MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Incremento al salario mínimo, una vacilada para la clase obrera

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“Les tenemos una buena noticia, muy buena noticia, y quiero aprovechar para agradecerle al sector obrero y de manera muy especial al sector empresarial porque ya llegaron a un acuerdo para el aumento al salario mínimo. Hoy, muy temprano, se reunieron y hay consenso, es decir, sector obrero, sector empresarial y gobierno coinciden”, decía, muy alegremente, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador hace un mes en una de sus conferencias mañaneras en Palacio Nacional. El salario mínimo a partir de este año será de 207 pesos diarios. 

Con este anuncio, dijo el mandatario, los obreros mexicanos están felices, porque según él, “en términos reales” el salario en su administración ha tenido incrementos muy “significativos”.  Nada más falso, otros ex presidentes de los llamados de la mafia del poder, en el ejercicio de su administración, promovieron también incrementos exorbitantes a los salarios, y no por ello aumentó el poder adquisitivo de los trabajadores.

Veamos, por ejemplo, en el gobierno de José López Portillo,que inició en 1976, y con problemas críticos en la economía del país, el gobernante promovió varios incrementos al salario mínimo, muy grandes y significativos en su sexenio, pasando de los 78.60 pesos a los 364.00, con un incremento espectacular del 364 por ciento, y de todos modos la miseria y pobreza de la clase obrera no fue superada. 

Ahora que los mexicanos sufrimos graves problemas económicos por una inflación desatada, que en más de dos décadas no se presentaba en nuestro país, de más del ocho por ciento, el incremento del 20 por ciento a los salarios para este 2023 no significa nada; es una vil burla a la deteriorada economía de los trabajadores.

López Obrador podrá decirnos que estamos muy bien, (dado que, según él, éste 2023, superaremos a la economía de los españoles), pero la realidad es otra, y eso se ve y se siente diariamente en la economía de las modestas familias mexicanas. Un dato, en el año de 1976  con un salario mínimo podíamos comprar 27 kilos de tortillas, ahora con el último incremento al kilo de este alimento básico de los mexicanos, apenas alcanzamos a comprar 9.4 kg. 

¿Y la adquisición de la canasta básica? Imposible que la pueda adquirir una familia de trabajadores, esa canasta que anunció, hace algunos años en tierras potosinas, el Peje, que contiene 24 productos, entre ellos, carne de res y de pollo, embutidos, pescado, pan dulce y más, que desde hace mucho tiempo estos productos no se encuentran en la dieta de los mexicanos, y que tiene un costo de 1030 pesos. 

Hoy los pobres en México son más pobres, pese a que nuestra economía es una de las 20 más importantes de México, y que los grandes magnates mexicanos se han vuelto más ricos en este sexenio de la 4T. Según la revista Forbes, Carlos Slim, dueño del grupo Carso, uno de los más poderosos del mundo, posee una riqueza de más de 52 mil millones de dólares, o Ricardo Salinas Priego, del grupo Banco Azteca, que posee una riqueza de más de 12 mil millones. Y, en contra parte, según datos del Coneval, los pobres pasamos de 51.9 millones a 55.7, casi cuatro millones, que este inicio de año la mayoría de los mexicanos empezamos con carencias económicas.

El incremento a los  salarios no deben ser dádivas o concesiones de las clases gobernantes o de los dueños del capital; el aumento del salario debe ser una de las banderas de lucha de los trabajadores con el fin de agrupar, organizar y concientizar a sus similares por una lucha más a largo plazo y que represente genuinamente a sus intereses y fines más superiores, que es el cambio de modelo económico del país, para alcanzar no sólo un justo incremento salarial; sino por mejores condiciones materiales de vida, y una sociedad más justa y de bienestar para todos. 

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