Como es del conocimiento de buena parte de la opinión pública de Tlaxcala, un grupo de jóvenes adherido a la Federación Nacional de Estudiantes Revolucionarios "Rafael Ramírez" (FNERRR) mantiene, desde hace más de dos meses, un plantón en el zócalo de la capital de nuestro Estado, con el objetivo de exigir respuesta a dos demandas fundamentales. La primera de ellas consiste en dotar de claves a tres bachilleratos: uno ubicado en la comunidad de La Soledad, municipio de El Carmen Tequexquitla; otro, en la comunidad de San Lucas Cuauhtelulpan, de Tlaxcala; y, uno más, en Chapultepec, perteneciente a Huamantla. La segunda petición es que el gobierno construya una edificio para la casa del estudiante "Tlahuicole" con dinero que los propios estudiantes gestionaron a nivel federal, pero que no ha sido ejecutado por el gobierno de Marco Antonio Mena.
En ambos casos se trata de demandas totalmente justificadas. Hablando de las preparatorias, éstas fueron fundadas por las mismas comunidades con el apoyo de jóvenes profesionistas que han estado trabajando sin percibir un sueldo; su único interés es contribuir para que la educación llegue a los hijos de los tlaxcaltecas pobres. Porque, a pesar de las versiones de los funcionarios, lo cierto es que los estudiantes de estas tres instituciones sin reconocimiento no pueden salir a estudiar a otros preparatorias, pues los escasos ingresos de sus padres no permiten pagarles el pasaje diariamente y mucho menos rentarles un cuarto para que vivan en los lugares donde sí hay escuelas. La petición de la construcción de la casa del estudiante "Tlahuicole" también tiene el mismo sentido, pues este albergue estudiantil lleva 15 años brindando hospedaje y alimentación a jóvenes universitarios provenientes de los lugares más distantes de Tlaxcala, que de otra manera no podrían terminar sus estudios en las escuelas de nivel superior de la capital. Con el paso del tiempo, las circunstancias demandan que exista un edificio acondicionado para casa estudiantil, con todos los elementos que esto implica: dormitorios, comedor, salones para los talleres culturales, espacios deportivos, etc. Los beneficiados de un lugar así serán, desde luego, los estudiantes tlaxcaltecas pobres, pero también el resto de la sociedad, porque nunca sobrarán profesionistas con sensibilidad social, que es algo de lo que se busca despertar en los moradores, máxime en estos tiempos de injusticias y violencia desatada.
Pero antes estas dos peticiones totalmente justificadas y que están al alcance del gobierno estatal, la respuesta ha sido una negativa tozuda, lo que explica el plantón. Y no crea usted, atento lector, que estas demandas se hicieron en este año o el pasado; al contrario, se trata de peticiones que tienen por lo menos tres años en los escritorios de los funcionarios de la Secretaría de Educación Pública Estatal y de la Secretaría de Gobierno. Ciertamente, algunos podrán pensar que el gobierno actual recién inicia y, por lo mismo, no es su culpa que la administración de Mariano González Zarur hiciera oídos sordos ante estas peticiones, lo cual es cierto; sin embargo, si se tuviera la sensibilidad suficiente para dimensionar la importancia de las peticiones de la FNERRR y el tiempo que han estado luchando, habría por lo menos un cambio de actitud. Lo que vemos, pues, es que no hay diferencia entre la indolencia marianista y la del gobierno de Marco Mena; en ambos casos no se quiere resolver el problema, y de eso sí acusamos al gobierno actual: de tener oídos sordos ante peticiones justas.
