Mi madre, que siempre tuvo una idea de progreso, luchó hasta sus últimos días para que sus hijos se prepararan y tuvieran estudio. Ella sabía que era el arma ideológica y la herencia más poderosa que nos podía dejar. En el año 1998 decidió salir de su hogar y de su pueblo, en busca de nuevas oportunidades; llegamos a Cd. Victoria, Tamaulipas desde hace 23 años, a una casa que nos había prestado el Profesor Rigoberto Villanueva en el Fraccionamiento “Las Misiones” aprovecho esta oportunidad para agradecerle su gran apoyo en esos momentos.
Sin embargo, mi madre siempre tuvo claro que ese hogar era temporal, que no era nuestro y que debíamos hacernos de algo propio. Pero la realidad en la que vivimos nos tocaba la puerta todos los días, con los gastos de alimentación, educación, agua, luz, gas, entre otras necesidades. Por lo tanto, no alcanzaba para ahorrar. Después de algunos años con la ayuda de mi padre se logró comprar un terreno en una zona irregular, y como única garantía con la que se contaba era una carta de posesión en la colonia Azteca etapa 2, pero eso implicaba que se tenía que habitar lo más pronto posible.
Al llegar a la colonia era ver las condiciones muy desalentadoras, sin agua, sin luz, sin drenaje, sin vivienda y además peligrosa por su ubicación ya que estaba junto al río San Marcos. Era difícil y triste ver todas esas condiciones, se vivía todos los días con mucha preocupación y temor, podías ver en cada esquina grupos de jóvenes drogándose con botes de resistol, eso era peligroso porque te podían asaltar, robar o incluso agredir; recuerdo que por las noches se escuchaba correr a los muchachos por el río y detrás de ellos los caballos de la montada, las patrullas por las calles, el ruido de ambulancia, los bomberos porque llegaron a quemar varias casas; mi madre que siempre me transmitió seguridad, fuerza y valentía decía -no te preocupes, no va pasar nada, todo está bien-
Al poco tiempo que llegamos, empezó a entablar conversación y amistad con los vecinos y la invitaron a las reuniones de la colonia. Llegó a formar parte del comité que exigía la introducción de los servicios básicos. Su exigencia fue perseverante, lo que logró la introducción del agua potable y el alumbrado público, nada sencillo en esos tiempos. Pero la lucha no terminaba ahí, ya que el terreno estaba en un lugar que no era seguro, y constantemente estaba la amenaza que cuando continuara la obra del bulevar Práxedis Balboa que actualmente se encuentra hacia la Torre Bicentenario, tendrían que desalojar y perder los predios.
Después de varias gestiones y movilizaciones que encabezaron los colonos de ese lugar, llegaron al acuerdo con el gobierno que cuando eso pasara se les iba a respetar sus lotes y sus viviendas. Lamentablemente mi madre ya no logró continuar con la lucha; ella enfermó y en el 2003 falleció.
La obra del bulevar inicia su construcción en el 2007. Una parte de la población entusiasmada por el desarrollo en infraestructura que significaba para la ciudad y otra parte preocupada, no se sabía si nos quedaríamos o nos reubicarían, el tiempo se había cumplido y empezaron a llegar los ingenieros y topógrafos a marcar y a dejar estacas rojas, era la señal de donde pasaría el bulevar, desgraciadamente pasaba por varios predios; pero al ver esto nos organizamos y tomamos el acuerdo que nadie se movería hasta que pagaran lo que corresponde de la construcción de la vivienda y su lote. No todos persistieron en la lucha porque los intimidaban con sacarlos, entre más cerca estaba de llegar la máquina a su terreno, más temor existía.
El desalojo era un hecho al que estábamos expuestos cualquiera de los habitantes que ahí se encontraban, quienes no resistieron a la presión la única opción que les quedaba era aceptar lo que les dieran de dinero para no perder todo lo invertido. Pero un grupo importante se mantuvo y consiguió un valuador que nos asesoró para exigir lo que valía la vivienda, se logró que nos respetaran el precio e incluso dieron tiempo de sacar todo lo que se pudiera rescatar de la casa, (puertas, ventanas, varillas, block, alambre, etc.)
Esta obra de infraestructura tan importante vino a dar un giro de gran relevancia y a cambiar la vida de todos. Tanto fue su impacto que los predios elevaron su costo, se logró tomar acciones contra los robos habitacionales, las riñas, y la drogadicción, temas que caracterizaban a la colonia porque el refugio de estas personas era esconderse sobre los cauces del río.
No todos los predios fueron regularizados en ese momento, pero entonces ya había quien encabezara la demanda; sin embargo, no contábamos que el grupo se dividiera porque los que recibieron terrenos en otra parte de la ciudad se fueron a vivir allá y entonces se perdió la fuerza con la que se contaba.
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