“En 2011 el congreso mexicano reconoció el derecho a toda persona mexicana a la alimentación”. Escasos diez años han transcurrido de esa promulgación, pero en la realidad el rezago alimenticio de los mexicanos es ancestral, de la mano de los bajos salarios y el incremento de los precios. y consecuentemente el aumento de la obesidad de la población.
Si en México alimentarse es ley, en la mesa de la población deben consumirse alimentos que le permitan obtener nutrientes para desarrollar energía para estudiar, trabajar, ejercitarse y desarrollarse con una dieta a base de carne de res, cerdo, pollo, pescado, leche, quesos, frutas que son ricas en vitaminas A y C, y minerales como magnesio, potasio, fibra y antioxidantes: plátano, naranja, sandia, guayaba, pera, manzana, piña, etcétera. Con las verduras se obtiene una importante cantidad de fibra: acelga, calabaza, coliflor, chayote, espinacas, tomate, lechuga, nopales y muchas más. Fuera del país se reconoce la riqueza nutritiva y gastronómica de la comida mexica que a la UNESCO la considera patrimonio de la Humanidad.
Sin embargo, para los mexicanos, adquirir los alimentos señalados en la lista resulta inalcanzable, contadas las veces se consumen porque tan solo entre el gas LP y alimentos se termina la quincena que reciben por su trabajo. De acuerdo al Inegi la inflación, provocada por el desequilibrio entre la producción y la demanda, causa una subida continua de los precios de la mayor parte de los productos y servicios, y una pérdida del valor del dinero para adquirirlos o hacer uso de ellos se ubicó en el 6.2%, muy por arriba de lo previsto por el Banco de México, pronosticado en un 3% anual.
Según el Banco de México, van siete meses consecutivos con la inflación fuera de rango: el gas LP incrementó 20.63%, el elote 35.89%, la cebolla 27.05%, el melón 18.44%, chile serrano 14.42%, jitomate 13.06%, chile serrano 14.42%, limón 9.26%, piña 7.33%, y la papaya 5.84 y de acuerdo con el Coneval, en lo que va de la administración de López Obrador, el precio de la canasta básica sé incrementó en 11.06%. De diciembre de 2018 abril de 2021, la canasta alimentaria urbana pasó de mil 344.23 pesos a mil 586.96, y en el medio rural pasó de mil 586.96% a mil 759.59 pesos, a pesar a que contiene menos alimentos como maíz, leche, huevo, frutas y verduras.
Sin caer en la unilateralidad, criticando sin reconocer los “logros” del gobierno de la 4T que ahora administra la riqueza del país debería alertarse y preocuparse seriamente por instrumentar programas urgentes y efectivos para revertir esta pésima condición alimentaria de la población, no sólo regalando tarjetas o repartiendo dinero de manera directa a través de sus Servidores de la Nación, que sirven más para comprar conciencias que para resolver de fondo el problema de la pobreza y de la injusta distribución de la riqueza.
Es de sobra conocido que nuestro país se encuentra entre el top 3 de las naciones de América latina y el caribe con mayor desigualdad salarial. En 2019, de acuerdo con un Informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, el 10% de los más ricos del país captaron el 59% de los ingresos y sólo el 1% captó el 29%, asimismo, el informe revela que 50 empresas que operan en México concentran el 40% de PIB, lo que les permite imponer decisiones al estado para ejercer monopolios y cobrar tarifas excesivas, como Telmex por ejemplo, que perjudican principalmente a los más pobres, reduciendo igualmente la población de clase media.
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