MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La 4T prometió sin éxito acabar con la corrupción

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Leyendo el libro De la Esperanza a la decepción del ingeniero Aquiles Córdova Morán, dirigente del Movimiento Antorchista Nacional, publicado por Editorial Esténtor en 2023, uno puede ver que ya desde que el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y Andrés Manuel López Obrador (AMLO) gobernaron la Ciudad de México, ahí se señalan los actos de corrupción de los que hoy día ostentan el poder y dicen ser incorruptos, como el del video gate (donde aparece el secretario de Gobierno del Distrito Federal René Bejarano Martínez recibiendo dinero del empresario argentino Carlos Ahumada).

Córdova Morán nos dice que un partido que recibe dinero de los poderosos es un partido que no representará a los pobres de este país sino a quien lo financia.

Y hoy día ya lo estamos viendo: Morena está gobernando para los ricos de este país; los magnates mexicanos se han hecho más ricos, y el hecho de que AMLO expropie un pequeño terreno de golf o exhiba por deudor al fisco a un empresario no significa que se esté cambiando el sistema social; es sólo un disimulo o artimaña para despistar al pueblo de todo lo que está pasando en cuanto a corrupción y la inseguridad.

También me llamó la atención cuando habló sobre el poder que va adquiriendo el PRD entre 2000 y 2010 (hoy en su mayoría son morenistas) en varios estados del país, Ciudad de México, Zacatecas, etcétera. Y sobre de esto dice “Primero, los del PRD se presentan a sí mismos como el partido del pueblo, el partido de la izquierda mexicana, el que representa a las clases trabajadoras de nuestro país (…) es decir, la primera idea que el PRD quiere sembrar en la cabeza de los mexicanos es que busca el poder para resolver los problemas de la gente trabajadora de nuestro país (…) Segundo, los del PRD enarbolan como su bandera la honestidad; en sus discursos, ellos han sido los críticos más insistentes, persistentes, incisivos y agresivos para denunciar la corrupción de los partidos rivales… son ellos quienes más han insistido en que la corrupción es un cáncer para la sociedad, en que es responsable de que el pueblo de México no salga de la pobreza, la desigualdad y la marginación en que vive; por lo tanto, han dicho que cuando lleguen al poder van a combatir la corrupción, le van a declarar una guerra sin cuartel y van a meter a la cárcel a los corruptos y ladrones para que en este país las cosas se compongan” (páginas 30 y 31 del libro ya citado).

Las citas son muy claras: prometieron solucionar los problemas de la gente y no resuelven nada, ni se les escucha, y si alguien critica al actual Gobierno, llámese familiares de Ayotzinapa, madres que buscan a sus hijos desaparecidos, padres de niños con cáncer, feministas, antorchistas, etcétera, que quieren que el presidente los escuche y les solucione sus problemas, los llaman enemigos de su Gobierno y conservadores, y no los atienden.

También prometieron que de llegar al poder la corrupción se acabaría, porque a todos los corruptos los meterían a la cárcel para parar este mal de nuestra sociedad ¿y qué ha pasado ahora que ya están en el poder? Nada, sigue la corrupción, como se puede comprobar con el siguiente caso: “La ex Secretaria de Energía de López Obrador y candidata de Morena al gobierno de Veracruz, Rocío Nahle García, habita en esta zona conurbada desde diciembre una residencia valuada en unos 40 millones de pesos”.

Cuando se dice que se gobierna para la gente pobre, pero el Gobierno hace todo lo contrario, aunque se tenga cierto respaldo popular, tarde o temprano, se caerá el invento.

“Alejada cada vez más del pueblo veracruzano, Rocío Nahle buscó una casa para vivir durante la campaña, cuando se encuentre en esta zona de Veracruz y Boca de Río, el fraccionamiento más costoso y exclusivo de todo el estado” (Notiver, 15 de marzo de 2024). Se le acusa de no justificar el cómo o el dinero con que adquirió una propiedad. He ahí la honestidad de la que tanto presume el presidente de los mexicanos.

Además de este hecho bochornoso, donde vemos cómo el poder se utiliza para el enriquecimiento personal y para apuntalar al partido en el poder, ya se vio lo mismo con Delfina Gómez, con Pío López Obrador, con los mismos hijos de AMLO, con el caso Segalmex, etcétera. En todos estos casos, en lugar de encontrar por parte del presidente de México una respuesta crítica y consecuente para hacer justicia, para que, sea quien sea el que cometa los actos de corrupción reciba un castigo de la justicia mexicana. En lugar de esto, encontramos omisión y negligencia. 

En lugar de aplicar justicia, el presidente se la pasa por el arco del triunfo y dice “estos hombres que son acusados de corruptos (como Rocío Nahle), son honestos, ella es una mujer honesta” y con eso quiere borrar la corrupción que, en vez de acabarse en la Cuarta Transformación, se ha incrementado.

Con este último caso de corrupción se confirma lo que dijo en su libro Aquiles Córdova: que la bandera de lucha contra la corrupción y de llamarse a sí mismos (los morenistas) los más honestos, no es otra cosa más que una simple pose para engañar incautos y ganar votos, esa es la verdad.

Cuando se dice que se gobierna para la gente pobre, pero el Gobierno hace todo lo contrario, aunque se tenga cierto respaldo popular, tarde o temprano, se caerá el invento, y los impolutos se verán en cueros como ya está sucediendo, por eso yo los invito, sobre todo a la gente pobre de Nayarit, a que juzgue la realidad con ojo más crítico y para que se unan a Antorcha, para que juntos evitemos que se siga engañando a la gente con la falsa bandera contra la corrupción.

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