El próximo 12 de abril marcará el aniversario luctuoso de un evento que estremeció a Guerrero y a todo México. Hace un año, en un paraje cercano a Chilpancingo, fueron brutalmente asesinados Conrado Hernández, Mercedes Martínez y su pequeño hijo Vladimir.
Conrado y Mercedes eran líderes abnegados del Movimiento Antorchista en Guerrero, mientras que Vladimir, de seis años, era un niño que disfrutaba de unas vacaciones con sus padres. La crueldad inhumana con la que fueron privados de la vida, así como la falta de justificación para estos actos bestiales, generaron una indignación masiva y un clamor unánime por justicia.
El 12 de abril nos manifestaremos en el Zócalo de la Ciudad de México y el 14 lo haremos en Chilpancingo: exigir justicia es parte de la medicina que algún día curará a nuestra patria.
El Movimiento Antorchista Nacional ha exigido que las autoridades judiciales y políticas cumplan con su deber de investigar y llevar ante la justicia a los responsables de estos crímenes atroces. Sin embargo, a pesar de las promesas y reuniones con autoridades estatales y federales, la impunidad sigue reinando en Guerrero.
La falta de avances concretos en la investigación y la ausencia de resultados tangibles han profundizado la sensación de desamparo y desconfianza en las instituciones.
El caso de Guerrero no es un incidente aislado, sino un síntoma alarmante de un problema sistémico que afecta a todo el país. Las estadísticas revelan una escalofriante realidad: Guerrero se ha convertido en una de las entidades más violentas de México.
La impunidad que rodea estos crímenes no sólo perpetúa el sufrimiento de las familias afectadas, sino que también socava la confianza en el Estado de derecho y en las instituciones encargadas de garantizar la seguridad y la justicia para todos los ciudadanos.
La respuesta del Gobierno ante esta crisis ha sido insuficiente e ineficaz. Las acusaciones de nexos con el crimen organizado y la falta de liderazgo han contribuido a minar la confianza en las autoridades estatales.
Mientras tanto, la población guerrerense se encuentra atrapada en un ciclo interminable de violencia, desempleo y carencias de servicios básicos. Es hora de que las autoridades dejen de lado las simulaciones y las estrategias políticas, y se centren en abordar de manera decidida y efectiva el problema de la violencia en Guerrero.
El Movimiento Antorchista Nacional seguirá siendo una voz incansable en la lucha por la justicia. No descansaremos hasta que se haga justicia para Conrado, Mercedes, Vladimir y todas las víctimas de la violencia en Guerrero y México.
La memoria de aquellos que han perdido la vida no debe ser olvidada ni trivializada. Su legado debe servir como un recordatorio constante de la urgencia de poner fin a la impunidad y de construir un futuro donde reine la paz y la justicia para todos.
El próximo 12 de abril nos manifestaremos en el Zócalo de la Ciudad de México y el 14 de abril lo haremos en Chilpancingo. Exigir justicia es parte de la medicina que algún día curará a nuestra patria.
En memoria de Conrado, Mercedes y Vladimir levantamos nuestras voces y exigimos justicia. No descansaremos hasta que se haga verdad y se haga justicia. ¡Por todos los caídos, nosotros estamos de pie!
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