México presume de ser un país libre y soberano, un país donde cada ciudadano goza de plena libertad para moverse dentro de nuestro extenso territorio sin dificultad alguna, pero ¿qué creen?, es mentira.
La realidad, nuestra realidad está muy lejos de estas hermosas y alentadoras frases, tu libertad, nuestra libertad llega hasta donde llega nuestro dinero, dinero que está limitado para la clase obrera o para la clase campesina, a la cual a duras penas le alcanza para mal comer, mal vestir, en fin, mal vivir.El salario mínimo, manipulado por las clases poderosas es como una cadena amarrado al cuello, grilletes en manos y pies de los trabajadores que por más que se esfuercen no avanzan, pues hay un límite, una línea que te dice de aquí no pasas.
Pero sabes, hay otra situación aún más grave, más grave que la pobreza, una situación que te mantiene allí, atado y sin intentar siquiera buscar cómo soltarte, el amor e ideología que te mantienen unido a esas cadenas y grilletes, la negación a aceptar el estatus social al que pertenece, que no te permite simpatizar con tus hermanos de clase y de vida, y eso conlleva la indiferencia con lo que sucede a nuestros hermanos no solo de sangre, sino a nuestros hermanos de clase social, el aceptar que se es pobre y que esta clase, la clase trabajadora es quien da todo de sí para que la clase adinerada se siga enriqueciendo, el día que los de abajo conozcan su potencial, conozcan su fuerza, conozcan su poder al unirse, no tendremos más límites.
Pues, el momento de cambiar las reglas llegó, el momento de dejar de ser oprimidos, de dejar de recibir limosnas gubernamentales ha llegado, el momento de soltarnos los grilletes y tomar el mando; la inteligencia la tenemos, solo nos falta decisión, somos más los que deseamos esa libertad, somos más los que ya estamos dispuestos a no ser más utilizados como máquinas para beneficio de otros, somos más quienes exigimos respeto, respeto a nuestra libertad y a nuestra dignidad, llegó el momento de que la clase trabajadora tome las riendas del país, no hay vuelta atrás, únete con quienes ya no permitimos más abusos, contra aquellos que nos han oprimido de muchas maneras, unas veces con un color, otras con otro, el movimiento antorchista te invita por ti, por tus hijos y por las próximas generaciones, levántate y, vamos juntos a luchar por la libertad.
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