MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Los caciques asesinaron a Manuel Hernández Pasión

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La Sierra Nororiental de Puebla está situada en las inmediaciones de la Sierra Madre Oriental de nuestra nación. Recorriendo esta parte de sur a norte, en 50 kilómetros se descienden de 2 mil metros sobre el nivel del mar hasta los 300; en la parte que da al mar del Golfo de México. Esta posición hace que reciban los vientos cargados de humedad que crean precipitaciones de lluvia de hasta 5 mil mm anuales en las partes más bajas, lo que hace que haya vegetación abundante y tierras feraces, características que logran una alta productividad en el café, la pimienta gorda y diversos frutales de las tierras altas y de las bajas, como la manzana, la ciruela, la pera, etc.; en las tierras de abajo, el mamey, los cítricos, etc., y desde luego distintas variedades de maíz, el frijol, la calabaza, la papa.

Esta zona fue habitada por miles de años por los indígenas totonacos y nahual, hasta que empezó a llegar gente no indígena que se dio cuenta de que podía hacer negocio con lo que se producía ya que podía comprar barato los productos agropecuarios como el café, la pimienta gorda y la fruta o los maderables como la caoba, el cedro y el pino, comercializándolas en el mercado nacional e internacional a precios elevados, y al mismo tiempo vender las mercancías que no existían en la sierra y que eran de necesidad básica para los indígenas.

Así, vendiendo y comprando, estos personajes no indígenas se enriquecieron, formaron grandes fortunas, mientras los indígenas se empobrecían, por lo que muchos de ellos tenían que vender sus tierras y se hacían peones de ellos, la revoluciones o los cambios políticos no les afectaban por lo marginado y escondido de los poblados de la sierra. La falta de caminos y comunicaciones, aisló por muchos años a los pueblos indígenas y estos nuevos caciques muy pronto controlaron el poder económico y político, por lo que se relacionaron con los de su clase en las capitales del estado y del país.

Muchas veces, familias enteras salían de la sierra para gobernar al estado fortaleciendo a estos caciques, que localmente ocupaban las presidencias municipales y las diputaciones locales y federales, el poder omnímodo era tal que se convirtieron en señores de la horca y cuchillo y es de todos conocido que todo aquel que afectase sus intereses era reprimido, muchas veces con la muerte, al fin que siempre han gozado de impunidad.

Si bien es cierto que el estado y sus instituciones algunas veces trataron de poner coto al poder de los caciques y limitar sus acciones y sus extraordinarias ganancias que acumulaban riqueza en el comercio con los indígenas, éstos siempre se aliaron a los ejecutores de los diversos programas corrompiendo o intimidando al personal de tal manera que los programas gubernamentales acababan al servicio de estos caciques, por ejemplo el Instituto Mexicano del Café, la Comisión Nacional de Fruticultura, la Secretaría de Agricultura o distribuidora Conasupo, que intentaron sin éxito intervenir en la comercialización que manejaban los caciques. Todo esto aumentó su poder de tal forma que manejan toda la vida económica social y política de regiones enteras supeditadas a una o unas cuantas familias.

A principios de los años 80, llegó el Movimiento Antorchista Nacional a invitación de los campesinos de la región de Zacapoaxtla y muy pronto los indígenas de Huitzilan de Serdán contactaron a los antorchistas. En esos días Huitzilan era un caos, un grupo armado de la Unión Campesina Independiente, que eran indígenas envilecidos por los caciques, se había apoderado con terrible violencia del municipio y controlaba todo a sangre y fuego para beneficio de los poderosos, pero Antorcha organizó a la mayoría del pueblo y ganó las elecciones municipales y desde entonces el municipio ha tenido un desarrollo excepcional y sostenido.

Por primera vez, los caciques se topaban con el grupo antorchista independiente, honrado, bien organizado, coherente, con objetivos claros y precisos, al que no podían corromper o intimidar y decidieron asesinar a mansalva a sus líderes. Y desde entonces han asesinado a un docena de antorchistas entre ellos cuatro presidentes municipales, pero no han podido frenar al Movimiento Antorchista, a pesar del apoyo del estado y otras organizaciones de todo tipo también interesadas en acabar con la organización de los pobres.

Y es que se les compite en los negocios con los se enriquecen, en la política que siempre usaron para sus intereses, en el liderazgo de los pueblos que dominaron por muchos años, y saben que están siendo desplazados y están desesperados. Por eso se atreven a todo, hasta volver a matar a un presidente, líder de los indígenas. No hay duda en eso, son los Caciques de la Sierra Nororiental los que lo mataron y el pueblo de Huitzilan y Movimiento Antorchista Nacional exigen cárcel para los caciques asesinos.

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