Desde principios del año y con este nuevo gobierno son dos o tres veces por semana las que pobladores de la capital michoacana han realizado manifestaciones en diferentes dependencias del municipio, pero principalmente a la presidencia municipal, encabezada por Raúl Morón Orozco.
Casi cada tercer día, al pasar por la calle Allende, donde se encuentra ubicado el edificio del ayuntamiento, se concentra una multitud entre la que destacan campesinos, amas de casa con sus hijos, y, a veces, estudiantes, que cargan carteles solicitando atención a sus demandas.
Este grupo tan concurrido, y que grita sin cesar, perteneceal Movimiento Antorchista. Grupos como este no solo se ven en Morelia, sino en varios puntos de la geografía mexicana, como, por ejemplo, en Pachuca, Hidalgo, donde recientemente, por exigir solución a demandas de servicios básicos, fueron detenidos tres maestros, los cuales, gracias a la insistencia de varios de sus compañeros y a la presión que ejercieron hasta altas horas de la madrugada, lograron liberar.
Esta no es una actividad nueva para el antorchismo nacional. Si uno busca bien, e investiga, puede encontrar que casi a diario y desde hace 45 años, los habitantes de diferentes estados agremiados a nuestra organización, salen, junto con nosotros a encabezar marchas multitudinarias para exigir a las autoridades ser atendidos y pedir solución a sus demandas.
Infraestructura básica para las colonias más alejadas de las capitales, introducción de drenaje, electrificaciones, servicios básicos, becas para estudiantes, equipamiento para escuelas y ampliación de aulas, son algunas de las demandas que exigen los antorchistas.
Pero la lucha no ha sido sencilla. Desde que surgió nuestra organización los ataques no han cesado, y en los últimos meses han arreciado: puertas cerradas, calumnias, ataques mediáticos, y amenazas contra nuestros dirigentes, es la única respuesta que nuestras movilizaciones han obtenido.
Este año, nuestra organización cumplirá 45 años de lucha. Hasta donde alcanza mi poco saber, puedo apostar que somos la única organización que defiende legítimamente los intereses de los más de 53.4 millones de pobres que existen en el país, número que se ha incrementado bruscamente en los últimos años.
La lucha del antorchismo nacional ha sido fructífera. Apesar de todos los obstáculos con los que nos hemos encontrado, hemos obtenido también resultados sorprendentes; hemos logrado, a base de esfuerzo y lucha, cambiar la vida no sólo de los 2 millones y medio que militan en nuestras filas, sino también la de todos los habitantes que se benefician con las obras que son fruto de nuestra gestión.
Hemos logrado construir unidades deportivas, escuelas, clínicas, museos, carreteras, por mencionar algunas obras, y estas no son solo para que las aprovechen los antorchistas, sino todos.
Hermandad, amistad, confianza, lucha, compañerismo, lealtad y esperanza, son solo algunas de las cosas que esta lucha ha dejado en millones de mexicanos. Nuestro trabajo aún es poco en comparación con lo que la historia nos demanda, pero gracias a la guía de nuestro Secretario General, el Ingeniero Aquiles Córdova Morán, quien es un hombre que ha dedicado su vida entera a esta lucha, hemos logrado tener un ejemplo del tipo de hombres que necesita nuestra patria, para así poder transformarla en una más justa, noble y más humana. La rueda de la historia sigue girando, y el triunfo del antorchismo es inevitable.
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