En México hay 53.4 millones de personas que viven en la pobreza, según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). De acuerdo con una estimación de la OXFAM, acabar con la pobreza en México tomaría 120 años.
Tomando como base los datos que presentó el INEGI sobre los ingresos de los hogares mexicanos, acabar con la pobreza en el país tardaría más de un siglo, dijo Rocío Stevens, gerente de campañas de la organización no gubernamental.
Las mismas cifras del INEGI afirman que a lo largo y ancho de la república mexicana hay 2.4 millones de niñas, niños y adolescentes (de 5 a 17 años) que trabajan.
El Estado de México, Jalisco y Puebla, son las entidades que encabezan la lista con más casos de niños y niñas laborando. Entre las principales actividades que realizan destacan la venta ambulante, la venta de cualquier baratija en los semáforos, limpiar parabrisas o el trabajo en casas o en pequeños talleres.
Datos alarmantes se viven en Puebla, pues la necesidad económica obliga al trabajo infantil en la Sierra Norte, la carencia de un trabajo formal de los padres, la falta de políticas claras y la poca legislación a favor de los niños, ha generado un desamparo que los obliga a realizar actividades comerciales para generar recursos económicos a su corta edad.
Pero muchas son las consecuencias que trae a los niños la pobreza: una mala alimentación en edades tempranas provoca enfermedades cardiovasculares, anemias, descalcificación de los huesos y problemas respiratorios en la edad adulta; en síntesis un acortamiento en la esperanza de vida.
Se calcula de cerca de 900 mil niños trabajadores no asisten a la escuela porque deben cumplir con sus actividades laborales diarias.
En México se supone que los niños son considerados el futuro del país (siempre han ocupado un lugar central en la sociedad mexicana) y por eso sus derechos deben ser resguardados, aunque los altos índices de pobreza y trabajo infantil que todavía existen ponen en duda el compromiso del Estado para lograr que esos derechos se respeten.
Para la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) los derechos de niños y adolescentes constantemente se encuentran en riesgo de vulneración, sobre todo para quienes cubren sus necesidades de subsistencia por la falta de ingresos en su núcleo familiar.
El verdadero problema reside en que no hay un plan que busque erradicar la pobreza o, por lo menos, disminuir en serio los índices de marginación y desigualdad que reinan en el país; hay, incluso, quienes aseguran que los niveles de desigualdad que ahora nos azotan forman parte de una política intencional y abusiva aplicada para favorecer a quienes ya de por sí están bastante beneficiados con las condiciones actuales en las que opera el mercado.
Por eso es necesario luchar contra la pobreza en México, dar una batalla real contra la desigualdad en el país. Para eso debemos comenzar por la creación de una fuerza política de tal magnitud que sea capaz de hacer contrapeso a las élites económicas y políticas que hoy gozan a costillas de los más pobres.
Necesitamos cambiar el modelo ecónomico actual por un modelo que favorezca a las mayorías. Esto lo ha venido planteando el Movimiento Antorchista Nacional desde hace muchos años y para ello se proponen cuatro ejes fundamentales: 1. La creación de empleos, que todos los que estén en edad de trabajar lo hagan; 2. Elevar los salarios, así las familias tendrán un mayor ingreso y podrán comprar lo que necesitan; 3. Cambiar la política fiscal del gobierno, que paguen más impuestos los que ganan más, por ejemplo, las grandes empresas; 4. Reorientar el gasto público, que aumenten las obras y servicios en beneficio de la población más necesitada. Distribuir la riqueza de una manera más equitativa terminará con la brecha que existe entre ricos y pobres.
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