Dijo alguna vez un clérigo y escritor inglés, que el mayor amigo de la verdad es el tiempo; su más encarnizado enemigo, el prejuicio; y su constante compañera, la humildad. Aceptar una verdad, trátese de la que se trate, es muy difícil en una sociedad como la nuestra y como las que han existido desde que se conoce la desigualdad, el abuso, la injusticia, el hambre, la pobreza, donde, aunado a la venta de la idea de un grupo de gente privilegiada hacia los menos favorecidos de eliminar todo tipo de humildad y humanidad a cambio de una vida menos lastimera, cualquier acto revolucionario, como la verdad, es rechazado.
En México, la realidad de pobreza y miseria medular convive con una ideología que como taladro ha penetrado en la mente de nuestro pueblo más sufriente, haciéndole creer al que menos tiene, tenerlo todo, defendiendo a quien le procura esa miseria y la agudiza. Y en medio de esta confusión, están nuestros políticos. Esos que viven vendiéndole teatro y regalando migajas al pueblo que, lastimado e ignorante, acepta sus miserias regalando su confianza y humildad. Esto pasó en 2018 y lo vivimos actualmente.
El combate a la corrupción y el combate a la pobreza fueron dos de los pilares fundamentales sobre los que descansó toda la campaña con la que Andrés Manuel López Obrador llegaría a la presidencia de la república, consignas que representaban el verdadero sentir del pueblo, quien harto ya de tanta miseria, de promesas falsas de los partidos políticos de siempre, de tanta impunidad ante la corrupción de quienes se decían trabajar para el país, acudieron de forma masiva a las urnas a votar por una opción que se autoproclamaba distinta y que prometía que desde los primeros meses de su administración erradicaría estos problemas tan enraizados en la sociedad mexicana y que tanto mal le habían hecho a nuestro país.
En esta transición, del dicho al hecho, llevamos más de cinco años, un lustro que, lejos de erradicar la pobreza, ha nutrido con más de 6 millones de mexicanos esta cifra, un periodo en el que se ha demostrado que la austeridad que predicaba es aplicada a todo ciudadano con excepción de familiares, amigos y cualquier empresa que esté dispuesta a apoyar sus proyectos y una red de corrupción que se sabe existe hasta en las más grandes esferas del gobierno. Y una de estas es la Seguridad Alimentaria Mexicana (Segalmex), heredera de la empresa para estatal Compañía Nacional de Subsistencias Populares (Conasupo).
La Auditoría Superior de la Federación (ASF) detectó irregularidades de 15 mil 300 millones de pesos, que finalmente se redujeron a nueve mil 500 mdp, muy por encima de los 7 mil 600 millones reportados en La Estafa Maestra de 2017. Desde 2020, la organización Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) documentó la existencia de una red de corrupción en la dependencia ligada a la entrega de convenios multimillonarios irregulares, extravío de estados financieros y el otorgamiento de contratos a empresas fachadas.
Según su investigación, en 2019, el diario Reforma reportó que Segalmex estuvo otorgando cientos de millones de pesos en contratos sin licitar; en 2020 el exdirector de Administración y Finanzas de la para estatal, René Gavira Segreste, deja el cargo entre señalamientos de corrupción; el mismo año, la ASF encontró que Segalmex no acreditó el destino de 3 mil mdp en su evaluación de la Cuenta Pública de 2019; en 2021 MCCI expuso que otorgó 797 millones de pesos a una red de empresas fachada que incumplieron con entregar pesticidas, costales y lonas que servirían para proteger y almacenar granos, además de extraviar Liconsa estados financieros correspondientes a cinco meses en una revisión de auditorías internas; en su evaluación de la cuenta pública 2020, la ASF revela que Segalmex no pudo acreditar el destino de 8 mil mdp así como también que pagó por adelantado a Soluservicios globales NXK 49 millones de pesos aunque nunca pudo comprobar que la compañía le entregó los pesticidas acordados; señaló en 2022 que entregó un contrato de 245 millones de pesos a una empresa que no tenía empleados registrados ante el IMSS; el mismo año, MCCI revela que empresarios de las empresas fachadas que ganaron 797 en 2021 en contrato con la para estatal, construían desarrollos de lujo en Yucatán a través de la inmobiliaria Aura, empresa que se formó en este sexenio y que ha estado ligada también a Rosario Robles mientras era secretaria de la Sedatu.
En 2022 se revela que el hijo de René Gavira Segreste, exdirector de Finanzas de Segalmex, adquirió un departamento en San Antornio, Texas, que pertenecía a la hermana del director de la Comercializadora de Productos Lácteos de la Laguna (COPROLAC), empresa beneficiada por Liconsa con tres convenios multimillonarios para el secado de leche en 2021; en 2023 un juez federal cancela un proceso de orden de aprehensión de René Gavira Segreste, prófugo exdirector de Administración y Finanzas de Segalmex, por la compra ilegal de certificados bursátiles, la cual se realizó utilizando 100 millones de pesos pertenecientes al presupuesto de la para estatal, según datos de investigación de MCCI; y finalmente, hasta el momento, el exdirector de Segalmex mientras estuvieron estos fraudes, Ignacio Ovalle, sigue intacto y sin procesos en su contra.
Recientemente, en junio de 2023, productores de granos básicos de Sinaloa, Sonora, Tamaulipas, Chihuahua, Jalisco, Guerrero y Michoacán, quienes forman parte del Frente Nacional para el Rescate del Campo Mexicano, realizaron bloqueos de vialidades, toma de casetas y otras movilizaciones para insistir a las autoridades federales en que establezcan precios de garantía de 8 mil pesos por tonelada de trigo, 7 mil por la de maíz y 6 mil 500 pesos por la de sorgo, medidas que se tomaron por la falta de dialogo con Segalmex y por la ausencia de operatividad y efectividad por parte de la dependencia.
Hay muchísimos datos más que usted, amable lector, podría encontrar en medios digitales e impresos en los que se señalan todo el lodazal que hay en el caso de Segalmex. Y no es de extrañar, pero posiblemente le parezca raro que venga del único partido que descaradamente se ha autoproclamado defensor del pueblo. Como mencionaba al iniciar estas líneas, es difícil aceptar la realidad, pero no hay de otra. O nos enfrentamos a ella, o nos dejamos hundir en la mentira, la desesperanza y la resignación. No creo que esa sea la postura del pueblo que tanto le ha costado sobrevivir para dejarle un futuro a sus hijos y nietos. Aceptémosla de una vez: este gobierno no sabe y no sabrá jamás gobernar como su eslogan lo dicta, ellos mienten y le roban al pueblo mexicano, la realidad y el tiempo lo demostraron.
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