MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La voluntad popular, usurpada y afrentada

image

El asunto de las consultas populares para "decidir" acerca de la construcción del Nuevo Aeropuerto de México (NAIM) en Texcoco o la más reciente acerca del Tren Maya, la siembra de árboles, la construcción de una refinería y varios otros asuntos, se puede analizar desde diferentes puntos de vista. Con riesgo de parecer seguidista, quisiera tocar el asunto, pero hurgando en el aspecto que, tal vez, interese a la gente sencilla, a la clase trabajadora mexicana.

Dejo a un lado pues el fondo mismo de cada asunto, que en unos casos requeriría abundantes argumentos técnicos; dejo a un lado la cuestión de qué es lo que más le conviene no a México en general, sino al pueblo trabajador de México, a mediano y a largo plazo, de lo que sí se puede y debe decir mucho, pero será en otra oportunidad, aunque diré que respecto a las mega obras como el Aeropuerto, la refinería y los trenes Maya y transítsmico, en las actuales circunstancias, lo que se dirime son los intereses de uno u otro grupo poderoso, igual de ajenos al pueblo trabajador, igual de explotadores y de corruptos, por lo que NO es un problema del pueblo trabajador, ya que los obreros y campesinos, los indígenas y estudiantes pobres ni tienen constructoras, ni son inversionistas, ni tienen vela en el entierro. ¿O acaso alguno de los que me honra con su lectura es amigo o pariente, por no decir socio, de Carlos Hank Rohn, Carlos Slim, o de José María Riobóo? Al pueblo no le afecta que el Aeropuerto, la refinería o los trenes estén en uno u otro lugar o los edifique uno u otro consorcio de la construcción, al pueblo lo que le interesa es que se combata la pobreza, haciendo un poco menos injusta la distribución de la riqueza. ¿Y la opinión popular acerca de los programas sociales?, sólo un loco podría haber respondido que no a las preguntas, tal y como estaban formuladas en la Segunda Consulta Popular.

Por el contrario, me parece necesario analizar el asunto de forma, no tanto por la cuestión legal o institucional, que sí cuenta pues nuestra Constitución no debería ser tratada como una prostituta para que cualquiera se sienta como derecho a tocarla, cuestión de la cual, además, también ya se ha dicho y demostrado bastante para evidenciar a las encuestas como anticonstitucionales e ilegales. Pero sobre todo porque "en política, la forma es fondo", y en este caso representa una prueba infalible acerca de las pretensiones y medios de sus autores. Debería ser vergonzante que estas consultas, ante las cuales palidece y se queda pensativo el peor de los fraudes en las democracias de todos los tiempos, sucedan bajo el auspicio de quienes han crecido, forjado su capital político y ganado las elecciones ondeando la bandera de la voluntad del pueblo, de la democracia y la anticorrupción. Pero así fue, y el mismo hecho de que suceda, como ya sucedió, deja la duda, para una mediana inteligencia, la autenticidad del discurso, y permite pensar que la imagen que nos vendieron fue sólo una apariencia, que sus banderas de democracia, anticorrupción y defensa de los pobres eran falsas, eran demagogia, y que, ahora, con el dominio de los dos poderes como escudo y como ariete, no les importa mancillar a sus mismas hijas, al fin que entenadas eran.

Pongo énfasis en su trascendencia como prueba de fuego de la calidad moral, filosófica y política de sus defensores, el conglomerado de grupos (todos quedan embarrados) que asciende al poder con Morena, quienes se autoproclamaban los caballeros de la democracia y los representantes del pueblo, especialmente de los sectores más pobres, pero que en este asunto ya mostraron el cobre.

La democracia como forma de elección del poder y toma de decisiones ha tenido y tiene muchas formas en todo el planeta y en toda la historia, es muy diferente, por ejemplo, la forma que tenía bajo la Republica en la Grecia antigua, a la que se practica hoy en EE. UU. o en Honduras. Pero en todas, de lo que se trata es de hacer pasar por decisión de las mayorías las decisiones y los lineamientos de las clases en el poder real, las clases dominantes, lo cual de todos modos no obsta para que estas hagan todo lo posible por taparle el ojo al macho y hacer pasar el asunto como una decisión democrática.

Esto no ocurrió, evidentemente, con la consulta, la cual hace recordar las viejas prácticas de los grupos estudiantiles de todo color en las escuelas, cuando, al iniciar un movimiento estudiantil auténtico, inmediatamente decretaban en nutrida asamblea el "paro indefinido" con "asamblea permanente", lo cual degeneraba, con el paso de los días, en un "movimiento" aparentemente de base, que quedaba realmente en las manos de la "asamblea permanente", es decir, de ese grupito de alucinados que actuaban a nombre de toda la comunidad. De este modo, sustituyen su inexistente liderazgo popular pervirtiendo los auténticos órganos de decisión para meter, como caballo de Troya, su areópago de iluminados y presentarlo como "voluntad popular" y así decidir lo que quisieran a nombre y con el aparente respaldo de "la comunidad". La maniobra no ha avanzado en su esencia, solamente se hace más abarcadora, y por ello más absurda y perniciosa. Luego, su análisis es necesario, así como una denuncia lo más precisa posible y su condena clara, si uno, como indidivuo pretende considerarse, no un tribuno popular, sino un modesto miembro pensante, responsable y digno del pueblo mexicano. Protestar contra la maniobra es un asunto de dignidad.

Los orquestadores de las mal llamadas "consultas", quedan aquí infaliblemente evidenciados como oportunistas, antidemocráticos, manipuladores y falsos; sus aduladores, los que se apresuran a declarar que "está decidiendo el pueblo" y que "por fin se consulta al pueblo en las decisiones de estado", corren presurosos a cubrir con su cuerpo las partes pudendas, la mayoría de ellos por encargo y bajo apropiada remuneración y otros comulgando con su oportunismo.

Pero el pueblo está muy lejos de coincidir con semejantes sordideces. Y tampoco les vamos a dejar, sin alegar, a los mexicanos que participaron en dichas encuestas, una pequeña parte del pueblo, inocente (en el sentido de ingenua y carente de culpa), que ya se dijo, no llega ni al 1 por ciento del pueblo en posibilidades legales de elegir, que aún alcanza a ser engañada por el falso discurso y la hipócrita manipulación mediática de los aparatos propagandísticos de los poderes reales detrás del ardid, pero que no se les puede considerar "la voluntad del pueblo".

La maniobra de las consultas no refleja la voluntad popular, es un grotesco insulto y un agravio al pueblo pobre de México que se las quiera presentar por "su decisión", y no se las puede dejar pasar. Será lo que quieran, será como quieran los que ascienden al poder (tienen a sus pies dos de los tres poderes), y será una decisión y una acción de ellos, y tal vez hasta termine siendo correcta, pero no es una decisión del pueblo. Agarrar de fiador al pueblo en este a asunto es una falsedad y una afrenta que se suma a las anteriores, que requiere, reclamará y arrostrará en su momento su correspondiente satisfacción, de eso pueden estar seguros los facinerosos que se esconden detrás de la nefasta parafernalia de las consultas.

  • Etiquetas:

0 Comentarios:

Dejar un Comentario

Su dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados *

TRABAJOS ESPECIALES

Ver más