Uno de los problemas que más aquejan a los partidos y a las organizaciones en tiempos electorales es elegir al candidato que los representará, ya que se desbordan las pasiones y surgen muchas y variadas propuestas. Cada uno de los aspirantes se considera el mejor y quiere ser el elegido, esto provoca riñas y enconos no solo entre los candidatos sino también entre sus seguidores que nos lleva a una contienda verdaderamente agresiva y, a veces, el saldo llega a ser sangriento. Sin embargo, este tipo de conflictos no resuelve el fondo del problema que muchas veces se olvida, ¿cómo elegir al mejor? Ése es el meollo de la cuestión y la respuesta está al alcance de todos, a saber, los que obren en favor del pueblo.
Basta cuestionar a los candidatos sobre cuál es su concepción del poder al que aspiran, ¿por qué su interés en acceder a una representación?, ¿verdaderamente entienden, sienten y están aptos para desempeñarse como gobernantes? A poco de indagar en las respuestas nos encontramos que lo que verdaderamente los anima es la idea de tener poder para satisfacer sus intereses personales o del grupo al que pertenecen y representan y que nada tienen que ver con las necesidades que aquejan al pueblo.
Y aquí está la gran oportunidad tanto para partidos como para organizaciones que se respeten y cuyo auténtico interés sea el desarrollo social, aquí está la gran oportunidad de llevar como candidatos a hombres y mujeres que sean verdaderos tribunos populares, que vean en la candidatura a los diversos puestos de elección popular la oportunidad de servir y trabajar para la sociedad en su conjunto. Para que las grandes masas populares accedan a mejores niveles de vida es necesario llevar al poder a verdaderos estadistas que entiendan que la política es el arte de organizar a la sociedad para superar las condiciones de pobreza y marginación en la que vivimos.
Los hombres y mujeres que conforman la clase gobernante necesitan entender que la tarea más importante es combatir en todos los niveles el flagelo de la pobreza y con ello el terrible abandono en todos los rubros de bienestar como son: la salud, la seguridad, la vivienda, el calzado, la comida, la cultura, etc.
Quien responda a este perfil es el candidato idóneo, ése es el que debe contar con el respaldo y el apoyo de quienes lo postulen para esta gran tarea, para esta honrosa encomienda.
Una vez encontrado el aspirante, el partido o la organización habrán cumplido con una tarea de corte histórico y deberán emplear todos los medios a su alcance para que su candidato sea reconocido y favorecido con el voto del pueblo y éste triunfe por encima de cualquier farsante. Ojalá y el consejo no llegue demasiado tarde.
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