Hay premios que no siempre tienen mérito. Este, creo yo, es el caso del triunfo morenista en nuestro país. ¡Ganaron, todo el país se viste de guinda, la nueva era llegó!, dicen muchos. Pero era de esperarse que Morena ganará, eso no es ninguna sorpresa, y tampoco ninguna casualidad. Morena trabajó arduamente por morenizar a la gente, pero no concientizándola, no convenciéndola del bienestar prometido, sino coaccionándola mediante los programas monetarios, que bien cumplieron su función.
López Obrador y su partido, con toda su experiencia politiquera, aplicaron eficazmente un mecanismo de manipulación disimulado. Por un lado, la ideologización con las mañaneras, donde todos los días, de lunes a viernes, sin fallar ni un día, salió a las cámaras en cadena nacional con el cometido de convencer a la gente de que su partido era distinto, que era de izquierda, que era el gobierno de los pobres, bajo una sencilla tesis que la gente pudo asimilar rápidamente: gobierno malo PRIAN, gobierno bueno MORENA. Por otro lado, ya en la argumentación, es decir, a la hora de explicarle a la gente el por qué decía eso, y probar con resultados, ahí entraron en acción los apoyos económicos, que cual bálsamo curativo calma dolores, así disiparon las dudas y exigencias de la gente, como generando un estado de sopor permanente.
López Obrador y su partido, con toda su experiencia politiquera, aplicaron eficazmente un mecanismo de manipulación disimulado.
Pero no es responsabilidad del pueblo ignorar temas de relevancia. Sino del sistema que promueve la clase que nos domina, el modo de producción capitalista, donde se privilegia el “hacer”, ante el “pensar”, es decir se le concede mayor importancia al trabajo manual que al trabajo intelectual. Así pues, la mayoría de la población vive absorbida trabajando, ocupando todo su ser en sobrevivir, sin dejar ni tiempo ni energías para el análisis de la realidad misma, pero porque no tiene otra alternativa.
Esa discriminación hacia la preparación intelectual, hacia el análisis y el raciocinio, es promovida desde las clases poderosas, quienes se encargan de elaborar, por ejemplo, los planes de estudio de las escuelas de todos los niveles. De ahí que tengamos muy presentes en términos educativos oficiales, la tendencia de las escuelas que son 80% prácticas y 20% teóricas, de los estudios sabatinos, las carreras técnicas, o la famosa educación dual que implica recurrentes convenios de universidades con el sector empresarial, y la nueva escuela mexicana, que parece tener la intención de confundir a los estudiantes sobre nuestros orígenes, nuestra cultura y nuestro futuro. Pero la realidad siempre nos enseña. En el marco del Día Internacional de la Educación 2024, el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) presentó un informe sobre los obstáculos que enfrentan los estudiantes en México y ofrece los siguientes datos: 6.4 millones de niños, niñas y jóvenes entre tres y 18 años, no acuden a la escuela, de los cuales la mitad corresponden a grupos vulnerables, indígenas, afrodescendientes. “Dos de cada 10 estudiantes con discapacidad, no asisten a la escuela”. “Solo uno de cada tres jóvenes que inició la primaria logra ingresar a la universidad”. “3.8 millones se encuentran en rezago educativo. Significa que en uno de cada 10 su nivel escolar no corresponde al que deberían tener de acuerdo con su edad”. Una tercera parte de las secundarias en México no cuenta con una plantilla de profesores suficiente y 18% del personal educativo entrevistado en la prueba PISA 2022 consideró que no tiene personal docente capacitado adecuadamente. Hasta aquí los datos del informe del IMCO.
México es, pues, uno de los países en Latinoamérica con más desigualdades educativas. Pero estos datos no se corresponden con los 345 mil millones de pesos “invertidos en educación”, que se otorgaron a los estudiantes con el programa universal de becas. Esto nos dice claramente, que el dinero por sí solo, no garantiza la calidad en la educación, pues además del apoyo monetario, falta invertir en la construcción de más escuelas, mejorar las que existen, invertir en tecnología, en computadoras, instalar internet, capacitar al personal, completar las plantillas docentes ahí donde faltan, y apostar por una educación verdaderamente de calidad. Dar beca a los estudiantes, es que el gobierno se cure en salud, y evada su verdadera responsabilidad, que es la calidad educativa.
Y lo mismo aplica para los adultos mayores que no les construyen hospitales, ni les ofrecen servicio de calidad por falta de personal médico y de medicamentos, pero que les entregan puntualmente su apoyo económico. O a las madres solteras, que les negaron el servicio de guardería y se los cambiaron por dinero, que es a todas luces, insuficiente. Está claro, el gobierno morenista le ha dado al pueblo con la mano derecha, lo que le ha quitado con la mano “izquierda”, ha jugado con los sentimientos del pueblo, lo ha hecho sentir, solo sentir, menos pobre, más seguro y más estable, dándole dinero, aunque las estadísticas que se comprueban con la realidad, digan lo contrario.
Es urgente, por tanto, que todo aquel desprejuiciado que sí entienda de este gran engaño ocurrido, y que analice la realidad por cómo es y no por como dicen que es, debe agruparse en un solo frente apostado por la defensa del pueblo que sufre a diario, las peores desgracias. Hoy más que nunca debemos organizarnos, porque han ganado el poder, pero eso no significa que tengan la razón, ni que hayan ganado la simpatía y el respeto de los mexicanos, sino que han hecho muy bien el trabajo de manipulación. Y contra la manipulación, solo existe la concientización. Trabajemos para entender la realidad y ponerle remedio a nuestros males. Mejorar las condiciones de los mexicanos, exigiendo mejores servicios de salud, de vivienda, de educación. ¡Unidos y organizados podremos hacerlo!
0 Comentarios:
Dejar un Comentario