias, para 11 mil alumnos inscritos en el primer grado de educación primaria.

En estos días, la tecnología ha irrumpido en nuestras vidas y en nuestra niñez, dentro de las mejores escuelas, ya no se usan los libros de texto, sino las computadoras, proyectores, etcétera. En la era digital se está migrando a una educación digital. Pero, al igual que en otros sectores, la desigualdad es un factor importante que influye de forma determinante en la parte educativa.

Las clases pudientes, envían desde muy temprana edad a sus hijos a las mejores guarderías y centros de educación inicial. Y, para ello pagan cantidades enormes y hasta con el apoyo del Estado por medio de becas, para brindarle a sus hijos lo mejor, de lo mejor, los educan para mandar.

En cambio, los trabajadores, o la clase trabajadora al no tener el tiempo ni los recursos necesarios para atender a sus hijos los dejan entretenerse con el celular, con tal de tener un poco de tranquilidad, antes los dejaban con la televisión.

Cuando no hay una visión de país, no hay claridad hacia dónde va el mundo. Y el lugar que ocupamos en el mundo y el papel tan importante que juega la educación. De qué nos sirve que vengan empresas de avanzada tecnología, si nosotros sólo serviremos como mano de obra barata y calificada. ¿De qué?... de nada.

No, no es fácil salir del atraso en que nos encontramos, pero hay que ponerse a pensar que se puede hacer en este momento y en un futuro. Es necesario acondicionar y alinear todos los elementos necesarios para una educación verdaderamente integral desde la base social y económica hasta lo más avanzado sin perder de vista el sentido humanista y que esté a disposición de todo ser humano, los libros que está promoviendo la 4T, no lo van a hacer por sí solos, más claro ni el agua. Aprendamos de los que van adelante para ponernos a competir al tú por tú, sí, con esos países más avanzados en el tema educativo.

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