MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Hueytamalco, pobreza y desamparo de sus autoridades

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Hueytamalco es un municipio con alto grado de marginación. Enclavado en la Sierra Nororiental, su clima de transición del frío del norte al cálido del golfo permite la producción de café, plátano, naranja y maíz; su gente es muy trabajadora. Sin embargo, su riqueza natural y la cualidad trabajadora de sus pobladores no son sinónimo de bienestar, ni mucho menos de justicia social.

Al igual que a nivel nacional y estatal, las condiciones inhumanas en las que viven muchos de sus pobladores se han acentuado, al grado que un 79.85 por ciento de su población se encuentra en situación de pobreza, según reporta el Consejo Nacional de Población (Conapo) al medir el índice de marginación 2015.

Las condiciones precarias que imperan en el municipio y que se ensañan con mayor intensidad en el 30 por ciento de los habitantes que padece pobreza extrema, han impulsado a sus habitantes a manifestar su inconformidad contra la autoridad municipal por la falta de atención a sus necesidades básicas.

De 26 mil 689 habitantes que reporta el INEGI en su censo 2010, el 82 por ciento tiene ingresos inferiores a la línea del bienestar y, de éstos, unos 10 mil 327 pobladores con ingresos inferiores a la línea de bienestar mínimo; aunado a ello, la carencia de más de la mitad de población de acceso a los servicios básicos para las viviendas, a la salud y a la educación, lo que se traduce en condiciones deplorables que no le permiten al hueytamalquense tener una vida decorosa tanto material como espiritual.

Ante este panorama, el pasado 12 de marzo de 2014 un grupo de pobladores organizados en el Movimiento Antorchista entregaron al presidente municipal, Rubén Martínez Castillo, un pliego de demandas, en el que se plasman las necesidades más apremiantes como servicios básicos, dignificación de la vivienda, rehabilitación de caminos, electrificaciones, aguas potables y apoyos al campo y a la educación; todas, claro está, con beneficio hacia toda la población y no sólo al grupo que solicita la atención.

Como se trataba de la nueva administración los pobladores dejaron pasar un periodo prudente para que la autoridad municipal analizara el pliego y diera respuesta, si no a todas las demandas, por lo menos a las más urgentes una respuesta positiva. Para la segunda gestión, el alcalde recibió al grupo y se comprometió a que en un mes daría respuesta a las peticiones.

Han transcurrido ya más de dos años desde aquella promesa y la solución no ha llegado, no porque los habitantes organizados hayan dejado en el olvido la gestión, sino porque la administración municipal se ha negado a atender, a recibir y a resolver. Los antorchistas de Hueytamalco han realizado más de una decena de visitas, mítines y, en últimas fechas, han intensificado las actividades de denuncia pública ante la falta de solución. La lucha de los antorchistas no es, como ya se mencionó antes, en beneficio de un grupo pequeño, es por obras y apoyos que están dentro del marco legal que le permite al Ayuntamiento dar prioridad a las obras que abatan el rezago social y, por lo tanto, que beneficien a un número importante de familias. A pesar de la resistencia del edil y la insensibilidad ante el panorama de marginación e injusticia, los antorchistas no claudican en la lucha y continuarán exigiendo que se atiendan las necesidades más apremiantes, porque es justa la petición.

La realidad ha mostrado que sólo organizados y unidos se pueden mejorar las condiciones de vida, prueba de ello es lo que ha logrado la organización para el municipio en los últimos cinco años, gracias a las gestiones a nivel estatal y nacional y al trabajo de los diputados federales antorchistas: cinco pavimentaciones con concreto hidráulico sobre principales calles y caminos, que tiene garantizada calidad y durabilidad, dos rehabilitaciones de brecha que permiten la comunicación entre varias comunidades, 66 paquetes de materiales para la construcción de la vivienda, más de 364 toneladas de fertilizante que le permitirá al campesino mejorar su producción, aumentar la cosecha y mejorar sus ingresos, la instalación de dos escuelas de nivel medio superior, entrega de láminas y otros apoyos.

La única solución ante la situación de pobreza, como lo ya reiteró nuestro líder nacional, el Maestro Aquiles Córdova Morán, es que el pueblo se organice, forme el partido del pueblo trabajador y tome el poder político para aplicar un proyecto que rinda frutos a las grandes mayorías depauperadas, con empleo para todos, salarios dignos, una política fiscal donde paguen más quienes más ganan y una distribución de la renta nacional hacia a los sectores más desprotegidos. De ahí la necesidad de no ceder en la lucha y continuar construyendo la organización que realizar un cambio rotundo en el país.

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