Me parece oportuno insistir a mis compañeros antorchistas de Campeche y de todo el país algo que ya he dicho en otras ocasiones: la importancia que tiene que sepamos apreciar los resultados de los políticos por encima de los discursos. Esto es aplicable a todos (no solo a los políticos) y en todas las formas, es aplicable no solamente a los funcionarios o a los que tienen el poder, al nivel que sea, sino para todos los que hacen política o activismo social; el hombre es lo que hace, y no lo que él dice, ni lo que los otros dicen de él.
Pero sobre todo es importante verlo en los funcionarios, porque solo ellos pueden tomar las acciones para mejorar al país, ya que es su obligación (su mandato) y puesto que ellos manejan el presupuesto, y es importante verlo al detalle y con responsabilidad porque, al final de cuentas, lo que ellos hagan o dejen de hacer es en realidad culpa o mérito nuestro, puesto que nosotros somos los que decidimos con nuestro vota cada tres o seis años, quiénes y de qué modo van a elaborar y votar las leyes, a ejecutarlas, o sea, a decidir los destinos del país.
El hombre es lo que hace, y no lo que él dice, ni lo que los otros dicen de él.
Un solo ejemplo (de los que hay por montones) nos puede ayudar a ver y sentir esa responsabilidad: en su último informe de Gobierno, el aún presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que cumplió su promesa de mejorar el sistema de salud, y lo que en ocasiones anteriores era una promesa que nadie creía y causaba solamente befa, en su informe dejó de ser promesa, y aseguró que “la atención de la salud en México no es como en Dinamarca, es mejor”, tal y como lo prometió al inicio de su sexenio, que “ofrecimos esto y lo estamos cumpliendo”. ¿Qué pueden sentir ante semejante atrevimiento los mexicanos a quienes se les murió un familiar en el sistema de salud por falta de atención o de medicamentos o utensilios?, ¿qué los que pasan horas esperando ser atendidos, para encontrar que no hay espacio, ni camas ni doctores ni nada para atenderlo, curarlo y salvarle la vida?, para ellos (conozco muchos y yo misma lo he sentido) deja de ser una anécdota, una afirmación que causa burla, o un desliz del presidente similar o tal vez un poco peor que los de los políticos de siempre, para convertirse en indignación, en ira y rencor, en ganas no solo de mandarlo al diablo por semejantes burlas, sino de castigarlo por todo el daño que ha causado…¿o no?
Pues esa indignación, ira y ganas de castigar también se deben aplicar a nosotros mismos, pues es nuestra culpa. La de unos, los más responsables, los que decidieron votar nuevamente por los candidatos de Morena y sus aliados, entregándoles ahora la mayoría calificada para reformar nuestra Constitución, tremendo poder, ya lo estamos viendo con la aprobación de la llamada Reforma al Poder Judicial (de la que hablaremos en otra ocasión), que pueden usar y lo van a hacer sin duda para muchas otras cosas, las cuales nos van a afectar, para bien o para mal, pero que, he ahí la importancia de ver los resultados y no los discursos, no tenemos que adivinar ni engañarnos pensando que, ahora sí se van a hacer bien las cosas, porque nos lo están prometiendo, del mismo modo que AMLO prometió un sistema de salud mejor que el de Dinamarca.
¿Cuántos lo hicieron de buena fe, creyendo los discursos de AMLO y aliados y cuántos solo por conveniencia? Es difícil saberlo, pero, sin duda, todos omitieron dar más importancia a los resultados, no las promesas, ni los discursos, ni los “otros datos”, sino los evidentes resultados, verdaderos contantes y sonantes que están, además, delante de todos los que los quieran ver y que, como ya dije, a muchos los ha golpeado en el alma en la forma de familiares muertos, o en la pobreza, inseguridad y un sinfín de malestares que nos agobian.
Con todo respeto para los mexicanos beneficiarios de los programas sociales bajo su forma actual de entrega de dinero en efectivo, programas que son mucho menores, y menos eficientes para combatir a la pobreza, pero que se sienten más (esa es la magia de las entregas de dinero) y les hacen creer que eso basta para hacer justicia social y llevar al país adelante, es apropiado que vean hoy cómo estamos y lo que va a suceder en los siguientes años. Ya sabrán valorar, cada quien, si realmente son votantes legítimos, o si lo hacen solamente por la necesidad del programa o por lo que les hayan entregado extra por su voto.
La responsabilidad de los que no votaron por ellos, consistiría en no haber intentado o logrado enseñar a los demás la verdad y hacerles comprender los terribles resultados de esa actitud de no valorar más los resultados que los discursos. Unos y otros pueden y deben corregir, porque va a ser necesario.
Puse en esta ocasión solo un ejemplo de la contradicción grosera y perniciosa entre el discurso y los resultados de quienes vuelven a quedarse con el poder de la nación, pero es conveniente, como dijo el Dr. Abel Pérez Zamorano, “no solo emitir juicios de valor sin dar soporte con datos de fuentes reconocidas”, recordando que en diversas ocasiones su servidora y nuestros compañeros antorchistas en Campeche y en el país, hemos detallado con escrupulosidad muchos de esos datos, no nos hemos quedado solamente en las afirmaciones, pero, para complementar lo ya dicho, amable lector, le recomiendo que vea la emisión del programa “Lo Marginal en el Centro” que emite por televisión y redes sociales el Canal 6, la del miércoles 11 de septiembre, en el que precisamente el Dr. Abel Pérez hace un recuento de los más importantes de estos datos que demuestran los verdaderos resultados de la llamada Cuarta Transformación, en oposición casi diametral al discurso de AMLO. Este programa lo puede ver en https://www.facebook.com/canalseistv/videos/1284795992684701 y lo invito a que no se pierda el del próximo miércoles 18 en el que se emitirá la segunda parte.
No es fácil construir una nación justa, ni transformar la que hoy tenemos para llevarla adelante, pero es necesario aceptar que sí es posible, y que, aunque sea difícil y tardado, los resultados del gobierno se pueden y deben notar inmediatamente, no se necesitan seis años ni doce para demostrar esas intenciones con logros reales. Los antorchistas lo sabemos porque ya hemos sido gobierno, y los gobiernos antorchistas no han sido solo de discursos, sino de resultados, muy importantes y trascendentes resultados. De manera que no los invito a imaginar sino a ver la abismal diferencia que existe entre lo que dicen y hacen AMLO y compañía, contra lo que dice y hace Antorcha Campesina.
Tal vez podamos, aquí sí, imaginar lo que podrá hacer el pueblo organizado con el poder de la Nación cuando se convierta en fuerza política y se ponga a gobernar, como se lo propone el Movimiento Antorchista.
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