MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Ley Garrote: la verdadera cara de Morena

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Los antorchistas conocemos bien esos insultos. Desde hace muchos años, cada que realizamos una manifestación pública exigiendo mejores condiciones de vida para el pueblo pobre, nos llueven las mismas ofensas. Los políticos incómodos con nuestra lucha, la prensa pagada por esos políticos, y algunas figuras públicas ideológicamente afines al conservadurismo social, se irritan y nos llenan de epítetos: "chantajistas", "extorsionadores", "huevones" y "mantenidos"; así nos llaman. En su óptica, los líderes antorchistas movilizan a la gente para arrancarle al gobierno beneficios particulares. "Si no me das esto que te pido (petición que beneficiará al líder y a su familia) la gente no se irá". Así lo pintan ellos. Por nuestra parte, nosotros siempre hemos utilizado nuestros modestos medios para decirle al pueblo la verdad: nuestra lucha es por mejorar las condiciones del pueblo pobre organizado en Antorcha, único beneficiado de nuestra labor de gestión. Sabemos bien, pues, quiénes son los que se irritan con la protesta social. Los conocemos y conocemos sus posiciones.

Por eso nosotros no dudamos en calificar a la Ley Garrote como lo que es: una ley creada para oprimir al pueblo y para servirle al poder. Impulsada por el Gobernador de Tabasco, el morenista Adán Augusto López, la llamada Ley Garrote criminaliza la protesta social bajo el argumento de otorgar certidumbre a los capitales privados que deseen invertirse en ese estado. En concreto, con esa ley se modificó el Código Penal de Tabasco para sancionar hasta con 13 años de cárcel a quienes impidan la ejecución de obras públicas o privadas, interrumpan el servicio público local de comunicación, o interrumpan una vía local de comunicación. Aunque sus defensores han dicho que la ley pretende evitar extorsiones por parte de las organizaciones sociales, fundamentalmente se trata de criminalizar la protesta social. En sus palabras, el ministro en retiro José Ramón Cossío Díaz lo expresó así: "están justificadamente preocupadas las organizaciones sociales, porque sí me parece que tiene un arma penal el Estado para combatir las protestas sociales". Un ataque tan grande contra el pueblo, simplemente no puede edulcorarse.

Y en este caso es difícil culpar a la mafia del poder. Fue un gobernador morenista, y un congreso local controlado por Morena, quienes promovieron la Ley Garrote. No solo se reconocen ellos como los autores de este atentado contra la manifestación pública, sino que los principales líderes de Morena defienden la reforma sin ningún pudor. El 29 de julio, la secretaria general del partido, Yeidckol Polevnsky, se refirió al tema en conferencia de prensa: "las manifestaciones son sagradas, pero se ha querido manipular para generar un movimiento en contra de Dos Bocas. Esta ley es para evitar sabotajes", afirmó. Por su parte, Andrés Manuel se expresó así: "se estaba abusando. Había extorsiones, corrupción, y era necesario poner orden; creo que ese fue el motivo principal de esta nueva legislación". Son, pues, los meros jefes de Morena quienes avalan y defienden la Ley Garrote. Ni siquiera lo ocultan, aunque intentan que la medida pase como parte de la lucha contra la corrupción. Solo los más fanáticos les comprarán ese cuento.

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En Tabasco comienza a materializarse lo que muchos nos temíamos desde hace meses: el gobierno de Andrés Manuel empleará la ley para perseguir a las organizaciones sociales que considera como enemigas. Del linchamiento discursivo en las plazas públicas, ha pasado a reformar la ley para hacer valer su poder contra quienes no aplaudimos su gobierno. Sí, porque el señor no da el mismo trato a todas las organizaciones: en un lado están los suyos, los aliados de la Cuarta Transformación, y en el otro, todos los demás. Un caso ilustrativo es la CNTE. Cuando, en enero de este año, los profesores comenzaron a exigirle al Gobierno Federal que les resolviera sus demandas, la sección Michoacán de la Coordinadora no sólo se manifestó públicamente, sino que bloqueó las vías férreas que atraviesan esa entidad, afectando de manera importante la circulación de mercancías y la actividad económica en el puerto de Lázaro Cárdenas. A pesar del llamado que hicieron distintos sectores sociales, el presidente aguantó la protesta, les resolvió sus demandas, y sólo entonces los profesores retiraron los bloqueos. ¿Por qué a unos los trata con guante de seda y a otros con puño de hierro? Simplemente porque unos le ayudaron a llegar al poder y los otros no.

Algunos analistas son de la opinión de que los movimientos que ha realizado últimamente Morena, son en realidad globos sonda para medir la reacción nacional ante los deseos inconfesables de ese partido. En Baja California, el presidente y Morena movieron sus fichas para ampliar de 2 a 5 años el mandato de Jaime Bonilla como gobernador. AMLO se lava las manos y dice ignorar cómo sucedieron las cosas, al mismo tiempo que se niega a intervenir. Nadie se chupa el dedo para creer que esas maniobras ocurren sin el conocimiento, o hasta el impulso, del Presidente de la República. ¿Es Baja California un ensayo de lo que podríamos ver a escala nacional, no con el gobernador de una entidad pequeña, sino con el titular del ejecutivo federal? Ya lo veremos. Pero, de entrada, el desconocimiento que finge AMLO sobre el tema, es muy mala señal.

¿Y la Ley Garrote? Extender esta ley al ámbito nacional, colocaría al país en una situación propia de los tiempos prerevolucionarios, cuando el gobierno de Porfirio Díaz sometía con sangre y fuego a todos los que se atrevían a protestar. Descubrir el carácter reaccionario y antipopular de esa ley, es el deber de los revolucionarios de hoy. Y si mañana la Ley Garrote rebasa las fronteras tabasqueñas para ser aplicada en todo el país, nuestra obligación será levantarnos contra ella; contra ella y contra el Gobierno que la promueve. Los antorchistas no deseamos que ese momento llegue, porque un acontecimiento así le costará a México la sangre de muchos de sus hijos, pero llegado el momento, seremos los primeros en dar un paso al frente. Nuestra larga labor de educación y organización en las entrañas del pueblo pobre, rinde sus frutos. Hoy somos dos millones de mexicanos conscientes y organizados; dos millones de antorchistas preparados para defender a nuestra organización, y dispuestos siempre a luchar por un país más equitativo. Ante la criminalización morenista de la protesta social, nuestro festejo del 45 Aniversario. No hay mejor respuesta.

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