MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La educación vista a través del materialismo histórico

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De acuerdo con los estudios hechos por el antropólogo estadounidense Lewis H. Morgan, quien curiosamente naciera el mismo año que Carlos Marx, en 1818, quedó demostrado la existencia de un comunismo de tribu como origen prehistórico de todos los pueblos conocidos.

Es importante destacar, en esta parte, que la sociedad tal cual la conocemos hoy no ha existido siempre con su Estado, su policía, sus fuerzas armadas, sus instituciones e incluso la forma habitual de la familia moderna no ha existido siempre. La sociedad cumple también la ley dialéctica del movimiento.

Heráclito de Éfeso, 400 años antes de nuestra era, afirmaba que nadie se baña dos veces en el mismo río y en efecto tenía razón, puesto que las aguas que corren no son las mismas a cada instante, todo está dejando de ser para llegar a ser algo nuevo. Más tarde, de manera más profunda, el tema dialéctico, fue desarrollado por el filósofo alemán idealista Georg Wilhelm Friedrich Hegel, nacido en 1770; sin embargo, fue Carlos Marx quien le dio un carácter materialista y extendió a todos los campos su aplicación, como alguien dijera, puso en pie lo que estaba de cabeza. La dialéctica, de acuerdo con Marx, es la ciencia de las leyes generales del movimiento, tanto del mundo exterior como del pensamiento humano. Marx aplicó esta ciencia a la historia de la sociedad llamando a esta forma nueva y científica de estudiar el materialismo histórico.

Pues bien, a lo largo de la historia de la sociedad se registran varios cambios cualitativos que de alguna forma marcan el inicio y el término de una sociedad, entendida esta como la forma de organizarse de un grupo humano para poder convivir y sobrevivir, adquiriendo un carácter sobresaliente el tema económico, el cómo se organiza en cada etapa de desarrollo la forma de producir los bienes materiales y qué relaciones adquieren estos agentes entre sí y con los instrumentos que sirven de herramienta para elaborar los productos. Encontramos entonces diferentes etapas de desarrollo: comunismo primitivo, esclavismo, feudalismo, capitalismo, socialismo y comunismo científico.

Dentro de las etapas mencionadas encontramos dos relaciones sociales dentro del proceso de producción: la de explotación y la de colaboración recíproca. Una sociedad donde no aparecen por ningún lado las clases sociales y por otro una sociedad donde sí las encontramos. ¿Qué son las clases en general? Lenin de manera expresiva las definía: “Es lo que permite a una fracción de la sociedad apropiarse del trabajo de la otra. Si una fracción de la sociedad se apropia de todo el suelo, tenemos la clase de los propietarios de la tierra y la clase campesina. Si una fracción de la sociedad posee las usinas, las acciones y los capitales, mientras la otra trabaja en las usinas, tenemos la clase de los capitalistas y la clase de los proletarios”.

Analicemos la educación en una sociedad sin clases sociales, una sociedad que como se dijo al principio su existencia ha quedado demostrada, la comunidad primitiva. La vida en esta sociedad se caracteriza por una sobresaliente solidaridad entre los miembros del grupo pues así se lo exigían las condiciones materiales de existencia. El hombre sin garras ni colmillos o una coraza que le permitiera enfrentarse a la naturaleza hostil de su tiempo, le exigía ser gregario.

¿En una sociedad dividida en dos clases claramente identificables, como la que vivimos hoy, es la misma educación que reciben los hijos de los trabajadores y los hijos dueños del capital, o los hijos de la clase política que gobierna al país?

La comida que lograban estas tribus durante todas las horas del día era consumida de manera inmediata, sus instrumentos de trabajo eran muy primitivos. Todos tenían los mismos derechos, y para guiar a la manada en momentos difíciles, existía un consejo regularmente conformado por los más ancianos quienes de manera democrática eran aceptados, toda la gens tenía vínculos de sangre y la mujer ocupaba un lugar importante en estas sociedades. La educación de los jóvenes era espontánea, no existía alguien especial a quien se le delegara la tarea de educar, se daba de forma colectiva y por esta razón la educación era integral y el joven encontraba su ser en el ser del grupo.

Una vez desarrollada la agricultura y la domesticación de animales junto con el perfeccionamiento de sus instrumentos de trabajo, empieza a existir un excedente el cual tiene que ser administrado, surgen entonces los administradores y de estos más tarde, la clase social dominante. Está registrado que eran los faraones egipcios quienes en un principio se encargaban del manejo de los riegos para el cultivo.

Este tipo de personas quienes desarrollaban tareas alejadas propiamente de los trabajos manuales, en una primera etapa elegidos libremente después, como decimos hoy ya no soltaron el puesto e incluso se pensó por primera vez en heredarlo.

Las clases sociales pues, aparecen y entonces la educación cambia. Los faraones del antiguo Egipto empezaron a cercar el conocimiento. Existía un instrumento muy útil llamado el Nilómetro, el cual medía las fluctuaciones del nivel de agua del río, sabiendo en qué meses del año este aumentaría su cauce; tal información era dada al pueblo y estos se alegraban atribuyendo al rey cualidades místicas. El acceso a este instrumento solo lo tenían permitido el faraón y sus sacerdotes.

En la cultura azteca existían dos tipos de escuelas, una donde se educaba la clase noble, el Calmécac, y otro para las clases medias, el Tepochcalli. El pueblo no iba a estas escuelas, la educación del niño estaba delegada al padre y la educación de la niña a la madre con el fin de heredar los trabajos de labranza domésticos.

La pregunta obligada es ¿en una sociedad dividida en dos clases claramente identificables, como la que vivimos hoy, es la misma educación que reciben los hijos de los trabajadores y los hijos dueños del capital, o los hijos de la clase política que gobierna al país? Está claro que no; al pueblo si alguna educación le llega es muy deficiente con muchas carencias; en cambio, los hijos de los ricos estudian en escuelas carísimas incluso fuera del país.

Es por eso por lo que la lucha por una educación crítica, científica y popular es correcta. La desigualdad inmensa deja sus estragos también en la educación y mientras esa desigualdad no se corrija muy difícilmente dejaremos de ser el último lugar de los países de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) en temas de Español y Matemáticas. Vale.

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