Como seguramente lo sabe la mayoría del público lector, la prensa nacional ha dado a conocer diversos, variados y graves actos de corrupción, que contradicen de manera flagrante la base sobre la que descansa la política de Morena (o Cuarta Transformación): el combate a la corrupción. Ha exhibido, por tanto, igual que como ha sucedido con otros tantos lemas de gobierno, que el combate a la misma son una mentira consciente, para seguir manteniendo en la opinión publica la idea de que nos encontramos ante un gobierno impoluto, respetuoso de sus compromisos y creador incansable de una nueva forma de gobierno que busca el beneficio de la mayoría del país. La realidad demuestra todo lo contrario.
Tenemos así que el periodista Carlos Loret de Mola dio a conocer un video donde se observa a Pío López Obrador, hermano del actual presidente de la República, recibiendo dinero de procedencia ilícita, para aplicarlo, según su dicho, en la campaña electoral del candidato a la presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador. A pesar de la evidencia de haber cometido un delito electoral y de manejar de recursos de procedencia ilícita, deambula sin pena ni gloria por el país amparado por la ola de impunidad con que lo protege el presidente. Esto llevó a la Fiscalía Especializada Para Delitos Electorales a determinar la inocencia de Pío López, con la total complicidad e indiferencia de la Unidasd de Inteligencia Financiera (UIF), a cargo de Santiago Nieto, obviando el video que prueba sin lugar a dudas la culpabilidad de Pío López. Esta resolución e indiferencia demuestran el uso faccioso de la ley y su aplicación discrecional como garrote para aplacar a los adversarios políticos.
Felipa Obrador, prima hermana de López Obrador y propietaria de la empresa Litoral Laboratorios Industriales, signó contratos con Pemex por más de 345 millones de pesos. Está claro que estas asignaciones son producto del influyentismo, del uso del poder para beneficio personal, eliminando de tajo la libre competencia entre las empresas, y obteniendo beneficios mediante la corrupción como elemento decisivo para lograr los fines deseados. De acuerdo con declaraciones del propio López Obrador, todos los negocios de mayor cuantía, son del conocimiento del presidente de la República. Esto nos permite afirmar, sin faltar a la verdad, que estuvo perfectamente enterado de las transacciones que hacía su prima con la paraestatal, lo que lo hace partícipe y encubridor de la corrupción que dice combatir.
Buscando revertir la denuncia, Pemex afirmó, sin demostrarlo, haber rescindido los contratos asignados a Felipa Obrador, medida que confirma que la asignación fue un acto de corrupción; porque si no hubiera sido así lo sano era demostrar que se le asignaron los contratos por ser Litoral Laboratorios la compañía que menores precios cobraba y la que mejores garantías proporcionaba a la paraestatal, razón válida y suficiente para justificar su decisión. Al no hacerlo prueba lo que quiere negar.
Francisco Garfias dice en su columna que el manejo de las finanzas públicas constituye la zona más truculenta de la Cuarta Transformación. La opacidad es su divisa y la pandemia es la justificación. Por ningún lado aparece el manejo transparente de los recursos públicos que prometió en campaña López Obrador; da un dato como ejemplo, que proporciona una investigación de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI): En lo que va del 2020, de 102 mil 102 contratos a entregar, los que el gobierno ha otorgado por adjudicación directa son 95,887 lo que representa en pesos y centavos la cantidad de 165 mil millones de pesos, casi el 50 por ciento, la mitad de los recursos que el gobierno ha contratado.
Que esta política es una constante, y no una excepción dentro de las filas de la Cuarta Transformación, lo demuestra el hecho de que el gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García, asignó de manera directa el 99% de las operaciones para obras y servicios públicos, según datos de la Contraloría General del Estado, a cargo de Mercedes Santoyo Domínguez. Este porcentaje, traducido a números absolutos nos indica que, de 19 mil 592 operaciones, se han entregado 19 mil 396 en adjudicaciones directas.
Sirvan estos tres ejemplos para para demostrar cuánta razón tenía y tiene el Movimiento Antorchista Nacional, cuando alertó oportunamente a la Nación sobre el error tan grave que cometía López obrador, al hacer del combate a la corrupción el eje central de su política. Si a esto le agregamos el incumplimiento consciente de este compromiso, queda claro porqué andamos como andamos. En primer lugar, porque no era ni es la corrupción el problema cardinal del país y porque el combate "legal y moral” de Morena es infructuoso, por tratarse de un mal consustancial al sistema capitalista en el que nos desenvolvemos. Lo que alimenta la corrupción es la idea de hacernos ricos y tener todos los lujos posibles, a costa de lo que sea y por los caminos que sean. Ante un mal endémico, las leyes y la moral no remedian tan grave problema.
Este error de concepción de la problemática nacional, y de cómo resolverla, es lo que ha llevado a López Obrador "a tirar el agua sucia de la bañera con todo y el niño&rdquo, tal y como se comprueba con la eliminación de los fideicomisos, como el Fonden, que ha evitado la ayuda oportuna y suficiente a los damnificados de Tabasco; la cancelación de los programas sociales exitosos como Prospera, Procampo y Seguro Popular, en su vano afán de "acabar con la corrupción”.
Hoy tiene al pueblo de México hundido en una grave crisis económica, social, material y administrativa porque cree que, dado que ahí anida la corrupción, acabar con la realización de obras, con los programas sociales, con organismos descentralizados y recortando presupuestos, acabará con la corrupción. Que está equivocado le dicen los tres ejemplos de corrupción arriba citados.
Urge por tanto recordar al país entero, que el problema cardinal de México es la pobreza, pero contra ella no sólo no se hace nada, sino que ésta se incrementa día a día con las malas decisiones del Gobierno morenista. El ejemplo último: el criminal manejo de la pandemia, que no sólo ha provocado hasta la fecha más de 114 mil muertes, sino que también han incorporado al ejército de los pobres a más de 10 millones de mexicanos. Vamos directo al precipicio.
Urge salvar al país. La única forma legal y segura es ejerciendo nuestro voto de manera libre y consciente, que nos permita llevar al poder a una nueva clase política cuya divisa sea: empleos bien remunerados y para todos, impuestos progresivos, aplicación de la mayoría de los recursos públicos en los (y para los) más necesitados. Al atacar de esa manera la pobreza empezaríamos a construir una nación más libre y más justa, más democrática y más independiente. Morena no lo va hacer porque no tiene claro cuál es el problema, y tampoco sabe cómo resolverlo. Hoy la única organización que tiene diagnosticado perfectamente el problema, es el Movimiento Antorchista Nacional. únete al antorchismo y haz caso a los planteamientos de Antorcha, pues nos llevarán a puerto seguro.
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