MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

 “La Obra” de Émile Zola

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Para quienes no estamos familiarizados con la historia del arte, “La Obra”, de Émile Zola es un novela buena opción para adentrarnos en ella. Se trata de un joven pintor apasionado por el arte de la pintura, quien inspiró un nuevo estilo sobre la Francia del siglo XIX; tal juventud que llevaba en su gran talento una promesa para revolucionar el arte; tal pasión que se convirtió en una obsesión lindando en la locura; tal época en la que ni el talento ni la pasión favorecían a las nuevas generaciones de artistas que trataban de llegar a la cumbre de su arte. 

A través de personajes que conforman un círculo de amigos, todos jóvenes artistas, Zola refleja la etapa de su vida en París, en donde convivió con su gran amigo, el pintor Paul Cézanne, y una pléyade de grandes amistades integradas por artistas e intelectuales; fue la etapa en que estallaba una efervescencia en la pintura, la escultura y la literatura; era la Francia de la segunda mitad del siglo XIX, momento en que se desarrolla el impresionismo en estilos que utilizaban pintores como Manet y Monet, impulsando una determinada manera de reflejar la impresión que la luz emite sobre la naturaleza o sobre paisajes rurales y urbanos. 

Fue la época en que el naturalismo se desarrollaba, avanzaba, evolucionaba hacia el impresionismo. Y éste, a su vez, funcionó como transición al simbolismo, hacia el modernismo francés. Es decir, que varios artistas de la época fueron dejando de plasmar la realidad, el mundo real, la naturaleza tal como es, para ahora moldear en ella ideas, y fundirla y confundirla con sus sentimientos y hasta con sus estilos muy personales, que fue finalmente lo que hizo que Claude Lantier, el genio pintor de esta novela, acabase en la perdición, en la locura. 

Pero más allá de plasmar lo que podría considerarse su crítica al arte y al artista de su época, a sus amistades de juventud y a sus paseos parisinos, Zola hace una dura crítica a la burguesía de su tiempo, a la que sus gustos refinados por el arte los teñía vilmente de un negocio del que todos querían sacar provecho, maleducando, a su vez, al público que contemplaba y juzgaba el arte de la pintura.

Imperaba en aquella época Napoleón III, quien fijó en las artes un patrón de gusto burgués donde triunfaba aquel artista que era partidario del gobierno y de la vida burguesa. Ya desde esa época, el arte fue convertido en un vil negocio donde se mediatizaba y se premiaba al mejor postor, lo cual exacerbó la facilonería con que los artistas plasmaban la pintura, dando lugar al surgimiento de imitadores y usurpadores del arte. Aquí se da cabida, además, a los periodistas vendedores de su pluma, comerciantes, especuladores, bolsistas, todos ellos propios del mercado burgués. 

Finalmente, es en esta novela donde Zola, personificado en Pierre Sandoz, menciona el gran proyecto de su vida (inspirado en la gran obra de Honorato de Balzac, quien retrató toda una época y la vida de la burguesía de su tiempo, en más de 100 novelas con lugares comunes y personajes entrelazados en ellas): quiso imitar a Balzac estudiando a una familia de la burguesía francesa, los Rougon-Macquart; resultó una colección de 20 novelas que llevan aquel nombre, un gran legado literario que lo ha posicionado como uno de los principales clásicos del naturalismo y de la literatura francesa.

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