MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Gobiernos indiferente ante la desigualdad social en Sonora

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No todos hemos enfrentado de la misma manera la emergencia sanitaria por la covid-19, las afectaciones y los estragos han sido de diferente magnitud en cada hogar y familia, según las posibilidades económicas en las que se encuentren; por tanto, una inmensa mayoría de familias ha sufrido los peores estragos, carencias y dificultades durante estos ocho meses de contingencia; aunque no nos deben de dejar de asombrar los daños y secuelas en la salud que nos ha dejado la covid-19, los peores daños han sido económicos y han repercutido directamente en los bolsillos de los más humildes.Ante esta tragedia económica qué han hecho los gobiernos para ayudar a su pueblo: nada, y en raras excepciones muy poco.El sector empobrecido de la sociedad ha sido más golpeado y sacudido económicamente, resultado de la profunda y aguda desigualdad social en la que está sumergido nuestro país y no se nos puede acusar a los pobres de berrinches, chillones o exigentes por atrevernos a pedir ayuda gubernamental cuando los gobiernos no tienen dinero; pero esos gobiernos de ahora y de antes son los responsables de esta humillante desigualdad social en la que vive el pueblo trabajador, estos han permitido la excesiva concentración de la riqueza y el incremento desmedido de la pobreza, como el monstruo que se espanta de su propia sombra.

La desigualdad social en Sonora está muy marcada claramente entre los que tienen la posibilidad de seguir enfrentando la pandemia y los que viven con incertidumbre de no saber si mañana tendrán algo en la mesa para subsistir.De los 3 millones de sonorenses, tenemos 351 mil con rezago educativo; 387 mil personas con carencias de acceso a la salud; un millón 255 mil sin acceso a la seguridad social; 655 mil sin acceso a una buena alimentación, y hoy con la pandemia esta cifra se duplicó son más de un millón de personas las que padecen hambre en el estado; 264 mil personas cuya vivienda está en mal estado o definitivamente no tienen, y 328,000 personas no tienen acceso a los servicios básicos.Este rezago social muestra, con datos oficiales, la gran desigualdad social en la que vivimos y es el resultado del mal manejo durante décadas de las políticas públicas de un modelo económico neoliberal que todo lo ha dejado a la voluntad de la iniciativa privada, respaldado por políticos de diferentes trienios y sexenios, que permitieron ir fomentando el abismo económico tan marcado entre dos clases sociales antagónicas que hoy es sorprendente y vergonzante a la vez.

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Basta ver todos los días esas miles de familias que no tengan qué comer, qué vestir y dónde vivir, que no puedan curarse, transportarse y viven en lugares insalubres, carentes de todos los servicios básicos; esta población es la más sufrida, realidad que nadie puede negar ni ocultar, ahí está frente a nosotros, diario nos golpea el rostro y nos toca el corazón.Los gobiernos deben aceptar su responsabilidad histórica, asumir las consecuencias y resolverlas, eso implica realizar cirugías mayores en la forma de cómo se recaba y se reparte el presupuesto anual.No se puede seguir dejando como una opción si se aplican o no recursos a los sectores más necesitados: se debe aplicar el mayor presupuesto posible a la población vulnerable, invirtiendo en la zonas más marginadas del país, en servicios básicos, en el embellecimiento las zonas urbanas y rurales marginadas, en la generación de empleos tanto en la empresa privada como pública, en dar trabajo a todos aquellos que puedan laborar y pagar salarios que alcancen para la canasta básica del trabajador y su familia, en implantar una recaudación fiscal progresiva, que paguen más impuestos los que más tienen o ganan más, es decir, aplicar una política económica altamente productora, recaudadora y lo más distributiva posible.

Por eso, ningún gobierno de derecha, centro o pseudo izquierda que han estado en el poder nacional han querido hacer cirugía mayor, porque para hacerlo se requiere de otro nuevo modelo económico, en el que participen los empresarios, el gobierno y los trabajadores, en el que todos estén inmersos durante el ciclo de la producción, circulación, consumo y aplicando una distribución equitativa de las utilidades.Ya nos dimos cuenta de que una mala distribución de la renta nacional y las utilidades genera una profunda desigualdad social, situación que impide jalar parejo en momentos difíciles como los que estamos viviendo, por eso los discursos de los gobiernos no concuerdan con la realidad, se contraponen, haciéndose fantasiosos, ilusorios y poco serios.Hasta ahora esta tarea está pendiente y hay que trabajar para que un día podamos hacer una mejor distribución de la riqueza nacional, crear una sociedad menos desigual, acabando con el rezago social y una sociedad más justa para todos.

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