MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La rusofobia y la censura al arte

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Mediante el arte, el hombre puede expresar sus sentimientos más hondos y su capacidad creadora, y tiene la posibilidad de transmitir a otros lo creado, de apreciar una obra literaria, una sinfonía, una pintura o una obra arquitectónica, e incita al hombre a la elevación de su espíritu y a la sensibilización de su ser. 

“El arte es un arma cargada de futuro”. ¿Qué sería de un mundo sin arte? ¿De un mundo sin huella del paso del hombre por la historia? Imaginemos que no llegan a nuestros días obras como la Ilíada, La Odisea, La Divina Comedia; La Primavera, La Gioconda, La Escuela de Atenas; Sinfonías de Beethoven, Mozart o Bach. Imaginemos simplemente que se nos prohíbe conocerlas, tener acceso a tan excelsas letras, tan bella combinación de colores o sonidos. Resulta hasta ridículo creer que el mundo nos quiera prohibir algún día estas aportaciones artísticas y culturales, la hoguera de las vanidades de Savonarola quedó en el pasado, la quema de libros por el régimen nacional socialista es asunto enterrado. 

Lamentablemente nos equivocamos todos los que pensamos que en pleno siglo XXI el mundo no se pondría de acuerdo para censurar la cultura y el arte. Han resurgido nuevos Savonarolas: los purificadores nazis están de regreso.

Ante el conflicto Rusia-Ucrania nos hemos visto bombardeados por los medios occidentales de una manera tan salvaje que la mayoría cree a ciegas todo lo que se dice. La guerra mediática ha sembrado en muchos una repulsión hacia Rusia y la xenofobia en contra de este país ha escalado a tal grado que se ha dejado de lado la grandeza de sus personajes.  

En Italia intentaron prohibir un curso y las obras del escritor Fiódor Dostoievski; los festivales de Cannes y Venecia vetaron la participación rusa; la ópera metropolitana de Nueva York canceló los conciertos de la soprano Anna Netrebko; en México, la feria internacional del libro de Guadalajara censuró las editoriales rusas. 

Vemos, pues, que la censura al arte está en boga, se trata de la condena a la cultura rusa, pero, ¿acaso las aportaciones artísticas causan perjuicio a la humanidad? ¿Es el arte motivo de guerra? ¿La censura a la cultura acabará con las hostilidades? El arte no es un arma de guerra, es un arma para la transformación del hombre, ¿Qué tipo de hombre se quiere transformar negándole el acceso a los libros, a la música, al cine? ¿Qué sigue? ¿Qué nos prohíban conocer la tabla de los elementos químicos de Mendeléiev?

Estamos siendo víctimas de un sistema que, por su naturaleza, busca inducir a todos una misma idiosincrasia y prohíbe todo aquello que pertenece a los que se revelan en su contra. Debemos ser lo suficientemente inteligentes para saber que las letras de Tolstoi, Dostoievski, Chéjov, etc., tienen que ser leídas, no prohibidas, debemos ser suficientemente astutos para no caer en la manipulación y debemos ser suficientemente perspicaces para clamar por cultura no por censura.

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