“Mamá, y ahora qué va a pasar? ¿Qué vamos a comer en la escuela? Dicen que prohibieron la comida chatarra, o sea palanquetas, palomitas, algodones, galletas, papitas, jaleas, juguitos, yogurt, gomitas, chilito con chamoy, chocolatines, colaciones de dulce, bolis… todo”.
La nena, con su carita de tristeza, repetía a su mamá: “¿Y ahora qué voy a comer en la escuela? Con los cinco pesos que me das, no me va a alcanzar para comprar una comida saludable; con ese dinero sólo me alcanzaba para una bolsita de chicharrines o para una paleta”. Ante la cara de tristeza de la nena, la señora se limitó a comentar: “Somos pobres, hija, hay que conformarnos con lo que tenemos”.
Esa y otras historias más se escuchan a las afueras de las escuelas. La pregunta sería: ¿quién, en su sano juicio, se opondría a que los niños se alimenten sanamente? ¡Que sean las frutas y verduras el platillo principal de su comida y no los chicharrines, bombones, chilitos con dulce, etcétera, tan dañinos para su desarrollo!
Me ocupo de este tema, que está tan de moda entre los legisladores, ya que en días pasados, con bombo y platillo, anunciaron la nueva ley que prohíbe la venta de comida chatarra en las escuelas.
¡Como si el problema fuera que la gente necesita leyes para dejar de consumir productos basura! ¡Qué bárbaros! ¡No se vayan a cansar de tanto trabajar legislando!
Hay que ser muy prudentes en las recomendaciones alimenticias para las familias mexicanas, ya que nuestro pueblo es bastante sabio.
No se trata de educar a las familias para que nutran mejor a sus hijos; se trata de asegurar que todos los mexicanos tengan un trabajo digno que les permita ganar lo suficiente para poder comprar una canasta básica nutritiva, que ayude al desarrollo de sus hijos.
Urge que el gobierno de la 4T cumpla su palabra y se generen empleos suficientes y bien remunerados para que todos puedan tener una alimentación digna, al alcance del bolsillo. Está claro que una familia que gana un salario mínimo o, peor aún, las que no tienen trabajo, no pueden aspirar a tener una dieta donde las frutas y verduras se consuman diariamente en su mesa.
Con leyes que presumen de proteger la salud infantil, se evade el verdadero problema: millones de familias mexicanas no pueden pagar una dieta saludable porque simplemente no tienen con qué.
Eso definitivamente está fuera de su alcance. Repito: la gente no necesita buenas recomendaciones para tener una alimentación sana, sino un buen trabajo y mejor salario que le permita acceder a los mejores alimentos para nutrir a su familia.
Parece que el mundo está de cabeza, donde lo principal no se ve, y lo accesorio ocupa grandes titulares en los medios de comunicación. Y es que el bombardeo de propaganda capitalista mina la capacidad de los trabajadores para razonar sobre temas que tienen que ver con su propia supervivencia.
¿Qué es más importante: generar empleos suficientes y bien remunerados para toda la población mexicana o hacer recomendaciones acerca de los alimentos que se deben consumir? La respuesta la tiene usted, apreciable lector.
Recientemente, en la Espartaqueada Cultural del Movimiento Antorchista Nacional, escuché la participación, en la disciplina de oratoria, de un compañero tabasqueño que expresaba muy sensatamente que Tabasco se lleva el primer lugar nacional, pero en desempleo y en inseguridad.
Sí, ya le ganamos a Sinaloa, a Chiapas, a Chihuahua y hasta a la CDMX. Fuimos como los buenos corredores de olimpiadas, rebasando a los que, en un principio, nos llevaban la delantera. Y él decía: “Tabasco está en desastre, no hay empleo, por consiguiente se disparó el índice de inseguridad; por eso se ve a muchos jovencitos metidos en las organizaciones delictivas, en los grandes cárteles de la droga”. Y, aunque actualmente un fuerte destacamento de la Guardia Nacional llegó a Tabasco para intentar dar seguridad a la población, los incidentes de violencia no terminan, y al parecer no terminarán.
Por su parte, el periódico El Heraldo publicó: “El crimen organizado y la delincuencia han rebasado al gobierno, y eso afecta directamente a la salud psicosocial de la población. Padres de familia denuncian que las promesas gubernamentales de seguridad no se han cumplido y temen por su seguridad diaria, sin garantías de regresar a su casa sanos y salvos. Las familias viven con incertidumbre, enfrentando una decisión crítica entre la educación y la seguridad de sus hijos”.
Así la situación: las preocupaciones de los tabasqueños son dos: la falta de empleo y el problema constante de inseguridad. Estos son los temas que más los mantienen en incertidumbre; incluso, no creen que esto se pueda resolver en un mediano plazo.
Por lo anterior, y volviendo al tema de la prohibición de comida chatarra en las escuelas, no es una, sino miles de mamás las que se enfrentan al problema de que, si debido al desempleo y los bajos salarios apenas les alcanzaba para darles a sus hijos, aunque sea unos pesitos para que se compren por lo menos una bolsa de chicharrines a la hora del receso, ahora, con las nuevas leyes, menos tendrán para darles a sus hijos lo suficiente para una comida nutritiva. En fin, esta es la triste realidad.
En nombre de la honestidad y el dizque combate a la corrupción, el gobierno de la 4T terminó con programas que por lo menos servían para darle de comer una vez al día a los niños de padres desempleados, tales como los desayunos calientes y los comedores comunitarios.
Y vale la pena preguntarse: con esta medida, ¿terminaron con la corrupción? ¿Con el nepotismo? ¿Cumplieron su palabra de generar empleo para este pueblo que sigue en pobreza alimentaria? ¿Tenemos un Tabasco más seguro? Nuevamente le cedo la palabra a mis amables lectores: observen su realidad y ustedes mismos generen la respuesta.
Este sistema capitalista hace de todo para manipular a su conveniencia a la clase obrera, consciente de que, si se despierta, se organiza bien y defiende sus propios intereses, los dueños del capital tendrían sus días contados. La manipulación de los medios de comunicación es intensa.
Para mantener las mentes dormidas: futbol, religión, moda, seudomúsica, campañas fitness, películas de Hollywood y, ahora, campañas de nutrición, son sólo algunas de las formas sutiles que se utilizan para mantenernos entretenidos en temas vanales, cuando nuestro país se está cayendo a pedazos, cuando el desempleo y la inseguridad se han vuelto el pan nuestro de cada día. Urge, pues, una transformación que ponga de pie a nuestra patria. Y como diría Silvio Rodríguez:
Yo he preferido hablar de cosas imposibles,
porque de lo posible se sabe demasiado.
Si alguien que me escuche se viera retratado
sépase que se hace con ese destino;
cualquier reclamación que sea sin membretes.
Buenas noches, amigos y enemigos.
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