Ahora bien, además de la actitud del gobierno de Marco Antonio Mena, de la indolencia de su secretario de educación, Manuel Camacho Higareda, quien es el directamente responsable, los jóvenes han tenido que aguantar los ataques periodísticos de algunos medios de comunicación que claramente buscan deslegitimar el movimiento estudiantil ante la opinión pública. Se trata de columnas, notas y hasta publicaciones en las redes sociales, donde se tilda a los estudiantes de revoltosos; a sus líderes como gente que no estudia ni trabaja, pero que al mismo tiempo vive bien; y, en el colmo de los disparates, se acusa a la casa del estudiante "Tlahuicole" de ser un nido de borrachos y malvivientes. No pretendo desmentir en este espacio cada una de las calumnias vertidas en esos pasquines periodísticos. En primer lugar, porque los mismos estudiantes de la FNERRR se han encargado de eso en algunos artículos, que se pueden consultar en su portal (www.fnerrr.org.mx); y, en segundo lugar, porque se trata de verdaderos ataques viscerales que no sólo exhiben el escaso alcance intelectual de quienes los escriben, sino también su poca estatura moral; no se preocuparon ni siquiera de investigar la legitimidad de las demandas estudiantiles, pues era evidente que su propósito no era otro que ensuciar la legitima protesta de los estudiantes. El fin era echarles suciedad a como diera lugar. ¿Quién está detrás de los ataques periodísticos?, ¿se trata de simples ejercicios de opinión o tienen el sello de origen del gobierno del Estado? Por lo pronto, no tengo pruebas para afirmar que las autoridades estén detrás de los ataques. No obstante, éstos salen a la luz pública justo cuando el gobierno intentó reprimir a los plantonistas.
Antes de terminar, quisiera referirme a un aspecto que la ciudadanía tlaxcalteca debe tener en mente: ¿por qué Antorcha Campesina apoya a la FNERRR?, ¿cuál es el nexo que une a ambas organizaciones? Lo primero que quiero dejar sentado es que Antorcha y la FNERRR son dos organizaciones independientes. Antorcha tiene su estructura estatal y nacional, y la FNERRR también. Los dirigentes antorchistas no les damos ordenes a los líderes fenerianos por la simple razón de que nosotros no los pusimos, sino que son representantes por la voluntad del resto de sus compañeros estudiantes. Sin embargo, en la lucha de Tlaxcala y algunas otras en el resto del país trabajamos coordinadamente, pues no hay ninguna duda de que, aunque seamos estructuras diferentes, coincidimos en el diagnóstico que tenemos acerca de la educación mexicana y de los males sociales que nos aquejan, y también coincidimos en el remedio, es decir, en que pensamos que es fundamental la organización y la lucha de los afectados para superar dichos males. Cuando la cerrazón de los gobiernos exige más organización y más lucha, la unión entre antorchistas y estudiantes es no sólo legítima, sino estrictamente necesaria. De ahí que en Tlaxcala estemos dando la lucha hombro con hombro.
Sabemos que la solución a las demandas estudiantiles no está cercana, porque así lo demuestra la actitud de los funcionarios encargados de dar respuesta. Tenemos bien presente que la guerra de lodo a través de algunos medios de comunicación que se prestan a ella seguirá. No descartamos que haya una posible represión de los plantonistas o de los líderes antorchistas. Dicho con otras palabras, somos conscientes de que la situación se puede complicar mucho más. Y a pesar de todo eso, no estamos temblando de miedo ante las garras que de repente asoma el estado, ni tampoco estamos cansados de seguir apoyando a los estudiantes de la FNERRR(estoy absolutamente convencido de que ellos tampoco están acobardados ni agotados); como dijo un líder campesino hondureño, ni nos vendemos, ni nos rajamos, ni nos ahuevamos. Va a seguir la lucha hasta que resuelvan las demandas de los estudiantes, porque no hay duda de que ellos tienen la razón y, con la fuerza de los estudiantes y del pueblo organizado en Antorcha, doblegarán la indolencia del gobierno del Estado. Por lo pronto, les mando un gran abrazo a los jóvenes estudiantes de la FNERRR que están luchando en Tlaxcala y en todo el país. Ellos saben que tienen todo nuestro apoyo, respeto y cariño. Ya lo decía el presidente chileno Salvador Allende: "ser y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica". Adelante estudiantes fenerianos!!! Su lucha es nuestra lucha y la vamos a ganar!!!
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