MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La sesión de los cubrebocas

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Las dificultades advertidas para reunir a los senadores y aprobar la ley de Amnistía fueron superadas; ni la resistencia de la oposición que se negó a pasar lista ni las recomendaciones sanitarias de que los mayores de 60 años debían quedarse en casa, nada impidió la llegada de los senadores de Morena y sus aliados del PT, PES, y PVE, quienes portaron cubrebocas de diversas calidades y estilos: los blancos cumplidores, el modelo paliacate, el protector de rostro completo, caretas-guantes cubrebocas, artefactos que envidiarían los médicos que aún protestan por falta de insumos adecuados.

Convocados por el presidente López Obrador a no retrasar más la ley que abrirá las puertas de los reclusorios a unas 6 mil personas, los legisladores iniciaron temprano el pase electrónico de lista hasta conseguir el número mágico que haría el quórum, con 65 asistentes, una cifra que se incrementó después a 89 cuando la oposición acudió al pleno para intentar sin éxito que también se analizaran sus iniciativas de penalizar las agresiones al personal de salud y armar un plan frente al descalabro económico que dejaran los días inciertos del covid-19.

Pero ningún argumento opositor logró cambiar de parecer a los senadores de Morena, así que a no ser por la sana distancia que obligó un espacio vacío entre escaño y escaño, el programado ir y venir de senadores a sus oficinas para que en el salón no hubiera más de 50 al mismo tiempo, el servicio de limpieza que se aplicó a la tribuna en medio de cada intervención, las cosas en el senado siguieron igual.

Con 68 votos a favor, 14 en contra y 3 abstenciones, quedó aprobada la ley de Amnistía, ninguna ley para la emergencia, solo un aplauso de consenso que el senador Monreal pidió para médicos, enfermeras y camilleros, el ejército blanco como él los llamó y nada más.

Así esta cuarta transformación luego de que por décadas, su líder se envolvía en las banderas de la justicia, la libertad y la honestidad valiente. Pero apenas tomaron el poder, decidieron quemar los barcos que los llevaron a la tribuna.

De forma grotesca, incomprensible, suicida, en los 15 meses que va de su administración, Andrés Manuel López Obrador se ha dedicado un día sí y otro también, a dilapidar su enorme capital político atrincherado en su resentimiento, en sus pulsiones autoritarias, en su intolerancia de no aceptar que la critica a su gestión se ha ido acrecentando por falta de resultados, por la realidad dura, violenta, sangrienta, dolorosa que nos golpea a diario, pero que el contumaz que despacha desde Palacio Nacional, se niega a enfrentar.

Su lucha contra molinos de viento lo ha vuelto el hazmerreír del mundo. Su grotesco espectáculo mañanero donde le da voz a reporteros que le aplauden y lo defienden, que le hacen el caldo gordo a la hora de atacar a todo aquel que disienta con su gobierno, mientras afirma que él "respeta la libertad de expresión", es solo uno de tantos botones de muestra de su hipocresía, de su doble moral, de la holgura con la que sale a diario a anunciar las buenas nuevas de su evangelio cuatrotetransformista, divulgando datos imprecisos, falacias, cuentos y más cuentos.

Así las cosas, nuevamente, pero ahora los senadores, hacen de las suyas en plena contingencia, sin que les importe nada. Solo los intereses de ellos y no los de todos los mexicanos. Resta solo esperar que el pueblo sabio haga justicia ¿qué más?

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