MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La necesidad de la lucha social organizada

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Los acontecimientos negativos en la economía, en la política y en lo social, de manera generalizada en México, hacen necesario que el pueblo, es decir, la base de la pirámide social compuesta por los trabajadores del campo y de la ciudad, reflexionemos y tomemos conciencia, primero de que la pobreza en que vivimos no es algo natural, ni un mandato divino.  

México, a pesar de todas las malas decisiones del gobierno de la 4T que han acarreado retiro de inversiones de empresas internacionales, la desincentivación de la inversión, la fuga de capitales, aunque ciertamente nos fue arrebatado más de la mitad de nuestro territorio y se han saqueado sistemáticamente nuestros recursos, sigue siendo un país muy rico, contamos con recursos naturales más que suficientes y con fuerza de trabajo que ya quisieran muchos, y permanece dentro de las 20 economías más poderosas del mundo, por lo que la explicación de la pobreza de los mexicanos no radica de ningún modo en que vivamos en un país pobre.

Y si esta no es la explicación de la pobreza de la inmensa mayoría entonces debemos buscarla en otra parte, que se encuentra, como han dicho especialistas en el tema a nivel mundial, en la gran brecha que separa a los ricos muy ricos del resto de la sociedad, al grado de que, según el premio nobel de economía 2001 el estadounidense Joseph Stiglitz, el 0.01 por ciento de la población concentra el 90 por ciento de la riqueza, lo que no está nada lejos de lo que sucede en el país seguramente, por tratarse del mismo modelo económico y del mismo sistema de producción imperante en ambos casos. Es decir, que el que no tengamos una vida acorde con esta riqueza nacional, está en la mala distribución de la riqueza social, que producimos entre todos los mexicanos pero que se queda en unas cuantas manos mientras los demás sufrimos la carencia de todo.

Pero componer la situación requiere de un gobierno que tenga la voluntad de hacerlo y el actual no la tiene, por el contrario. Veamos:

La inflación y sus consecuencias se palpan diariamente porque el dinero no alcanza para adquirir cuando menos lo mínimo indispensable para la subsistencia, ya el huevo y las verduras, son también artículos de lujo como la carne y el pescado que ya no se pueden adquirir por quienes tienen un salario mínimo o cercano a este y menos para quienes ni siquiera cuentan con un empleo formal que es el verdadero empleo; sin contar con que no hay dinero para curarse, para mandar a los hijos a la escuela; la renta está cara y no hay posibilidades de adquirir una vivienda, tampoco alcanza para el pago de los servicios de luz, agua, drenaje y agua; menos se cuenta con pavimentaciones, transporte eficiente, ni nada. Vamos de mal en peor. Pero la situación se agrava porque la inseguridad está peor que nunca y afecta a toda la población, incluidos periodistas y religiosos, pues en los hechos el gobierno ha renunciado a proporcionar seguridad pública; ya no hay salud pública, pues se acabó el seguro popular, nunca se echó a funcionar el INSABI, ni hay medicinas ni médicos suficientes en el seguro, ni en hospitales o centros de salud pública; la educación está por los suelos y peor que antes en todos los niveles educativos y en todos los rubros; no hay obra pública ni desarrollo social, todos los combustibles son caros y por tanto inaccesibles para la mayoría de la población.

En política no es la excepción, se persigue a los adversarios incluso echando mano de medios francamente ilegales, se utiliza la ley como garrote, se prostituye la impartición de justicia con juicios amañados, se encarcela y reprime abiertamente, sigue imperando el charrismo sindical de siempre sólo que ahora ligado a la 4T, se utiliza la tribuna para calumniar, atacar y difamar a los que no son afines al proyecto político del actual gobierno, se utiliza el poder para favorecer candidatos a todo de manera descarada, se hacen leyes a modo, se ataca instituciones como el INE para regresar a lo de antes, y, por último, ni la corrupción ni la dichosa mafia en el poder se ha acabado. Sin exagerar, hemos salido de Guatemala para entrar a Guatepeor.

Por eso, solo queda la lucha del pueblo organizado para transformar en serio la situación de los pobres de México, no con discursos demagógicos que endulzan el oído, pero que nada resuelven, sino con acciones concretas como el empleo para todos, los salarios remuneradores, la política fiscal progresiva (cobro de impuestos acorde a las posibilidades) y una reorientación del gasto público con miras a atacar los problemas de fondo del rezago social, como lo propone el Movimiento Antorchista Nacional.

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