MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Juegos de violencia y la juventud: más allá de las pantallas

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La tarde del miércoles 4 de octubre se vivió en el municipio de Ramos Arizpe un terrible acontecimiento: un alumno atacó a puñaladas a su maestra en plena clase en la Escuela Secundaria General N° 1 “Rubén Humberto Moreira Flores”.

La maestra fue atacada por un joven alumno de tan solo 14 años. Me parece pertinente mencionar esto como una introducción para hablar de la violencia con la que conviven los jóvenes, y cómo este contacto los puede llevar a cometer ese tipo de actos delictivos.

En la era digital en la que vivimos, los videojuegos se han convertido en una forma de entretenimiento muy popular, especialmente entre los jóvenes. Títulos como Free Fire y Call of Duty a menudo ocupan un lugar destacado en la lista de juegos más jugados y discutidos. Sin embargo, a medida que ganan popularidad, también surge una preocupación creciente sobre el aumento de la violencia entre los jóvenes que los juegan. 

Esta violencia dista mucho de los valores y comportamientos que esperamos del futuro de nuestro país. Es innegable que los juegos de violencia contienen escenas gráficas y representaciones de combate que pueden ser perturbadoras para algunas personas. Además, los juegos en línea como los mencionados a menudo fomentan la competencia, lo que podría llevar a comportamientos agresivos o incluso hostiles en ciertos casos.

La violencia juvenil es un problema complejo y multifacético que no puede ser reducido a una sola causa como los videojuegos.

Ciertamente, no se le puede atribuir el aumento de la violencia en los jóvenes únicamente a estos juegos; sería un error simplista y estaríamos ignorando las contradicciones del sistema capitalista en que vivimos. La violencia juvenil es un problema complejo y multifacético que no puede ser reducido a una sola causa como los videojuegos.

Existen numerosos factores sociales, económicos y personales que contribuyen a la violencia en la juventud, como la falta de oportunidades, la influencia del entorno familiar y la exposición a la violencia en los medios de comunicación en general. Culpar exclusivamente a los videojuegos pasa por alto estos factores subyacentes y simplifica en exceso un problema importante.

En lugar de centrarnos en prohibir o culpar a los videojuegos, debemos abordar la violencia juvenil de manera más objetiva. Esto implica que el gobierno invierta en programas de prevención de la violencia, mejore la educación y el apoyo a la salud mental; fomente un diálogo abierto entre padres y jóvenes sobre el contenido de los medios de comunicación y su influencia, además de promover el arte, el deporte, la sensibilidad y la disciplina.

Es esencial que la industria de los videojuegos siga siendo consciente de su responsabilidad social y continúe trabajando en prácticas éticas de diseño de juegos, si bien es injusto y simplista culparlos por la creciente violencia entre los jóvenes. Es importante abordar este problema desde una perspectiva más amplia y considerar todos los factores que contribuyen a la violencia en la juventud. Al hacerlo, estaremos en una mejor posición para encontrar soluciones efectivas y construir un entorno más seguro y saludable para las generaciones futuras.

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