La expansión del sistema capitalista a nivel mundial, coincide con los nuevos mercados y las materias primas de los territorios recién descubiertos, la industria textil inglesa se apodera del mercado mundial gracias al algodón de América y África, con tejidos baratos y de buena calidad, inundó el mercado mundial y se apoderó de él.
Los descubrimientos geográficos de los europeos de nuevos territorios y más tarde su sometimiento (América, la India, China y el lejano Oriente y África), coinciden plenamente con el inicio del capitalismo industrial, por lo que surgen como una necesidad de obtener mayores fuentes de materias primas, baratas y seguras y la creación de un mercado a escala mundial para sus mercancías.
Para finales del siglo XIX, el mundo ya estaba completamente repartido entre las principales potencias industriales, todo estaba monopolizado y se habían creado zonas de influencia bien definidas.
Un nuevo reparto o reacomodo, sólo era posible mediante la guerra y así podemos entender el origen de las dos guerras mundiales, la guerra por ampliar las zonas de influencia para la obtención de materias primas y el control de los mercados, la rapiña y el robo de los recursos naturales de los países pobres.
Así se ha conformado una doble explotación, al interior de cada país se da la concentración de la riqueza en unas cuantas manos, pero también entre países ocurre lo mismo, la división entre unos cuantos países altamente industrializados y un gran número de naciones pobres que están al servicio de las necesidades ajenas como fuentes de materias primas baratas: petróleo, gas, oro, plata, cobre, hierro, carne, frutas, café.
América Latina, África y Asía, han sufrido por siglos el saqueo de sus recursos naturales para beneficio del capital europeo y más tarde del capital norteamericano.
El atraso y la miseria que sufren todos los países pobres y subdesarrollados, se explica porque se les ha sometido a políticas económicas y sociales que están en contra de sus intereses y que les impide desarrollarse; sus recursos naturales, sus mercados, su mano de obra y hasta su soberanía, todo para beneficio de los países ricos.
En este contexto, la ola migratoria que se da hacia los Estados Unidos, de ciudadanos haitianos y centroamericanos, principalmente, tiene su origen en la escandalosa pobreza y la falta de empleos que sufren millones de latinoamericanos y que está miseria espantosa que obliga a familias enteras a recorrer miles de kilómetros, con infinidad de peligros, no tiene otro origen que el mismo imperialismo norteamericano, que ha podido amasar grandes fortunas sumiendo en la miseria a naciones enteras.
Dos errores ha cometido el Gobierno morenista. Primero, aconsejar al gobierno gringo de que siendo bondadoso, detendrá la emigración y propone López Obrador, integrar a los países centroamericanos al programa Sembrando Vida. Los Estados Unidos, nunca apoyarán a los países pobres que le proveen de materias primas baratas y seguras, porque esa es su función y el día que se nieguen serán obligados por la fuerza a cumplir su tarea, y segundo, el reprimir a los indefensos haitianos por parte de los miembros del Instituto Nacional de Inmigración (INM) y de la Guardia Nacional, un verdadero despropósito, lo único que piden las humildes familias caribeñas es transitar por el territorio nacional.
Una verdadera tragedia humanitaria, que requiere de la solidaridad con nuestros hermanos en desgracia y entender su origen, la injusta distribución de la riqueza.
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