MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La columna vertebral de la salud pública en decadencia

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El tema de salud, en los últimos años, ha sido una prioridad en el mundo; uno de los institutos fundamentales para la atención a la salud de los mexicanos es el IMSS, que atiende a 80 millones de beneficiarios, y que fue el motor operativo donde se atendió el reto de la pandemia de covid-19. Pero por qué muchos ciudadanos se quejan de su servicio, si el director del seguro social Zoé Robledo y el titular del Insabi, Juan Antonio Ferrer Aguilar, resaltan que es una institución de excelencia en América Latina. Dos opiniones distintas que ameritan que analicemos su situación.

El IMSS cuenta con 1,499 unidades de primer nivel, de las cuales 1,118 son Unidades de Medicina Familiar (UMF) y 381 son unidades auxiliares, con una antigüedad promedio de 34 y 27 años, cuenta con 21 millones puestos de trabajo de los cuales son 114 mil 510 médicas y médicos generales, especialistas, odontólogos y en formación; con esas cantidades de derechohabientes por médico son exorbitantes, y si analizamos del lado financiero de los médicos que  en promedio su sueldo es de aproximadamente $11,963 mensual que es un seis por ciento menos que el promedio nacional comparado con  (América), los países donde los médicos perciben un mejor sueldo son Brasil, Argentina y Chile con valores entre 28.800 y 38.900 dólares al año; si nos vamos a los valores de las enfermeras y los enfermeros ocurre la misma situación, empleos mal pagados y mucha carga laboral.

Los mexicanos que acuden a realizar largas filas en el IMSS lo hacen porque no pueden pagar otro tipo de hospital por falta de recursos. Un caso en específico es Nuevo Laredo que refleja lo que ocurre en el resto del país, ya que en las últimas tres décadas no ha crecido la infraestructura; el IMCO en su último estudio contabilizó 7.1 camas censables por cada 10 mil habitantes, es decir 294, entre hospitales públicos y particulares, esto ubica a Nuevo Laredo en el lugar 49 de 66 evaluadas.

En lo que corresponde a los hospitales públicos, se tienen cerca de 200 camas censales insuficientes para más de 425 mil habitantes, es decir, una cama por cada 2 mil 125 neolaredenses, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) consideran que deben ser en promedio al menos 4.7 camas por cada mil personas. La cifra se ubica por debajo del promedio en Latinoamérica de 2.1 camas por cada mil habitantes.

En este sentido, la Secretaría de Salud federal (Ssa) considera que lo mínimo adecuado para esta ciudad sería de al menos 400 camas censables. Además, el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), refiere que Nuevo Laredo tiene 33.8 profesionales de la salud por cada 100 mil habitantes, por lo que ubica a la ciudad en el lugar 58 de 66 evaluadas.

El 55.7 por ciento de los neolaredenses reprobó a los hospitales públicos locales ante el pésimo servicio que prestan, derivado de la falta de camas, equipo y personal, colocándose dentro de las 21 ciudades (de 75 evaluadas) con peor calificación a su infraestructura hospitalaria en el país, de acuerdo a la última Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Otra de las deficiencias del IMSS es la falta de especialista y este panorama de escasez y desabasto se amplía a los medicamentos, que, a pesar de la exigencia constante de los derechohabientes y familiares para surtir sus recetas, pues sin la medicina su salud puede complicarse y poner en riesgo su vida, especialmente a los crónico-degenerativos, como diabéticos, hipertensos, renales, oncológicos, entre otros los cuales deben de costear sus tratamientos y trasladarse hasta otros hospitales.

Todo esto sucede en una ciudad fronteriza en notable aumento y con gran comercio internacional, esto es una contradicción que se agudiza. El IMSS brinda atención médica a seis de cada 10 mexicanos siendo la columna vertebral del sector salud y que no tenga lo necesario para atender el bienestar de los mexicanos es una calamidad. Tristemente se ven en los pasillos a los enfermos que no tienen ni cama donde instalar a los enfermos, como es el caso de la señora Reyna Agapito que lleva más de una semana sentada en una silla porque no hay camas disponibles, esperando el turno para operación sin saber en qué momento sus riñones dejarán de funcionar y tal vez ella quede ahí sin haber recibido la atención necesaria, pese que su esposo e hijos son trabajadores que les retienen parte de su salario para recibir la atención.

Ante tan terrible situación que se vive en el país y que recae en centros de atención, sobre todo en los de salud, es que Antorcha pide una justa repartición de nuestros impuestos para que se inviertan en desarrollo y bienestar para la población, en este caso contar con un servicio social que cuente con lo necesario para que pacientes como la señora Reyna reciban el trato que se merecen.

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