Recientemente, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) publicó las estimaciones de pobreza según los resultados de la medición al 2022 en el estado de Durango: una de cada tres personas se encuentra en situación de pobreza (641 mil 104 personas, lo que representa el 34.3% de la población).
De esa cifra, 117 mil 753 personas se encontraban en situación de pobreza extrema (6.3% de la población). Además, la población con ingreso inferior a la Línea de Pobreza por Ingresos (LPI) son 812 mil 476 personas (43.5% de la población), es decir, cuatro de cada diez personas no cuenta con ingreso suficiente para adquirir los productos de la canasta alimentaria más la canasta no alimentaria.
El Coneval estima las carencias sociales en la medición de la pobreza, que son una aproximación al ejercicio o acceso mínimo de los derechos definidos en La Ley General de Desarrollo Social. Estas carencias sociales son: rezago educativo, acceso a la salud, acceso a la alimentación, acceso a la seguridad social, calidad y espacios en la vivienda y servicios básicos de vivienda.
De esas carencias sociales, las que mayormente prevalecen en la entidad son la carencia por acceso a los servicios de salud, la carencia por acceso a seguridad social y la carencia por acceso a la alimentación nutritiva y de calidad.
Sobre el acceso a los servicios de salud, casi una de cada tres personas presenta tal carencia (563 mil 511 personas o un 30.2% de la población); del acceso a la seguridad social prácticamente una de cada dos personas presenta esa carencia (862 mil 522 personas o 46.2% de la población) y del acceso a la alimentación nutritiva y de calidad una de cada cinco personas presenta la carencia (379 mil 509 de personas o 20.3% de la población).
Sobre el resto de las carencias sociales, el 17.9% de la población presenta rezago educativo; 8.3% carencia por calidad y espacios de la vivienda y 9.7% carencia por acceso a los servicios básicos en la vivienda.
Finalmente, del total de la población, tres de cada cinco tienen al menos una carencia social (1 millón 167 mil 189 personas o 62.5% de la población) y una de cada cinco personas tiene, al menos, tres carencias sociales (349 mil 386 personas o 18.7% de la población).
AMLO se dedicó a vender la idea de que en su gobierno los más beneficiados serían los pobres, pero las cifras oficiales de medición de la pobreza indican que cada día aumenta el número de pobres.
Pero si todos los que hablan de la pobreza conocen del sufrimiento del pueblo y tienen la solución a este mal social, ¿por qué no la combaten?
El actual presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, se dedicó a vender la idea de que en su gobierno los más beneficiados serían los pobres, pero las cifras oficiales de medición de la pobreza y pobreza extrema no sólo no se reducen, sino que cada día aumenta el número de pobres.
La política social del actual Gobierno sólo se ha limitado a regalar dinero, como si con eso se acabara la falta de educación de calidad, el mal servicio de salud, la falta de acceso a los servicios básicos, más y mejores empleos y, claro, el problema de inseguridad.
El hecho de regalar dinero no es la solución, ni se combate la pobreza, que es la causa fundamental de todos los males que los mexicanos padecemos, condenándonos con ello a vivir siempre en esa condición de miseria. Y eso lo saben todos los políticos, y también saben que si en verdad sacan de la pobreza a los millones de mexicanos que viven en esa situación se les acabarán los votos que los mantiene viviendo del erario público. Por eso se escucha decir a AMLO que con los pobres uno va a la segura.
Es ya una costumbre ver a quienes buscan por el medio democrático un espacio en la vida pública de nuestro país desfilando por las calles sin pavimentar, visitando los pueblos más apartados, las colonias más pobres; se les ve caminar entre charcos y basureros, abrazar a los niños y niñas, hasta agarrar la pala de los albañiles para demostrar su empatía, su claro entendimiento de que ellos sí saben qué es ser pobre y que por eso el pueblo debe votar por ellos, pues se presentan como los salvadores, los redentores que van a cambiar la situación de millones de familias, y lo peor de todo es que el pueblo, cada tres y seis años, cree en esas promesas.
La pobreza no se combate sólo con discursos, con buenos deseos, con abrazos y promesas que no se van a cumplir; la pobreza se debe combatir con acciones reales, cambiando el modelo económico actual, ese modelo capitalista que se ha caracterizado por darle más valor a la mercancía, a lo que se produce que a quien produce, como algo desechable que fácilmente se sustituye.
Urge cambiar este modelo inhumano y generador de pobreza por uno mejor, uno donde la pobreza se acabe y con ello todos los males que esta genera. Es la hora de un mundo suficiente en cantidad y calidad.
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