En México, la pandemia del COVID- 19 suena a "sálvese quien pueda", desde que el 23 de marzo, la Secretaría de Salud emitió medidas necesarias para contrarrestar la pandemia, como suspender las actividades no esenciales, guardar la sana distancia, etc. El presidente López Obrador, por su parte, no tomó las precauciones necesarias a su debido tiempo, siguió haciendo campaña y minimizaba la importancia de la pandemia, no hizo caso de lo que se vive a nivel mundial, al no tomar medidas a tiempo en el frente más importante, que es el sector salud. El personal que trabaja en clínicas y hospitales se ha sido vulnerable y se ha enfrentado a situaciones de contagio masivo sin dar hasta el día de hoy una solución real, los médicos y enfermeras tienen que poner de su bolsa para poder contar con los materiales suficientes, no se ve la mano de gobierno federal en este sector; médicos y enfermeras han muerto por contagio del covid-19, y no hay un pronunciamiento claro y sincero del ejecutivo para ayudar y dar las condiciones que se requieren. Sólo falsifica las cifras y miente acerca del problema.
Por los medios informativos nos hemos enterado de las agresiones de que han sido los médicos y enfermeras, situación que enfrentan por la ignorancia de una población que no entiende o no quiere entender que, al frente de esta pandemia, está el sector salud y que a quienes se ponen en riesgo, les debemos respeto, debemos apoyarlos. Por otra parte, es de destacar que la sociedad, en algunos sectores, ha demostrado su solidaridad, de acuerdo a las posibilidades que tienen brindando alojamiento, dando cubrebocas; pero no es lo suficiente. Es doloroso ver que el gobierno de López Obrador no los ha protegido.
Ante esta pandemia, da un golpe a la economía, muchos se están quedando sin trabajo, y son personas de escasos recursos. No tener más que sus empleos significa no tener nada qué comer. La petición para ayudar a encontrarles un trabajo, y darles una ayuda económica o una despensa, es el caso de miles de habitantes de nuestro país, habitantes que viven al día, si en tiempos normales no la tenían sencillo, con la pandemia se agrava su existencia y la de su familia.
En las redes sociales y medios informativos se ha dado a conocer la gravedad de las familias humildes que no tiene un salario seguro y que piden ayuda a lo largo y ancho del país; la sociedad civil ha ayudado en algunos domicilios, pero no les corresponde a ellos, le corresponde a las autoridades locales, estatales y al ejecutivo federal; pero cuando alguna autoridad da un apoyo con despensa o económico, tal parece que es expresión nacional, "ayudaremos solo a los que tienen casa de cartón"," a los que a plena vista su vivienda se está cayendo"; razonar de esta forma es tener la mente cerrada, no están asegurando el derecho a la alimentación para la población. De acuerdo con los cálculos del Fondo Monetario Internacional, se estima que que en México, más de tres millones se quedarán sin empleo este año, y que la producción nacional se va a reducir por abajo del -6.6 por ciento (menos 6.6). De acuerdo con el Coneval, más de 52.4 millones de mexicanos viven en la pobreza y 9.3 millones en la pobreza extrema, 89 millones no tienen acceso a la seguridad social, y adicionalmente, los productos de la canasta básica han aumentado su precio: el kilo de tortilla entre 14 y 22 pesos, el huevo registra un incremento del 29 por ciento, el azúcar se ha elevado en 8.4 por ciento, el kilogramo de frijol el 26.8 por ciento y el arroz 18 %. Millones de mexicanos no cuentan con los recursos para adquirir estos productos básicos, tienen que acudir a préstamos de familiares o en alguna institución como las casas de empeño; no se ha dado a conocer una estrategia integral por parte del gobierno federal para atender el problema de la alimentación para la gente que se encuentra en pobreza, ni tampoco para los que han perdido su trabajo durante esta crisis de salud pública, dejándolos en total indefensión; esto vulnera lo establecido en la Constitución Política, que indica en su artículo 4o que toda persona tiene derecho a la alimentación nutritiva suficiente y de calidad, por lo que el Estado es el que tiene la obligación de garantizarlo; se deben de tomar medidas extraordinarias, no permitir que la sociedad se rasque con sus propias uñas, esto traerá como consecuencia problemas sociales que no queremos que ocurran, como la vandalización y el robo a comercios. Es hora de que el gobierno actúe de manera racional, de acuerdo a las circunstancias que estamos viviendo.
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