La revista Buzos de la noticia publicó un reportaje de la analista internacional Nydia Egremy titulado “Palestina: del infanticidio gradual a la matanza intensiva”, en el que se lee: En Israel “con su represalia militar, iniciada el 7 de octubre de 2023, la violencia infanticida escaló con el asesinato de 14 mil niños y la desaparición de otros 4 mil.
El 70 % de los más de 34 mil adultos asesinados ha sido mujeres y los sobrevivientes no tienen dónde vivir porque la infraestructura urbana fue destruida en un 80 %”.
Repito, para que no se nos pase, lo que dice: “la violencia infanticida escaló con el asesinato de 14 mil niños”. Escaló quiere decir que, desde hace años, o desde 1948 para ser más precisos, el gobierno de Israel asesina niños palestinos.
Esto quiere decir que el infanticidio en Gaza impulsado desde el gobierno de Israel y Estados Unidos no es nuevo: es tan viejo como la ilegal ocupación del territorio de Palestina, impulsada por Estados Unidos y la OTAN.
Sigue el texto de Buzos:
“Este respaldo explícito al genocidio israelí en Palestina lleva más de siete décadas. El 9 de abril de 1948, Estados Unidos y sus aliados cerraron los ojos a la masacre en Deir Yassin, donde tropas israelíes mataron a 262 palestinos, destriparon a mujeres embarazadas y decapitaron a 30 bebés”.
Un mes después, Washington celebró la proclamación del Estado de Israel.
Se sabe, porque además lo hacen público sin ningún problema, que Estados Unidos le ha dado sumas excesivas de dinero a Israel para financiar uno de los ejércitos más poderosos del mundo: se dice que desde 1948 hasta 2023 le han regalado 130 mil millones de dólares.
Ese ejército israelí se lanza y ataca con todo tipo de armas a Palestina, que es un pueblo hambriento, sin trabajo, sin escuelas (porque se las han destruido), sin hospitales (porque Israel también se los ha destruido) y sin tierra, porque los han expulsado desde hace 70 años.
Desde el 7 de octubre, cuando inició la masacre de Israel contra Gaza, las organizaciones no gubernamentales sostienen que se ha asesinado a 34 o 35 mil personas. Esto implica que cada día mueren 165 palestinos, todos ellos asesinados por las balas y los misiles de Israel.
Esto, desde luego, ha generado protestas gigantescas en todo el mundo. Casi en todos los países de todos los continentes hemos visto marchas de cientos de miles de personas contra el genocidio en Gaza. Es decir, hay una indignación mundial contra Israel y contra el gobierno de José Biden, de Estados Unidos, que los apoya incondicionalmente.
En los últimos días, hemos visto a los estudiantes de importantes universidades de Estados Unidos uniéndose a las protestas, para lo cual hacen campamentos al interior de sus instituciones. Vimos las protestas juveniles del Colegio Emerson, la Universidad George Washington, o de la Universidad de Columbia y Nueva York, en Nueva York, la Universidad del Sur de California, de la Universidad de Yale, del Instituto Tecnológico de Massachusetts y de la prestigiosa Universidad de Harvard, en Boston. Y muchas otras más. La lista es demasiado larga.
Omar Carreón Abud, en su artículo “Actualidad de las libertades en Estados Unidos”, publicado en la revista Buzos, dice:
“Las exigencias de la protesta incluyen el fin de la matanza de palestinos en Gaza, el cierre del campus de la Universidad de Nueva York en Tel Aviv, ciudad muy importante de Israel, y que la universidad deje de financiar a fabricantes de armas que proveen a Israel”.
Pero la Policía estadounidense desalojó las protestas de todo tipo, las prohibió y se enfrentó y golpeó a los estudiantes rebeldes, como si se tratara de criminales o terroristas.
Así es como Estados Unidos le demuestra al mundo que está de acuerdo en que Israel asesine a los palestinos, mate a los niños palestinos, los corra de su tierra y se imponga el dinero de los grandes empresarios israelíes, que tienen intereses económicos en todo el mundo. Todo esto es necesario que lo sepan los trabajadores de México y que, como muchos pueblos, nos sumemos a la denuncia del genocidio.
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