MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Lo nuevo y lo viejo

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Si hay algo que agradecer a los candidatos a gobernador es que algunas veces dicen cosas interesantes; sin embargo, considerando que son campañas, el planteamiento se torna superficial. Lo nuevo tiene que sustituir a lo viejo, pero no es suficiente. La vida misma nos ha enseñado que no es posible destruir lo viejo, sin plantear algo nuevo; no es suficiente criticar sino presentarle al mundo que nos contempla, aquel nuevo mundo al que aspiramos y queremos construir.

Definitivamente, lo nuevo no puede nacer, mientras lo viejo se resiste a morir, eso decía el presidente hace un año, y agregaba, que se estaban creando las bases para construir lo nuevo, pero dichas bases aún no se ven por ningún lado. Ni siquiera se ha esbozado un esquema de cómo será el nuevo modelo que se pretende construir. Algo que comienza pequeño se puede transformar en gigante y un gigante se puede convertir en polvo, es una ley universal; Nada es eterno en el mundo.

A diferencia de las abejas, arañas y otros animales que construyen cosas perfectas, los humanos podemos pensar y proyectar mentalmente, las cosas antes de hacerlas, por ejemplo:  Antes de hacer una silla y mesa, el hombre inventó muchas formas de hacerlas, a prueba y error se fueron construyendo muchas de los bienes que actualmente funcionan como satisfactores de necesidades básicas. Si hablamos de los avances en la comunicación podemos considerar que para hacer un teléfono inteligente tuvieron que pasar muchos años y evolucionar algunos sistemas: las cartas y luego el telégrafo, por poner un ejemplo; estos no salieron a la primera, hubo miles y miles de hombres, que contribuyeron para tener un teléfono inteligente.

Para que nazca algo nuevo, no bastan los gritos y sombrerazos (pero ayudan), no basta el deseo, es necesario ahora apelar a la ciencia y revisar la experiencia de los que nos antecedieron en la idea de construir un mundo mejor y, lo más importante, tenemos que estudiar las condiciones concretas en las que vivimos, no es lo mismo Nuevo León, que Michoacán. Los fracasos deberían enseñarnos que no es suficiente ahora la palabra “expropiar”, suena bonito, pero hay que estudiar que tan viable es dicha expropiación, si los riesgos son calculados. Nos pasaría algo así: “hace dos años estábamos al borde del abismo, hoy, hemos dado un paso al frente”.

Una persona pertenece a lo nuevo por lo que hace, sino por lo que dice. Decía Salvador Allende que hay jóvenes viejos y viejos jóvenes. Las ideas nuevas necesitan un tiempo para poder implantarse en la sociedad. Tampoco lo viejo se acaba por decreto, sólo recordemos lo que sucedió con la dictadura de Porfirio Díaz, la sostuvieron principalmente los terratenientes y los apoderados de las empresas extranjeras. Se resistió durante muchos años a entregar el poder y no porque así lo deseara, sino porque la clase que lo respaldaba hizo todo lo posible para que se mantuviera; después de luchar, en un gesto que parece heroico, se retiró del poder y se exilió en Francia, pero la clase que lo sostenía volvió al poder con Victoriano Huerta y ya se conoce la historia, Madero pagó caro su ignorancia al pensar que sólo porque él ingresaba a la presidencia, las cosas cambiarían de forma automática y no fue así,  algunos miembros del viejo régimen, se transformaron en revolucionarios y se acomodaron a las nuevas condiciones.

Revisando las planillas del Movimiento Ciudadano -empezando por el candidato a la gubernatura-, vemos que es un partido formado por hijos de las clases adineradas de Nuevo León y al momento de definir sus candidaturas en algún municipio, escogen a la gente que se autodefine como “de la cultura del esfuerzo”, de los que saben ganarse el dinero, esos que han formado un patrimonio a base de mucho trabajo, pero que en el fondo, desprecian al pueblo y sólo lo ven como la víctima que debe ser rescatada.

Lo mismo propone el actual presidente de la República, con otros acentos marcados. El pueblo lo que necesita es “ayuda”, necesita que lo lleven de la mano, él no debe intervenir en absoluto para la toma de decisiones, no tiene derecho a opinar, sólo aplaudir. Los antorchistas no estamos de acuerdo con eso, queremos un pueblo consciente, que entienda que, si no se mete a contribuir a preparar la harina, amasarla y llevarla al horno, no habrá quién le de pan en la boca, o se lo dará en forma de limosna. Lo nuevo, no será impulsado por quienes durante mucho tiempo han tenido riqueza suficiente para darse una vida de lujos, que se sienten ofendidos cuando su padre les dice que deben jugar golf para poder recibir su domingo. Para este tipo de gente, lo nuevo significa cambiar su Ford Lobo, por un Ferrari. 

Muchos han escuchado los cantos de Sirena y se han ido a meter a los brazos de Morena, porque no alcanzan a ver lo caduco de sus planteamientos, basta ver su idea de la Contrarreforma eléctrica, sólo ven que en este momento son los poderosos y hay que sumarse al carro del triunfo. La clase que representa Morena está condenada a desaparecer, porque son reaccionarios; quieren regresar al país a un modelo antiguo que no es compatible con el mundo actual. Pero y esto es lo importante, y eso lo hace Antorcha, te invita a leer, a estudiar a conocer a tu país y nos indica el camino a seguir en esta coyuntura que parece difícil de entender. Morena es enemigo de los trabajadores, de mujeres, de la ciencia y de muchas otras cosas buenas que se han hecho en México. Y tampoco representa lo nuevo a lo que hay que seguir, representa lo viejo que se resiste a morir, pero que morirá.

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